Sweet Pain | Gay |

Extra

Toda la familia corría de un lado para otro llenos de nervios, ese día era la boda de Sage y Evan, sería bastante pequeña solo con los más allegados a ambas familias.

Sky no había parado de llorar mientras terminaba de vestir a su nieto.

—papá ¿no quieres que te ayude?—se ofreció Lee desde el sillón.

—no cariño, tú quédate ahí donde estás, yo me encargo.

Lee sonrió y asintió, y es que justo ahora se encontraba ya en su octavo mes de embarazo y desde Jackson hasta sus padres y absolutamente todo el mundo lo cuidaba como a un cristal.

—¡Sage! ¡¿Estás listo?!—gritó Sky cuando terminó de colocarle su chalequito a Jacob.

—¡ya casi!

Minutos después, Sage, Atenea y Kenya bajaron las escaleras apurados, Sky levantó la mirada viendo a su hijo con su hermoso traje blanco prado en el último escalón.

—¡mi amor! ¡Te ves bellísimo!

Rápidamente corrió hacia él para abrazarlo, Sage le correspondió sintiendo los espasmos de su padre provocados por el llanto.

—papá, no llores.—pidió sintiendo como el nudo comenzaba a formarse en su garganta también.

—dios... mi niño.

—¡familia! ¿Están todos listo?

Erick entró a la casa y se encontró con su esposo abrazando a su hijo, al igual que Sky, sus ojos rápidamente comenzaron a lagrimear.

—hijo, te ves precioso.—se acercó y se unió al abrazo, todos los demás los veían con sonrisas enternecidas.

Minutos más tarde ya se encontraban en el lugar de la boda, un precioso jardín lleno de verde e infinidad de flores de colores.

Sage se sentó junto con Jacob en la primera fila de sillas, Sky se sentó detrás de ellos junto a Jackson mientras Erick se encontraba al principio del pasillo junto con Sage, listo para llevarlo hasta el altar.

Evan estaba más que nervioso junto al juez que oficiaría la boda, sus dedos jugaban entre sí mientras su pie daba golpecitos en el piso, lo único que lo mantenía tranquilo en ese momento, era ver a su hijo sentado en la primera fila junto a su abuelo.

Jacob le daba absolutamente la misma tranquilidad que Sage le brindaba, era un niño tan tranquilo, tan adorable, noble y con tanto amor para dar; y en verdad no era porque fuera su hijo, es que realmente era así, su hijo era un angelito.

Jackson llegó al lugar antes de que la boda comenzara, divisó a Lee con la mirada y se dirigió rápidamente a él.

—mi amor.—lo saludó sentándose junto a él.

—¡amor!—Lee sonrió y lo saludó con un beso en los labios.

—¿cómo te sientes?

—muy bien, aunque no dormí muy bien hoy, me hiciste falta, y tu hijo me pateó toda la noche.

Jackson sonrió con ternura acercándose a Lee para dejar un beso en su mejilla mientras posaba su mano en su hinchada pancita.

—pequeño, así que te portaste mal hoy he, recuerda que tienes que dejar descansar a papi.

—le importa un bledo.

Jackson carcajeó ante la expresión de su novio, pero Sky los silenció cuando la música comenzó.

Todos se levantaron dirigiendo sus miradas a Erick y Sage quienes ya entraban por el pasillo.

Todo el mundo sonreía feliz y orgulloso, algunos escondían sus lágrimas de los demás, y otros (como Sky) no hacían nada para disimular que eran un mar de lagrimas.