Capitulo 34

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Maia

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Maia... Tengo reunión con el consejero y luego voy a estar con Junior ensayando mis líneas para la obra, perdón si llego tarde.

Envió el mensaje a mi madre esperando sea suficiente para justificar mi ausencia en casa, me pregunto si algún día voy a poder hacer lo que quiera sin decepcionarlos, puede que me hayan criado ofreciéndome todo lo material que quería cuando me comportara de acuerdo a sus estándares. Hoy parece que tener sueños lejos de lo que consideran aceptable es un error, aquello que dije cuando era pequeña son fantasías de una mente poco realista. Es distinto, es algo que quiero.

Observo desde las gradas como se desenvuelve en el campo mientras Junior sentado contra el alambrado ve el final de su época de gloria, había evitado venir para no tener la necesidad de jugar, es divertido ver cómo da ordenes a los demás sé que le duele. No lo conocí cuando jugaba, pero ver lo mucho que lo disfrutaba en su cumpleaños fue más que suficiente para entenderlo, cuando rompí mi guitarra todo parecía negro y escuchar música me frustraba, sé cómo se siente para él representa lo mismo que la música en mi vida.

Owen tiene otras prioridades que resultan más importantes que correr por el campo siguiendo un balón, pero es un escape de la realidad a la vida que tiene, Lucas lo hace por condiciones que su padre le puso para formar la banda y Tobías para mantener su beca. Otros como Kevin tienen realmente un futuro y carrera en este deporte, Gastón no tengo idea que hace solo puedo ver que lo hace por gusto, es el motivo principal de que este con él riendo y viendo a los demás sudar bajo el sol mientras descansan.

Trina... No vuelvas muy tarde Mai.

Reviso el mensaje de mi madre sabiendo que probablemente me exceda de la hora que fijaron, lo vale, por primera vez vale atarme a las consecuencias de forjar mi futuro siguiendo mis estándares, tienen razón tengo que aprender a pelear mis batallas y esta es una de ellas. Por lo que inclinándome en el asiento de atrás dejo que el sol calme el temblor en mis manos y los nervios que parecen traicionarme, tengo tantos sentimientos atravesándome que no se cual es peor. Sin dudas el peor es el miedo que siento de no poder, la sensación de volver al cuidado de mis padres y estar protegida sin correr riesgos, es difícil luchar contra el miedo.

—Esta todo bien —volteo viendo a Dakota sudada tras su entrenamiento—, te ves algo asustada.

—Tanto se nota —murmuro llevándome las manos a la cara.

—Un poco —se sienta a mi lado viendo al equipo ir de un lado a otro— ¿Que te preocupa?

—Nunca te paso algo que siempre quisiste y cuando lo vives crees que estas soñando.

—No —ríe—, pero amaría saber que se siente.

—Asusta, eso te lo aseguro.

—En el peor de los casos lo recuerdas toda vida sabiendo lo que conseguiste —sonrió viendo rubio de pie gritando—, pero si algo aprendí al bailar es que un paso erróneo puede ser corregido aprendiendo la dirección correcta. Tienes que aprender y confiar, porque imitar al resto solo hace que te equivoques más, tienes que caminar por ti misma aprendiendo de esos errores.

INEVITABLE. Correr, ceder y caer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora