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¡Cuidado con la loca!

Jen Jones

No duré mucho en la escuela, no me sentía bien así que pedí un justificante médico al profesor rojas y volví a casa. Papá estaba dándole los últimos toques a la motocicleta, junto a mi hermano, quien desapareció minutos después de que llegué a ayudar.

•••

—¿Así que ya terminaron la moto? —preguntó Jughead desde la otra habitación.

Él llevaba mucho tiempo buscando algo, pero no sabía bien que era.

—Sí, dimos un recorrido y funcionó bien —respondí viendo el televisor.

—¿Te gustó el dibujo que le hice a tu casco?

—¿La corona? No, pero creo que está bien.

—Es igual al mío ahora.

—Lo sé.

La conversación carecía de importancia, ninguno le estábamos prestando atención completamente, sólo hablábamos por inercia.

—¿Haz visto mi chaqueta? —preguntó Jughead saliendo de la habitación.

—Forsythe Pendleton Jones, si entro a esa habitación y hay un desastre te mataré —amenacé sin quitar la vista del televisor—. Además no hay prisa, Weatherbee nos prohibió usarlas hace una semana.

—La encontré—sonrió triunfante levantándose del suelo, por alguna razón su chaqueta estaba debajo del sofá—. Pues tómalo como mi protesta ante la discriminación a los nuestros.

Tomó mi chaqueta del brazo del sofá y me la lanzó, en un claro llamado de apoyo.

—Me agrada... Pero estaremos en problemas —argumenté.

—¿Cuándo nos ha importado? —sonrió con picardía.

Le devolví la sonrisa. Era exactamente lo que necesitaba para distraerme de la ausencia de Tony. Después de todo no hay nada mejor que una rebelión para distraerse de un corazón triste.

—Estoy contigo, hermano.

—Los hermanos Jones al ataque de nuevo.

Al día siguiente llegamos a la escuela con muestras chaquetas bien puestas, caminamos por el pasillo principal con pasos firmes y sonrisas ladinas. Debo decirlo, me sentía extrañamente poderosa rompiendo las reglas, y muy complacida al hacerlo a lado de mi hermano. Las miradas sobre nosotros eran pesadas, algunas de desprecio y otras solo impactadas, pero todas eran tan densas como la niebla.

Caminamos hasta el salón de descanso, ahí estaban algunas Serpientes y un par de Bulldogs, me pareció extraño que no estuvieran discutiendo, de hecho todo lo contrario, estaban en total paz, lejos un grupo de otro pero en paz. Y mi hermano y yo habíamos llegado para romper esa calma.

—¿Qué tal chicos? —llamó la atención Jughead con un tono lleno de ganas de molestar al chico junto a la máquina expendedora.

Reggie Mantle
—Amigos —exclamé resignada al altercado. Me dirigí a uno de los sillones en la habitación y me tiré sobre el.

Storm Blue || RiverdaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora