Harry Potter resurrección

Bosque Prohibido

Adán.

Me quedé sentado con las piernas cruzadas mientras veía con calma a Harriet y Hermione darle Norberto a los amigos de Charlie.

En la oscuridad de la noche era muy difícil por no decir imposible que me vean.

Me quedé quieto viendolas hasta que bajaron.

Ellas bajaron por la escalera de caracol.

Caminé hacia donde estuvieron.

Mire la tela gris en el suelo.

¡Lo podría tener para mí! O podría venderlo y asegurarme la vida.

Quería quedarmelo pero robarle a una niña de 11 años...sería caer muy bajo.

Estire la mano y tome la tela.

Rápidamente se volvió totalmente visible.

Mmmm.

Ya entiendo.

Al igual que mi propio cuerpo tengo que utilizar la habilidad invisibilidad en ella ya que si no se vuelve visible, siempre y cuando esté en contacto con mi cuerpo.

Me puse la capa.

Suspire mientras bajaba por las escaleras.

Apenas vi a las dos chicas mi capa ondeó cubriendo a la castaña.

La parte que le cubrio se volvió invisible.

A unos metros estaba Filch.

Sonrió dando la imagen más horrible que habré visto en mis dos vidas.

***

Hermione.

Su brazo me rodeaba por debajo de una capa por la que podía ver.

Cuando él se movió la capa termino cubriéndome y ahí me di cuenta de que era la capa de invisibilidad de Harriet.

Los dos fueron castigados por Filch.

Caminando con una sonrisa el se giró y la miró directamente a los ojos...su corazón comenzó a ir más y más rápido allí en la oscuridad.

***

Harriet.

Caminé viendo a el chico de pelo plateado con preocupación.

"¿Cuando llegó?" Pensé nerviosa.

Lo peor de todo era...que prefirió cubrir a Hermione que a ella.

No es que el le gustará pero creyó que eran amigos, si uso mi capa podría habernos cubierto a las dos.

Luego le reclamaré, anoto mentalmente.

En unos minutos llegamos a la oficina de McGonagall.

***

Adán.

Resumiendo todo el castigo fue ir al bosque prohibido.

Cuando trate de decirle que ella me había dado permiso para vagar por el castillo de noche ella nos resto 50 puntos y me quito el permiso.

Cuando le recordé lo del permiso ella me dijo que no era por vagar a la noche, si no por el insignificante hecho de contrabandear un dragón.

Suspire al notar que tenía razón, desde su punto de vista obviamente yo iba con la niña y con el dragón.

Apenas llegamos a la sala común ella me miro fijamente.

- ¿Por qué? - Pregunto mirándome fijamente.