Justo

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Mi cuerpo dolía como mil infiernos aún después de que Hermione me había dejado irme.

- ¿No sos un poco injusta? - Pregunté débilmente a lo que recibí una molesta mirada de mi novia.

- ¿Injusta? - Pregunto indignada acercándose.

Con una actitud dominante se acercó tan rápida que por instinto retrocedí sintiendo el muro de piedra que tapaba mi salida.

La mano de la chica se apoyó suavemente en mi hombro y su rostro se acercó a mí oído.

- Si fuera justa te hubiera castado la primera vez que me fuiste infiel - Su tono era una amenaza repleta de sinceridad - Ni hablar de la segunda.

Me daba escalofríos por lo que decidí no hablar más de eso.

Pero Hermione de acercó aún más a mi y mordió mi oreja.

- ¿Y?¿Es buena? - Pregunto con curiosidad.

Dude en responder pero... se lo debo.

- Es muy buena, realmente mucho - Murmuré avergonzado.

- ¿Mejor que yo? - Cuestionó.

Pensé un poco y abrace a mi novia.

Mis manos apretaron su culo y sonreí casi naturalmente.

- Ay Hermione, no seas insegura - Murmuré a su oído - Aunque no se note mucho por tu uniforme... tu cuerpo es... muy erótico - Dije mordiéndome el labio para no hablar de más.

La niña no pareció disgustada por el halago pero no sonrió.

- ¿Erótico? - Pregunto con confusión.

- Claro... - Murmuré mirándola por encima - Tu eres lo que sinceramente describiría como la belleza absoluta - Asegure con ojos relajados.

La niña se sonrojo un poco pero no mostró timidez en sus ojos.

- ¿Más que Harriet? - Pregunto a lo que asentí con calma - ¿Y que Delphin? - Continuo a lo que asentí con rapidez.

La niña pensó un poco y finalmente hablo.

- Adán, ¿Sabías que estamos predispuestos genéticamente a tender hacia las personas con genes similares a los nuestros? - Pregunto con seriedad.

Asentí suavemente sin saber a qué quería llegar.

- Entonces... ¿Quienes son las personas más similares a nosotros? - Pregunto suavemente.

- ¿Nuestros padres? - Pregunté a lo que ella negó.

- 50/50 - Dijo mirándome con agudeza.

- ¿Hermanos? - Pregunté a lo que ella asintió con pesar.

- Claro, así que dime... - Comenzó lentamente alejándose unos 2 metros de mi - ¿Soy más linda que tu hermana? - Pregunto asustandome.

Mis ojos se agudizaron y la miraron tratando de encontrar la mínima imperfección en ella.

Parte de mi ego estaba empeñado en ver alguna falla en ella, si es mejor que mi hermanita sería como que sea mejor que yo y eso no lo podía aceptar.

Mis pensamientos fueron a mil pero no vi ni una arruga en su ropa.

- Si - Lamente suspirando.

La niña sonrió y se aproximó hacia mi.

- ¿Estas mintiendome? - Pregunto con ojos fijos en mi.

Mis manos tocaron su rostro y moví su pelo para ver mejor su rostro.

- No mentiría sobre algo tan obvio - Dije besándola.

La niña se relamió los labios y tomo mi mano con dudas.

- ¿Sabes? Trato de ser dura contigo y que sepas que tus acciones tienen consecuencias - Murmuró pegando mi mano a su mejilla.

- ¿Y? - La incite para que siguiera.

- Pero no creo poder pasar la noche sin ti - Su mejilla estaba ardiendo y sus ojos castaños brillaban con anhelo.

sonreí levemente y le dije una simple frase.

- Siempre estoy para tus deseos - Murmuré a lo que ella pareció recordar ese principio tan simple de nuestra relación.

Por sobre todo, por sobre mi, solo está ella.

La niña asintió sonriendo y me llevo a su habitación.

****

Harriet.              

Estaba durmiendo con los típicos dolores en la frente.

Podía ignorarlos a veces cuando dormía o estaba muy cerca de Adán.

Pero…

Mis sueños siempre eran raros pero lo de hoy…

Me deslizaba por el suelo, a mis costados podia ver varias puertas y por la piedra de las paredes y las mismas puertas me hacían reconocer donde estaba, en el ministerio.

Pero eso no fue lo que me alertó lo que si lo hizo fue la profunda sensación de estar cazando a una presa, emoción y placer en la caza.

Seguí el aroma de la sangre y allí vi a un hombre de pelo anaranjado tirado en el suelo con varias heridas en el cuerpo.

Me sorprendí pero eso aún no era todo.

Con velocidad exagerada arremeti contra con el hombre y lo último que escuché fui su grito.

Me levanté asustada y descubrí como toda mi ropa estaba manchada de sudor.

Sentía que tenía fiebre por lo que me medí la temperatura con la mano.

- Maldición - Dije molesta mientras me levantaba de la cama para ir a avisar sobre mi sueño.

Rápidamente llegue a la sala común.

Mis pensamientos que estaban desordenados por la pesadilla se fueron calmando hasta que tuve un pensamiento bastante frío.

- ¿Ese era el padre de Ron? - Pregunté recordando un poco.

Creo que sí.

Mi menos derecha tocó mi cuello y reflexione con calma.

- ¿Adán? - Pregunté para mí misma tocando el collar en mi cuello.

No, no quiero que el se vuelva un tipo de Dios para mí que solucione todo mis problemas… además de que seguramente esté con Hermione…

Camine con paso fuerte y salí de la sala común para buscar a Dumbledore.

***

Realmente hace mucho que no hablo con Ron y me daba igual si era su padre el que estaba o no muerto.

Cuando llegue a la gárgola mis ojos se agudizaron molesta.

- El mago más poderoso de nuestros tiempos y tiene que hacer esta seguridad tan irritante - Me queje pensando en que hacer.

Saque mi varita y la coloque en mi cuello.

- Sonorus - Murmuré mientras mi voz se amplificaba decenas de veces - ¡Profesor Dumbledore! - Grité con tanta fuerza que la estatua de la gárgola casi explota.

Pasaron unos segundos en los que mi voluntad se reforzó.

- ¡¡¡Profesor!!! - Grité haciendo que la misma gárgola estallara en pedazos.

Rápidamente vi como un viejo bajo por las escaleras rápidamente y me miro furioso.

- ¿¡Que está haciendo señorita Potter!? - Pregunto indignado.

- Bueno, en parte por no dejarme unirme a la orden y segundo, es Weasley - Dije seriamente.

El director pareció ver mi seriedad y suspiro.

- ¿Sus pasa con Arthur? - Pregunto con calma.

- En el ministerio, lo atacaron - Asegure calmada al dar el mensaje, me di la vuelta y volví a dormir.

***

Harry Potter resurrección Donde viven las historias. Descúbrelo ahora