De Por Vida

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Estaba parada enfrente de una mujer y un hombre de unos 40 y tantos años.

Ambos eran mis padres. Estábamos teniendo una tranquila plática.

- Me voy a vivir a la casa de Adán - Murmuré con convicción a lo que ellos me miraron asombrados por mis palabras.

- ¿De quien? - Pregunto mi padre mirándome con seriedad.

- De mi novio - Dije tranquila a el.

- ¿Novio?¿Desde cuándo? - Pregunto mi madre con cierta preocupación.

- Desde… 3rd año - Dije tranquila.

Ya eran casi 3 años desde que había empezado con Adán, 4 si no me hubiera rechazado primeramente.

- ¿Y hasta donde llegó esta relación tuya para que pienses en ir a su casa? - Pregunto mi padre.

- Eso… - Murmuré indecisa - Llegamos hasta el final - Dije seriamente y llena de convicción.

Mi madre palideció y se apoyo en mi padre quien parecía estar a punto de desvanecerse.

- Bien, me voy yendo - Murmuré como quien no quiere la cosa.

***

Adán.      

¿Que le pasa de repente?

Queriendo venir a vivirse conmigo tan de repente…

Pero aún así… solo pude sonreír cuando la chica se acercó a mí con sus maletas hechas.

- Ya les avise - Dijo sonriendo hermosamente.

- Bien, ¿Y que dijeron? - Pregunté con curiosidad de que había dicho mis suegros.

- Emmm, nada - Dijo un poco sospechosa.

Pero solo suspire y tome su mano.

- Vamos - Le guíe con calma.

***

Hermione.      

Llegamos a una casa de dos pisos en una zona bastante tranquila, la casa más cercana debería estar a unos 500 metros.

La casa era de unos 80mts x 50mts. Tenía ventanas cubiertas por cortinas blancas semitransparente, una puerta de madera oscura que parecía ser roble.

- ¿Esta es tu casa? - Pregunté sorprendida.

- Ajá - Dijo el con calma mientras nos acercábamos a la casa.

La puerta se abrió de manera automática cuando nos acercamos y entre a la casa de Adán.

***

- ¿Y quien cocina? - Pregunté dudosa.

Yo podría cocinar pero no soy muy buena.

- Claro que yo - Dijo el tranquilo recibiendo una mirada mía llena de sorpresa.

- Pero… tu ni siquiera necesitas alimentarte - Recordé mirándole.

- Pero te tengo que cuidar - Murmuró el sonriéndome mientras tomaba mi mano -, además de que esta es mi casa. Ya que viniste a mi tengo que tratarte como te mereces - Susurro un poco tímido.

Sonreí ante el y acepte su oferta.

***

Ya de noche… probamos algo nuevo.

- Adán… - Murmuré sintiendo el frío vidrio en mi pecho y en mis manos.

El sonreí mientras sus manos sostenían mis caderas.

- No te preocupes, nadie pasa por aquí - Dijo el mientras me seguía dando.

Sonreí y no pude más que soltar los gemidos contenidos.

- Dame la vuelta - Murmuré a lo que el me obedeció - Chupame los pechos - Le ordené.

El me miro sonriendo y acercándose a mi.

- Eres tan obscena - Se burló sonriendo travieso.

***

A pesar de su actitud usual en el colegio, Adán parecía muy calmado y sumiso en su casa, casa totalmente vacía a excepción de Midala que casi siempre estaba durmiendo.

- ¿Por qué estás tan tranquilo? - Le pregunté mientras la luna iluminaba la ventana bien iluminada de la habitación.

- ¿A que te refieres? - Pregunto el tranquilo.

- Últimamente estás muy tranquilo - Murmuré un poco indecisa a lo que el rió.

- ¿Eso? Es por la baja densidad de magia, lo mismo le pasa a Mida - Dijo el con calma mientras sonreía.

- ¿Dependes de la magia? - Pregunte sorprendida a la vez que un poco aterrada.

¿Y si va aún lugar aislado de magia?¿Que le pasaría a MÍ manzanita?

- Tranquila, mientras te tenga a ti siempre estaré bien - Murmuró abrazándome suavemente.

Sonreí ante sus palabras y una idea se formó en mi cabeza.

Rápidamente me subí encima de él y hablé emocionada.

- ¿Y si viviera para siempre? - Pregunté aunque pensé que no estaría dispuesto a soportar eso por mi.

Pero el solo sonrió.

- Solo por ti la eternidad tendría sentido - Halago tomando mi mano.

Sentí como si su maná se filtrara por mis venas y me sentía unos años más joven.

Pero algo más fuerte se sintió en mi.

- Yo, Adán Kedward juro por mi alma y cuerpo que te acompañaré a ti, Hermione Granger hasta el día de tu muerte - Unos hilos se prestaron de repente y se ataron a mi brazo derecho dejando unas marcas similares a un dragón blanco chino.

Sonreí ante el y lo abracé.

- Bien. A ti, Adán Kedward, te dejare seguirme por esta vida y la siguiente - Declare a lo que el sonrió y no se quejó en absoluto.

Harry Potter resurrección Donde viven las historias. Descúbrelo ahora