Castigo

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Harriet.

La pluma dada por Umbridge se movía suavemente sobre el pergamino.

A pesar de que Adán ya había tenido su castigo por alguna razón Umbridge decidió darnos castigos por separados, posiblemente porque le tiene miedo a Adán.

La sala era una pequeña oficina, el asiento de la profesora estaba justo delante de la chimente con su escritorio deltante del asiento. En las paredes hacia docenas de imagines móviles de gatos que me daban cierta ternura.

- ¿Que escribo? - Pregunté.

- Las mentiras son malas - Indico.

Con calma moví la pluma una decena de veces hasta que sentí un fuerte punzo en mi brazo derecho.

Toque mi brazo con nerviosismo pero Umbridge hablo.

- Continúe - Ordenó.

Moví la pluma con duda pero sentí un sensación cálida en la frente.

Una leve sonrisa se formó en mis labios mientras pensaba en el.

Di la última pincelada a la S con mi mejor letra y no senti nada.

De pronto la pluma estalló. Mire hacia Umbridge y note que el brazo derecho de su vestido estaba teñido de rojo y la sangre caía de allí a montones.

- ¿Profesora? - Pregunté confundida.

La mujer me miro con terror en sus ojos y se abalanzó contra mi para tomar su pluma.

- Vete - Me dijo cortante.

Acatando la orden me levanté del asiento un poco confundida y salí de esta su oficina

Caminé por los largos pasillos del colegio hasta llegar a la sala común de Gryffindor.

Allí el chico de pelo plateado leía el libro en sus manos con una mirada serena. Sentado solo… no, no estaba solo, estaba sentado con un pequeño gato de unos 25 centímetros y con una expresión de desdén.

- Por fin llegas - Su voz parecía tener cierta preocupación pero me miro con cariño - Ven - Me llamo.

Caminé hacia el y me senté a su lado.

- ¿Que hiciste? - Pregunté con calma.

- ¿A que te refieres? - El parecía totalmente desentendido pero no me iba a engañar.

- ¿Que encantamientos tengo sobre mi? - Toque mi corbata, la agrande un poco y desaproveche los primeros 2 botones de mi camisa haciendo un tipo de escote - Vamos... dímelo - Murmuré tocando su brazo con suavidad.

El me miro y trago mientras dejaba su libro abierto en la mesa, me miro con calma y me tocó el rostro.

- ¿Encantamientos? - Pregunto mientras su mano derecha tocaba mi cuello y tomaba suavemente mi collar.

El collar que el me había regalado.

- Unos 12 - Murmuró pensando.

Mis ojos se abrieron con sorpresa. "Pensé que solo había uno o dos"

- ¿Que hacen? - Pregunté con cierto recelo.

El chico sonrió y su mano tomo su cintura con velocidad.

- Vigilancia, seguridad y... cubrir mis inseguridades - Murmuró con cierta vergüenza sobre lo último.

- ¿Tus inseguridades? - Pregunté con curiosidad tocando su rostro.

El parecia no querer hablar de ello pero le mire con insistencia rompiendo su voluntad.

- Eres una chica muy linda... podrías tener cualquier otra pareja... - Su voz realmente parecía tener esa preocupación.

Harry Potter resurrección Donde viven las historias. Descúbrelo ahora