Maia llevaba tiempo escapando de las personas, pero no fue hasta que sus miradas se cruzaron de forma inesperada que toda su vida cambio.
***
Todo lo que Maia quería era terminar su ultimo año y olvidar lo que había tenido que pasar para decirle adi...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¿Cómo se sigue? Que se supone que haga sin él, las noticias no son alentadoras, paso la primer noche estable, solo que no está fuera de peligro, su estado es crítico y no hay nada que podamos hacer para remediar esto o ayudarlo. Esta luchando por su vida, sus heridas son graves y nadie dice algo alentador acerca solo nos dicen prepárense para lo peor ¿Hay algo peor que esto? Porque si es así no quiero saber que es, nada se siente igual.
No es correcto que este en su casa usando sus cosas, durmiendo en su cama, comiendo con sus padres, que sean ellos quienes se hagan cargo de mí, nada está bien y lo odio. Odio que me haya dado tanto y haberlo perdido, nada importa si el responsable no está si el que me dio la vida que anhele estos años no está a mi lado para disfrutarla juntos, para vivir nuestra historia.
Desde el principio perdí, por más que quiera no iba a poder escapar de él, su persistencia, su carisma, su pasión, todo lo que lo compone me atrapo desde el inicio, como la melodía de una canción pegadiza que no puedes quitarte de la cabeza. Junior es mi musa, mi inspiración y el motivo por el cual el amor volvió a circular por mis venas, despertó una parte que creí muerta, me obligo a salir del pozo en el cual me sumergía para ayudarme a brillar, para tener lo que necesitábamos.
—Mai —levanto la vista viendo a Frida asomarse por la puerta mientras abrazo a Ameli dormida—, puedes levantar a Ami.
Asiento enderezándome y corriendo los risos de su cara, no puedo verla sin ver reflejado a su hermano, son tan parecidos que tenerla en mis brazos es lo más cerca que estoy de él, anoche lo último que quería era dormir en su cuarto por lo que tener a Ameli pegada a mi cuello sirvió de excusa para dormir con la pequeña. Nada se siente real, hubo veces en las que amanecimos los tres juntos porque los guardianes de sus pesadillas son sus hermanos, no siento que este en un hospital, no siento su ausencia, en este momento siento que Junior nos abraza a las dos, consuela nuestro dolor siendo nuestro guardián de pesadillas.
—Princesa hay que despertarse —susurro besando su frente como miles de veces la despertaban—, la servidumbre no le traerá el desayuno, hay que despertar princesa, abre los ojos.
Murmura entre sueños golpeando mi cara cuando voltea refugiándose en mi cuello, no tengo la fuerza para luchar con una perezosa, aun así, me levanto despertando a la pequeña que se niega a caminar obligándome a llevarla hasta el piso inferior. Mi cabeza duele, mis ojos arden y mi energía está agotada por la falta de sueño, tal como dijo Álvaro cualquier noticia la sabríamos aun asi me cuesta dormir, aunque fueron dos horas.
—¿Cómo dormiste?
—Acaso se puede dormir —respondo sin energia—, es extraño estar sin él.
—No puedo imaginar lo que debes sentir —se sienta a mi lado tomando mi mano y desvió la vista sintiendo mis ojos lagrimear.
—Sabía que enamorarme no iba a ser fácil, pero esto supera todo lo que creí —suspiro quitándome las lágrimas viendo a Frida—, creerás que estoy loca, pero siento a Junior, una parte de mi lo siente acá —señalo la habitación con la mano que no sostiene—, puedo sentir que está con nosotros y eso me da miedo.
