—dónde está?—preguntó el rubio entrando a la casa de su amigo.
—en el cuarto, no se que demonios le pasa.
Sin preguntar ni decir nada más, se dirigió a la habitación de su amigo, abrió la puerta y se adentró para encontrarse al rubio hincado en el piso.
—¿qué demonios haces? —preguntó al ver al chico en el suelo frente al buró, sobre este una línea blanca.—no ¿¡qué mierda!? ¡Te dije que lo dejaras!
Tomó al chico del brazo y lo jaló hacia atrás, haciéndolo caer sobre su trasero.
Jackson lo miró a la cara y pudo ver sus pupilas dilatadas, su piel pálida y las ojeras bajo sus ojos, además de que sus pómulos comenzaban a marcarse más gracias a su delgadez.
—déjame en paz. —dijo el menor sin ninguna emoción en su voz.
—no, ya habíamos hablado de esto, te dije que lo dejaras. —repitió.
—vete a la mierda, no tienes derecho de pedirme algo como eso. —se levantó y encaró al más alto.
—claro que lo tengo. —respondió duramente.
—¿con qué cara me pides algo así? ¿Eh?
—trato de cuidarte, ¿acaso no puedes entenderlo?
—no puedo entender que seas un hipócrita, ¿acaso tu no te metes cosas peores?
—si lo hago es porque trato de cuidarte, justo porque se al infierno que te llevan esas cosas, no quiero eso para ti Nathan.
—no eres mi padre para querer cuidarme.
—no soy tu padre, pero soy tu novio y eso me basta para preocuparme por ti.
—olvídalo, mi vida ya está hundida Jackson, no me queda nada por lo cual luchar.
—Nathan, solo tienes 16, aún estás a tiempo, estamos a tiempo. —dijo tomando las mejillas del menor.
—entiéndelo Jackson, ya - no - importa.
—a mi me importa, me importas tu, Nathan. No quiero verte hundido en la misma mierda que yo.
—tu fuiste el que me mostró este mundo.
—y no sabes cuanto me arrepiento, por favor Nathan. —se acercó juntando sus frentes. —hazlo por mi, no quiero verte mal, no quiero, entiende que te amo, ¿qué demonios voy a hacer si te pierdo?
—no lo harás. —dijo con la voz ahogada.
—entonces déjalo, por favor.
Nathan rodó los ojos y se separó bruscamente del mayor.
—¡no, Jackson! No lo voy a hacer, ¡es lo único que me hace sentir bien!
—¡no las necesitas! — gritó exasperado.
—¡si lo hago! — respondió de la misma manera.
Jackson se talló el rostro con frustración, sacó todo el aire que tenía retenido y mirando al rubio, asintió.
—¿más que a mi?
Nathan lo miró confundido.
—¿qué dices?
—¿necesitas esas porquerías más que a mi?
—¿de qué hablas?
—hablo de que si no las vas a dejar, entonces me iré yo de tu vida.
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Sweet Pain | Gay |
RomanceSage y Lee son gemelos, tan diferentes pero iguales a la misma vez. Su familia encabeza la lista de las familias más ricas de East Valley, una gran y hermosa ciudad. Esta familia es sin duda lo que encontrarías si buscas la palabra "perfección" en e...