—Sujétate que no muerdo —grita Tadeo sobre el viento.
No sé cómo accedí a que me llevara, no conocía donde estaba y llamarlo no me parecia correcto, salto sobre la moto y accediendo al pedido del colorado abrazándolo sosteniéndome de algo más seguro. Sabía de qué quería hablar solo que escucharlo confirmo que lo que paso no fue algo casual, fue premeditado y como tonta enamorada caí, cediendo a todas y cada una de sus insinuaciones sin ver la realidad.
Fueron meses devastadores en donde quería irme para comenzar sin que nadie me conociera, una época en la que me vi obligada a romper mi guitarra golpeando a Aveline y fracturarle el brazo junto a Owen que recibió más de un golpe dejando que una vez más me desmorone en sus brazos. Sola, era una burla para todos y el único amigo que pude considerar después de mucho tiempo me había lastimado, lo odiaba, los individuales del baño eran mi consuelo y compañía en los descansos, no quería seguir y nadie escuchaba.
Enfermar, dormir y suplicar no era motivo para que mi familia notara que algo andaba mal, nada alcanzaba para darme el respiro que tanto suplicaba, no soy el promedio perfecto de la querida Cloe. Jamás lo podre ser, solo que después de ser ignorada y entender que jamás me entendían decidí sobrevivir, seguir la corriente hasta que todo se fue al desagüe cuando el rubio apareció arruinando todo lo que planeaba.
Las heridas emocionales son las que yacen más frescas, las que a veces el tiempo no puede curar, una herida cuya cicatriz yace fresca en el alma y no hay cura cuando le sacas la costra a la herida sin dejar que sane realmente. Así me siento con Owen, antes podía decir que mantenía la herida cerrada, sin necesidad de reavivarla, ahora accedí a ocupar su espacio estando en una banda y obra donde no hace nada por ayudar mi dolor.
—Tengo que hacer una parada –detiene la moto quitándose el casco dejándolo sobre la moto y abriendo su bolso—, me esperas.
—¿Dónde estamos? —pregunto incomoda sin conocer el lugar.
Siento que decirle que si a Owen fue una tontería y acceder a que Tadeo me lleve fue otra obligándome a recorrer toda la ciudad sin tener idea donde estoy, me entrega su bolso que tomo mientras revisa unos papeles. No sé qué tienen en contra de él, parecen tener odio y no tolerarlo solo que no lo conozco para dar mi versión y decir quién o como es.
—Puedo saber porque no te llevas con Junior.
—Ya vengo cuida la moto –me ignora entrando al edificio sin saber realmente en qué momento voy a volver.
Saco mi teléfono notando que me queda quince por ciento de batería junto a mensajes de mi madre que no pienso ni ver, ni leer o responder, dos llamadas perdidas de Owen junto a una entrante que ignoro y me centro en el único contacto que me duele haber ignorado. Marco su número recibiendo el buzón de voz, vuelvo a marcar esperando me atienda y no esté enojado conmigo, cometí un error y no debí acceder a nada, debí pensar y no decir que si a todo.
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INEVITABLE. Correr, ceder y caer.
RomanceMaia llevaba tiempo escapando de las personas, pero no fue hasta que sus miradas se cruzaron de forma inesperada que toda su vida cambio. *** Todo lo que Maia quería era terminar su ultimo año y olvidar lo que había tenido que pasar para decirle adi...