Harry Potter resurrección

Sueños

Adán.

El cansancio de manipular las cenizas era mucho por lo que solo me apoye en una pared y cerré los ojos con molestia.

***

Abrí suavemente los ojos y me sentí cansado.

Lo primero que sentí claramente fue el asfixiante humo que había en la habitación.

Pero aún así podía respirar calmadamente, y en segunda instancia note como tenía algo atrás mío.

Me giré suavemente apoyando mi brazo en lo que era mi cama, y allí la vi.

Como siempre tan hermosa como su pelo negro, con una remera corta y un short rosado.

Obviamente era Alaysa quien dormía a mi lado con el pelo despeinado y un aspecto que aunque parecía cansada no dejaba de ser la más bella vista posible.

Realmente después de tanto tiempo se había vuelto una dama.

Sonreí y me acerqué a ella.

Mire sus labios con dudas sobre que hacer con ella. Tan indefensa... nadie podría culparme si se me escapan uno o dos besos... o diez... o...

Mi mente continuaba pensando hasta que un leve movimiento de sus cejas me dejo ver qué ella ya estaba despierta.

- ¿Con qué actuando tan indefensa para seducirme? Yo no te enseñe así - Me burle cuando ella abrió los ojos.

Y fue ese el último clavo en mi ataúd.

Sus ojos rojos me hicieron perder la capacidad de pensar racionalmente, y ella noto eso.

- No me hace falta, solo debería hacer esto... - Murmuró acercándose a mi.

Su cuerpo ya no era el que fue a sus 16, había crecido bastante y lo noté... lo sentí con mi mano.

- Toca si quieres... - Coqueteo con una encantadora sonrisa.

Mis manos se cerraron alrededor de su culo.

- ¿Te excitas con tu propia hermana? Y luego me críticas... - Se burló cuando sintió mi pene presionado contra ella.

Sonreí y hablé.

- Lo dices cómo si tú no lo estuvieras - Replique mientras mi mano cambiaba de lugar, de atrás para adelante.

Con una sola mano le baje el short hasta la mitad de los muslos dejando ver su ropa interior color negra.

- Como el mayor tú deberías ser quien ponga los límites - Replicó - Pero en cambio aquí estamos y en vez de poner límites me la pondrás a mi - Dijo dicertida.

Sonreí por sus palabras.

- Es que eres muy linda, no puedo ponerte límites y a la vez esa belleza es lo que hace que sea tan tentativo ponértela - Mi mano toco su ropa inteor y sentí como estaba un poco mojada lo que me hizo sonreír.

Con rapidez me puse de rodillas en la cama y le ayude a quitarse la remera dejándola solamente con su ropa interior que era un conjunto color negro.

Y al sentir mi mirada sobre su cuerpo semidesnudo paso lo típico de siempre.

La chica se sonrojo, desvío su mirada a un lado y sus réplicas inteligentes habían cesado, era como si le hubiera comido la lengua el ratón.

Pero siempre fue así, habla mucho y luego se avergüenza rápido... por eso me encanta.

La chica me miro de reojo y estiro su mano hacia la mesa de luz que estaba a un lado de mi... de nuestra cama.

De allí tomo un paquete cuadrado negro.