Maia llevaba tiempo escapando de las personas, pero no fue hasta que sus miradas se cruzaron de forma inesperada que toda su vida cambio.
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Todo lo que Maia quería era terminar su ultimo año y olvidar lo que había tenido que pasar para decirle adi...
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Hay heridas que se graban con tanta fuerza que recrearlas puede atraer todas las sensaciones que tuvimos, nos hace comparar con el miedo grabado en la piel y nos hace temblar a la expectativa de lo que sucederá. Hay ocasiones en la que nos aferramos tanto que estamos alerta ante cualquier señal, antes me permitía seguir la corriente de los demás ahora soy consciente y tengo el control de lo que me pasa, siento con cada fibra de mi cuerpo y mi mente viaja de un recuerdo al presente. Me aferro a este recuerdo, a esta repetición distinta donde mi cuerpo se deshace para caer una y otra vez bajo él.
Hay momentos que existen para corrompernos la última vez que permití que alguien me viera había sido completamente distinta, la euforia del momento me había hecho bloquear la realidad, estaba extasiada, eufórica y algo tomada riendo de cualquier cosa. Había sido emboscada, despreciada, ridiculizada y corrompida jure que no me volverían a ver y nadie querría estar conmigo, que no serviría para nada y seria utilizada.
Dejo que la oscuridad me permita viajar, que sus labios dibujen en mi piel, sus manos suaves y cálidas tracen patrones que me obligan a acercarme más sintiendo sus músculos bajo mis manos y nuestra piel rozar. Jamás creí que los besos robados serian tan dulces, que las emboscadas me darian lo que tanto buscaba y una persona me liberaría de las cadenas, jamás tuve oportunidad para rechazarlo, en el instante que lo vi sabía que había caído: sus ojos, su pelo, su sonrisa y la perfección que mostraba me hizo pensar que jamás tendría algo así, ahora es quien me retiene bajo su poder.
Todo es tan distinto y a la vez familiar, la brusquedad de Owen no puede compararse jamás con la ternura de Junior, voy a caer en la locura y todo será por su culpa, mi cabeza está en una nube donde mis ojos cerrados me obligan a ser consiente donde estoy. Traza notas en mi piel y sus labios fundiéndose en los míos nos hacen componer los mejores dúos, abro ligeramente los ojos viendo el azul fundirse conmigo, hay tanto que me gustaría decir, tanto que me gustaría cubrir, pero no puedo, tiene facilidad para leerme razón por la que sabía que no me incomoda verme semidesnuda con él.
Acaricio su rostro viendo como cierra sus ojos y su mano se presiona en mi cintura manteniendo la distancia mínima entre nosotros, mi piel hormiguea erizada haciéndome temblar a la expectativa de lo que planea hacer. No puedo negarme y de poder no creo que quiera, aunque tenga miedo y mis instintos me bloquean solo hay algo que quiero y es perderme en él una y otra vez, no quiero alejarme, no quiero recaer en viejos patrones.
—Hay trofeos que merecen ser alardeados –murmura con una sonrisa cuando abre los ojos.
—¿Soy eso, un trofeo?
—Eres la mejor carrera que me vi obligado a tomar –me besa antes de girar y hacerme caer sobre su pecho—, esto es el calentamiento antes de arrancar.
—Debo estar alagada –murmuro apoyándome contra su pecho y trazar su clavicula.
—Al contrario, debo estar agradecido de que Charles te mandara a buscar.
