Sweet Pain | Gay |

3

—ven conmigo!

—q-qué!?

Lee solo sintió como alguien lo jalada de la mano pero ni siquiera pudo ver bien su rostro, solo sus rubios cabellos.

—te sacaré de aquí!

Rápidamente, Jackson sacó al menor de la casa, corriendo lo dirigió hasta su moto y le pidió que se pusiera el casco.

—y tu!?

—yo estaré bien, sujetate fuerte!

—de dónde!?

—de mi cintura, rápido!

Confundido y nervioso, rodeó al chico con sus brazos, y lo que sintió lo dejó sorprendido.

—haces ejercicio... —susurró.

—ah? —preguntó Jackson prendiendo su moto

—nada!

Jackson frunció el ceño y sin decir mas nada, se puso en marcha.

Lee ni siquiera entendía la seguridad con la que se había montado en la motocicleta de un desconocido, pero debía admitir que sentir el viendo golpear su rostro por la ventana del casco lo había hecho sentirse libre.

Unos cuantos minutos más tarde, la motocicleta se detuvo y ambos chicos pudieron bajar de esta, cuando Lee se quitó el casco pudo ver donde estaba, el mirador de la ciudad.

—wow...

—estás bien?

Con sorpresa, miró al chico a su lado, y no pudo mas que abrir y cerrar la boca varias veces intentando decir algo, ese chico era sin lugar a dudas demasiado guapo.

—y-yo, s-si si, p-por qué me ayudaste?

Jackson sonrió al notar lo nervioso que el castaño se encontraba.

—bueno, noté que no eres de por aquí y supuse que la policía nunca te había perseguido—rió—así que, aquí estamos.

—gracias, cómo notaste que no soy de aquí?

Jackson se encogió de hombros y levantó una de sus cejas.

—bueno, no suelen haber chicos tan lindos como tu por aquí.

Lee pudo jurar en ese momento que su rostro estaba a punto de estallar del sonrojo.

—g-gracias, supongo—agachó la cabeza esperando que aquel chico no notara su sonrojo.

Jackson suspiró y miró la ciudad desde las alturas.

—qué tal, he? Lindo?

Lee levantó la cabeza, miró al chico frente a el y después las luces de la ciudad.

—si—camino hacia la baranda y puso sus manos sobre ella—es hermoso, nunca había venido...

Jackson frunció el ceño y parándose a su lado, lo miró.

—nunca?

Lee negó y formó una mueca.

—mis padres son muy protectores, nunca me dejaron venir al lado sur de la ciudad.

El rubio asintió y miró las luces de los autos, que parecían tan pequeños como una hormiga.

—pues de lo que se pierden ustedes los del norte, porque nosotros tenemos la mejor vista.

Lee sonrió y miró al rubio.

—son dudas la tienen—suspiró y agachó la cabeza para volver a mirar al chico—gracias otra vez por... Ayudarme, de verdad que no hubiera sabido que hacer sin tu ayuda.