Capitulo 30

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Me cuesta ver a Tadeo, a diferencia de otras veces ahora mismo siento lastima por Aveline, escuche prometer un montón de veces que el día que tuviera un hijo no cometería los errores de su madre, no abandonaría. Recuerdo despertar con ella sudando y murmurando en pesadillas hasta que reaccionaba llorando, la conozco suficiente para saber el peso que le causa creer que está sola, lo que muestra es opuesto a lo real.

Tomo una lata de la conservadora y me acerco al pelirrojo que apila madera para lo hoguera, en otras circunstancias me hubiera opuesto a darle acceso al fuego, pero considerando que necesito este tranquilo negarme seria que enloquezca. Lo interrumpo extendiéndole la lata que acepta sentándose sobre la arena donde las llamas tatuadas alrededor de la muñeca llaman mi atención, me siento apoyando mis brazos sobre las rodillas enlazando mis dedos al frente.

Le da un trago extendiéndome la lata a la que le doy un sorbo intentando encontrar las palabras que necesito, me pierdo en la pila de madera perfectamente acomodada lista para arder hasta hacerse cenizas. No es la primera vez que me veo en este estado con Tadeo, la diferencia es que ahora quiero conocer cosas de él que antes no me importaban, exhala aire como si estuviera agotado hasta apoyar sus codos en la arena recostándose para ver el atardecer sobre nosotros.

—Si vas a hacer de custodia mejor molesta a otro –murmura quitándome la lata de la mano—, no estoy para sermones y si no me quieren acá me voy sin compromiso.

—No es eso, parece que al final todos encontramos algo.

—¿A qué te refieres? —me golpea con la lata el brazo que tomo jugando con el borde.

—Owen, Lucas y Tobías encontraron a Maia, Kevin tiene reclutadores que lo observan y Gastón parece ser que encontró su lugar en la cocina.

—Eso nos deja a nosotros –me golpea con el pie por lo que le extiendo la lata—, somos los únicos que no tienen nada más que las comodidades de su familia.

Volteo viéndolo observarme antes de acabar la lata y aplastarla para tirarla a un lado, sonríe con suficiencia sabiendo que no había parado a pensar en sus palabras, me dejo caer a su lado en la arena con su risa de fondo. Antes lo que hacía se debía a mi esfuerzo, no recuerdo el momento en el que las comodidades de mi familia interfirieron, incluso Owen que tiene ciertas comodidades por Angus no se preocupa por vivir de ellas.

—De que nos sirve tener metas si al final tenemos la vida hecha.

—¿No lo dices enserio? –me observa con las cejas enarcadas—. Vas a decirme que jamás aspiraste a algo que este lejos del alcance de tu tío.

—Es demasiado complicado y necesitaras más de una cerveza para sacarme algo –se sienta quitando los resto de arena de sus manos.

—Tengo que reconocer algo –se queda quieto y tomo aire antes de soltar lo que tanto quiero saber—, quien logro controlarte debe ser alguien con mucho carácter.

INEVITABLE. Correr, ceder y caer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora