Storm Blue || Riverdale

29

Adiós, Tony Stark

Jen Jones
Los Bulldogs eran mis amigos, yo los quería y sabía que ellos también a mí, pero... Eran unos idiotas, en especial Reggie. Desde que habíamos llegado a la escuela no hacían más que molestar a mis amigos. Habían pintado una serpiente sobre el escudo de la escuela en medio del pasillo y el director Weatherbee no tardó en culparnos sin ni siquiera intentar comprobarlo.

Tony los había amonestado, pero sin pruebas de que ellos lo hicieron no había mucho que hacer. También, en el mismo día, nos habían prohibido usar nuestras chaquetas o cualquier cosa que mostrara nuestro símbolo dentro de las instalaciones. Cada pelea que existía Weatherbee no la atribuía.

Estaba empezando a hartarme, quería cuidar de mis serpientes, defenderlas, lamentablemente yo no podía estar en todas partes. Quería estar con Tony antes de su partida, él se iría muy pronto y si seguía ocupándome de las serpientes constantemente me perdería de los últimos días con Tony.

—Tony —susurré, medio dormida. Estábamos recostados juntos en el sillón, yo sobre su pecho y él acariciando mi espalda—. No quiero ir a la escuela —recargue mi barbilla en su pecho para verlo a los ojos.

—Lo sé, pero tienes que hacerlo —respondió, llevando su mano hasta mi mejilla.

—Pero no quiero —negué—. Yo quiero estar contigo.

Tony suspiró y me observó con tristeza. Era nuestro último día juntos, al día siguiente él se subiría en su auto y se iría. No sabíamos por cuánto tiempo pero sin duda para mí sería como una eternidad.

—Yo también quiero estar contigo —susurró.

—¿Entonces?

—Está bien, sólo unos minutos más y nos vamos, quiero despedirme de todos —recargó la cabeza hacia atrás y yo volví a acomodarme en su pecho—. Y tú me vas a acompañar.

Sonreí, pero no por mucho tiempo.

—¿Cómo te sientes? —pregunté algo nerviosa.

—En paz —susurró.

—Tony... Por favor, Vuelve a mí pronto —rogué sintiendo como una lágrima bajaba por mi mejilla, no levanté la cabeza para que no lo notará.

—Siempre lo haré, Jen. Lo haré así todo el universo esté en contra.

Mi corazón se estremeció.

—¿Lo juras?

—Lo juro.

—¿Por tu auto?

Su risa ronca sacudió su pecho.

—Sí, por mi auto.

Minutos más tarde nos levantamos y nos alistamos para ir a la escuela. Yo no entraría a clases, solo lo acompañaría a despedirse de profesores y de los Bulldogs. Su partida les dolió mucho, se iría su entrenador favorito, todos le suplicaban quedarse casi de rodillas, estuve a punto de unirme y pedírselo yo también, pero sabía que tenía que demostrarle que podía ser fuerte sin él.

Tony Stark
Los chicos me sacudían de un lado a otro pidiéndome renunciar a, como ellos lo llamaban, "Mi enorme herencia".

—¡Por favor! Quédate sólo una semana más.

—¿Es necesario que te vayas a trabajar? ¡Tomate un año sabático!

—¡¿Otro?! —exclamé.

—Vamos amigo, seguramente Jen puede mantenerte —suplicó Rory.