Dirty Dancing

17. Examen Oral

Skylar's POV:

No pude reaccionar los primeros segundos, todo estaba pasando muy rápido, todo había dado un giro de ciento ochenta grados y no podía enfocarme en la realidad.

Sus ojos esperaban expectantes por una respuesta de mi parte y, aunque una vocesita me gritó que no cayera, la ignoré y asentí con mi cabeza frenéticamente.

Sus manos me golpearon las pantorrillas pidiendo que las separe para que su cuerpo pueda colarse entre mis piernas. Su cabeza quedó a la altura de mi monte venus y mecí mis caderas invitándolo a satisfacerme, mas una de sus manos la sujetó con fuerza contra la puerta, deteniéndome.

—Esto no es un juego, señorita Ford —masculló—. Voy a explicarle cómo se va a desarrollar el examen.

Mis labios se separaron en busca de aire cuando su nariz me acarició por encima de la ropa, oliéndome. Su cuerpo empezó a subir lentamente y en el camino su mano se arrastró por mi pierna hasta el inicio de mis leggings.

—Considere esto un castigo —advirtió—. Si usted para de exponer, yo me detengo.

Volví a asentir, atónita.

Sin separar nuestras miradas (y recordando su segunda lección: mirarlo siempre a los ojos) su mano se camufló dentro de mis leggings. El vientre se me contrajo al sentir sus dedos sobre mis bragas, explorando la humedad de la tela.

—El tango surgió entre los años mil ochocientos cincuenta y mil ochocientos noventa —comencé con la voz débil—. Europeos llegaron a Argentina, donde había mucha influencia de africanos, así que fue una fusión de muchos géneros musicales.

Jadeé y me sostuve de su antebrazo cuando sus dedos hicieron la tela a un lado y acariciaron directamente mis pliegues húmedos. Una sonrisa de lado brilló en su rostro arrogante y arrastró mis fluidos desde mi entrada hacia arriba, sentándolos sobre mi clítoris.

—Ah... el piano, el violín y el bandoneón son los instrumentos principales —exhalé apoyando mi cabeza contra la pared y mis ojos rodaron al techo

—Mírame —murmuró.

Bajé la mirada, somnolienta. Harry me devolvió el mérito haciendo movimientos circulares y lentos sobre mi manojo de nervios hinchado, desesperándome.

—Recién en mil novecientos diez el tango se empezó a expandir por Norteamérica y Europa como un... un género de música establecido a nivel mundial.

Se me era casi imposible hablar sin jadear y que el pecho me temblara. Quería cerrar los ojos, pero su mirada intensa y amenazante no me lo permitiría. Quería mover mis caderas para montar su mano y obtener mi orgasmo más rápido, pero si lo hacía se molestaría. Quería gemir y dejar de exponer, pero si me detenía, él también lo haría.

—Al principio el tango se tocaba en fiestas y prostíbulos —continué—, luego se le agregaron letras que contaban las historias de las prácticas en estos lugares.

—Qué interesante que de algo sucio nació algo tan bonito, ¿no? —se burló—. ¿Sabes de los ocho movimientos básicos?

Fruncí el ceño en medio de mi agitación intentando recordar lo que había investigado ayer. Sí leí sobre ocho pasos básicos.

—Sí...

—¿Cuál es el uno?

—Pie derecho atrás.

Su dedo índice se deslizó por hacia abajo e hizo contacto con mi entrada encharcada de humedad. Jadeé y apreté su antebrazo al sentir aun su dedo medio en mi clítoris, no queriendo darme tregua.