Capitulo 27

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Hay ocasiones en las que se necesita escapar y darse un minuto para respirar, la distancia resulta la decisión más sabía que se puede tomar, estoy cansado de no sentir el peso sobre mis hombros, lo estático me produce ansiedad y mi pecho arde con ...

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Hay ocasiones en las que se necesita escapar y darse un minuto para respirar, la distancia resulta la decisión más sabía que se puede tomar, estoy cansado de no sentir el peso sobre mis hombros, lo estático me produce ansiedad y mi pecho arde con cada respiración es abrumador no tener el control por factores externos. Es perder el control de mi propio cuerpo, no puedo hacer nada que me mantenga en movimiento y con la mente despejada, necesito mi vida, aunque sea una mínima probada de lo que era, sé que jamás volveré a tener me arrebataron lo que más quería.

No tengo nada, ni siquiera sé quién soy, todo lo que puedo hacer es centrarme en la única persona que me hace olvidar, por más que lo intento y lucho por aceptar lo que perdí es imposible, puedo distraer mi mente, pero mi cuerpo exige algo que no puedo darle. Tengo la resistencia para aguantar cualquier entrenamiento, todos tienen esa maldita creencia que me voy a romper, pase años con el parasito escondido en mi cuerpo si me dieran la oportunidad demostraría que puedo retomar mi vida, aunque sea una migaja.

Me estiro en la cama notando el espacio vacío sin mis dos compañías de la noche donde una estaba exaltada queriendo jugar, bailar y recorrer cada espacio mientras la otra solo quería estar en silencio metida en su mente, no sé qué paso con Maia, lo que haya sido no lo quiso decir terminando por recorrer la casa de Charles sola. Se siente extraño pasar la noche aca cuando lo único que hay es una sala a medio amueblar, la cocina terminada, mi cuarto con una cama y el cuarto que ocupa Richard con todas sus cosas. Se suponía que estaría viviendo acá, pero lo dejo de lado sin atreverse a poner un pie dejando a su padre cuidándola, es extraño como la persona que menos tolera tiene control.

Hay veces en las que no lo entiendo, prefiere permanecer en casa, en el arcade o metido entre maquinas dejando de lado sus proyectos más importantes, simplemente no termino de entenderlo. Me pongo de pie y busco la llave de su oficina viendo las filas de cajas y su pequeña bestia acumulado polvo esperando ser utilizada, de alguna forma esta negado con volver a diseñar enfocándose solo en el sueño que compartimos.

—¿Charles? —volteo viendo a Richard asomarse en la puerta—. Creí que eras tu hermano.

—Me gustaría lo mismo —digo sentándome en la silla y prender su computadora—, hace tiempo no viene.

Richard se acerca apoyando su mano en mi hombro y dejar la taza de café sobre el escritorio viendo como entro al sistema de mi hermano siendo nuestros cumpleaños combinados junto a una serie de letras que representan a Ameli, se siente extraño ver que este todo como la última vez, hace dos años este era el único lugar en el que lo encontrábamos. Abro el programa que se encontraba diseñando antes que se vaya abandonando todo lo que se estaba esforzando en construir, se suponía sería una de sus obras maestras y lo catapultaría a formar su propia firma, volteo a Richard que palmea mi hombro y señala un pequeño logo que antes no estaba en la pantalla que tengo a la izquierda descubriendo que sutilmente volvió a diseñar cifrando el programa.

INEVITABLE. Correr, ceder y caer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora