El Pequeño Dragón Blanco

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Luego de haber terminado mi asunto con Harriet y Hermione me vestí aunque me quedé sin camisa ya que Hermione la tenía debajo de ella.

Con calma estaba sentado en el suelo enfrente de un animal del tamaño de un gato bebé.

Las niñas dormían en mi cama tapadas hasta el cuello ya que hacia frío y bueno, no estaban muy vestidas que digamos.

El animal se movió enfrente mío con una mirada de molestia.

- ¿Estas molesta? - Pregunté alegremente a la pequeña dragón.

Realmente no me acordaba de ella pero finalmente salió de mi baúl, hablando de eso.

¿¡Por qué mierda me pareció inteligente guardar a un dragón en un baúl de madera!?

El animal me escupió fuego que se congelo aunque casi me alcanza.

- Me dejaste guardada en un baúl durante una eternidad - Escuché en mí mente sintiendome un esquizofrenico.

- Me había olvidado de tu desde el capítulo 35 - Dije calmado mientras jugaba un poco con ella.

- Maldito - Dijo con puro odio en sus colores.

- Eres tan seria - Me burle golpeando suavemente su cabezita - Si tú hubieras resisitido mi magia desde el principio no te tendría que haber guardado allí - Dije negando.

- Ciertamente tu aura era muy densa, eso terminó cambiando parcialmente mi estructura - Dijo irritada.

Me reí alegremente.

Es información bastante útil saber eso pero…

- ¿Por qué ya no eres grande como antes? - Pregunté con curiosidad.

- Cuando tu magia me sofoco tuve que gastar la mayoría de la mía para no morirme, tal cual una estrella todo mi ser se concentró en un tamaño menor y a cambio obtuve toda tu magia, ese es el porque de mi color plateado - Explicó con desdén.

Luego toque mi frente y finalmente hablo con una sonrisa recordando lo previamente dicho.

- ¿Cambiar, de que manera? - Curiose.

- Mira bien, esto es culpa de tus magias raras maldito humano miserable - Insulto mientras una gran concentración de magia se arremolinaba alrededor de ella.

Mis ojos brillaron en un destello pero antes de que la castigará algo me detuvo.

De pronto una luz blanca como la nieve cuando refleja el sol me cegó.

Cubrí mis ojos y poco a poco la luz se extinguió.

Baje las manos y automáticamente mi mente recordó un número.

10 años.

Era una niña de pelo igual de plateado que el mío, sus ojos eran violetas y su piel era un hermoso pálido blanco.

Toda su piel.

- ¿Que haces desnuda? - Dije con calma ya que solía ver a las chicas sin ropa además que la desnudes de una niña de 10 años no me generaba nada, ni siquiera algo negativo, me era indiferente.

- ¿Me has dado alguna que ropa que yo pueda usar? - Replicó con una mirada molesta estando parada.

Suspire mientras me levantaba del suelo y buscaba entre toda la ropa que tenía.

Tome una camisa, la más grande que tenía, y se la tire.

Ella la tomo y le costó una barbaridad ponerse la camisa.

Finalmente volví hacia ella y caminé a su alrededor.

- ¿Este es el tal cambio en tu estructura? - Pregunté mirándole analíticamente.

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