39. Criminal

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Skylar's POV:

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Skylar's POV:

Haberle contado a papá todo lo acontecido en los últimos veinte minutos fue una locura.

Había intentado decirle solo lo esencial, como que Patty lo había acusado de cosas que jamás sucedieron. Y como papá sabía que aquello ponía en riesgo mi título del campeonato, no quiso que me viese perjudicada. En estos momentos, él y su abogado se encontraban camino al aeropuerto.

Mientras, yo debía resolver lo que podía aquí, y eso era ayudar a Harry y evitar que los rumores de Patty se siguiesen esparciendo.

Me bajé del taxi después de haberle entregado un par de billetes al conductor con más del precio establecido; tenía la cabeza por otro lado. La gran comisaría de la avenida 72 en Brooklyn le daba un aspecto descuidado a la calle. Con su color crema y tierra, empolvado y paredes sucias oscurecía los demás locales a sus costados.

Observé el edificio largo y de dos pisos con una exhalación angustiada. La bandera estadounidense en la azotea del local se sacudía contra el viento. "El sueño americano", pensé con amargura. Lo más probable era que ahora viviera en este país y mi comienzo no podía ser peor.

—Conserva la calma o te meterán tras las rejas a ti también, Skylar —mascullé mientras me adentraba a la comisaría.

Después de ganarme un par de miradas extrañas en el lobby por parte de otras personas esperando su turno de atención, fui atendida por un caballero de traje negro. Perdí aproximadamente veinte minutos de mi tiempo mientras tomaban mis datos y me daban un sticker que luego pegaría en mi pecho que decía "visitante".

Así, el caballero me guio con un guardia de seguridad vestido con un uniforme azul, radio y armas a la altura de su cadera. Tragué duro saliva a la vez que le pisaba los talones por varios pasillos de puertas grises hasta que llegamos a una sección más sombría y fría. Había ocho celdas de rejas negras y algo oxidadas. Espaciosas, con solo un sofá largo azul y una ventana delgada de forma rectangular.

Todas eran iguales y todas contenían una o dos personas que no parecían capaces ni de matar a una mosca. Algunos estaban angustiados, de pie contra la ventanita, y otros parecían ya resignados y se encontraban recostados en el sofá mirando al techo descarapelado de la humedad.

Harry era de estos últimos. En la celda de al fondo a la derecha, el ojiverde se había echado en el sofá y tenía los ojos cerrados y sus dedos entrelazados sobre su vientre. Estaba tranquilo, o al menos eso parecía.

—Harry —lo llamé antes de que el oficial pudiera advertirle de mi presencia.

Styles abrió los ojos y se puso de pie inmediatamente al escucharme. Se apuró a caminar hacia las rejas y sus manos buscaron las mías a través de estas.

—¿Entonces? —quiso saber.

—Papá y su abogado están en camino. Deben estar llegando mañana antes del medio día —informé.

Dirty DancingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora