57. Tú

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Skylar’s POV:

No haber visto a Harry por un mes había sido una tortura.

Lo había extrañado miserablemente y estaba agotada mentalmente del poco tiempo que teníamos para conversar debido a la diferencia de horario y nuestras vidas profesionales ajetreadas. Definitivamente, la distancia me hizo apreciar cada día que lo tuve a solo minutos de mi casa, y cuánto más aprovecharía los momentos que tendríamos juntos a partir de hoy.

Mi chico de ojos verdes y yo nos reencontraríamos en unos instantes. Me encontraba inquieta en la entrada del aeropuerto girando mi anillo de compromiso en mi dedo anular, e imaginando que en pocos días habría dos aros en lugar de uno.

Admitía que la boda me era una distracción para mis estudios y el trabajo. ¡Pero denme un descanso! Solo soy una chica enamorada e ilusionada por casarse… debería existir una justificación en el mundo laboral para cuando te enfermas de amor.

Me había adaptado bastante al mundo de Broadway. A pesar de que había muchas personas bastante competitivas y no tan amables, también había chicas agraciadas y dulces que me dieron la bienvenida al elenco y a su grupo de amigas. Bien es cierto que no desarrollo aun la confianza que tenía con mi grupo de amigas en Inglaterra, pero sí estaba feliz de que al menos ya no estaba sola.

Abrir la academia de baile había sido un dolor de cabeza. Conseguir un local y rentarlo fue más complicado y fastidioso de lo que pensé; tuvo que venir papá unos días a ayudarme con el papeleo y derechos. La academia había quedado bajo mi nombre, pero con su firma incluida en el contrato, ya que argumentaba que no estaba lista aún para manejar un negocio por mi propia cuenta… y yo no le rechistaba en lo absoluto.

En ese mismo viaje, papá me trajo algo de Inglaterra esencial para la boda: el velo de novia de Natasha.

Como se lo prometí antes de morir, usaría el velo de la mamá de Harry para nuestra boda. Cuando lo vi, me pareció un accesorio hermoso para agregarle a mi atuendo. Y debido a que era de ella, sé que tendría un significado extra para Harry, y que valoraría más ese gesto por eso. Quería que de alguna forma sintiese que su mamá lo acompañaba en un día tan importante como ese.

Asimismo, en dos días vendría mi familia, unas amigas, el papá de Harry y dos de sus amigos: Ian y Zedd. Estaba emocionada de conocerlos, sobre todo porque mi novio había recuperado contacto con amigos de su juventud y ellos podrían formar parte de esta ocasión significativa.

Por ahora, quería estar a solas con mi prometido. Además de ponernos al día con asuntos laborales como su liderazgo en mi academia de baile, su nuevo puesto de trabajo en la oficina de papá en la sede de Nueva York, y la reanudación de sus estudios universitarios, teníamos muchas cosas por contarnos y hacer.

Unos ojos verdes entre tantos pares me sacaron de mis pensamientos e inquietudes. Dejé de formular preguntas y empecé a ser consciente de mi corazón acelerarse con fuerza, casi sintiéndolo en mi garganta. Como propia niña que me volvía en su presencia, comencé a dar saltitos en mi sitio agitando mis brazos por encima de mi cabeza. Él no demoró mucho en ubicarme. Una sonrisa inmensa le alumbró su rostro mal descansado y apresuró sus pasos junto a sus dos inmensas maletas en mi búsqueda. El estómago se me revolvía, cuánto lo había extrañado.

En un brinco me lancé a sus brazos los cuales soltaron su equipaje para sostenerme con fuerza contra su pecho. Su rostro se enterró en mi cuello y lo sentí olerme en una profunda inhalación, y yo no pude evitar hacer lo mismo. Cerré mis ojos y dejé que mi cuerpo se haga al suyo, que se relaje finalmente entre sus brazos donde estaba a salvo y parte de mi hogar me llenaba el alma.

—Te amo, te amo, te amo. —Fue lo único que pude decirle entre tantas emociones —. Me has hecho mucha falta.

Sus brazos se ciñeron con más fuerza a mi cintura.

Dirty DancingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora