11. Codicios@ 1/2

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Skylar's POV:

Hacía un buen tiempo no me presentaba ante el público.

A pesar de estar preparada, confiar en Zack, conocer al derecho y al revés la coreografía, siempre sentiría los mismos nervios antes de subir al escenario.

No sabía si era por el baile en sí o porque supuestamente debía bailar mal para que el trato con la víbora de Patty se cumpla. Había pensado toda la noche en esa arpía y cómo quitárnosla de encima. Estaba empezando a crear un plan.

Por mientras, Harry y yo nos habíamos limitado mucho durante clases. Por un lado me sentía extraña y dolía no recibir miradas suyas ni sus celos cuando Zack me coqueteaba al bailar, pero entendía por qué lo hacía.

De todas maneras, me gustaba tener este secreto. Sobre todo si es como ahora que, a las seis de la tarde, después de nuestro último ensayo antes de que el profesor mande a todos al auditorio para el show, me haga una seña con la cabeza y me pida verlo en su oficina.

Nuestros vestuarios consistían en una falda larga y pomposa color negra para las mujeres junto a una blusa sin mangas blanca, pegada al torso; y camiseta negra y pantalones a la cintura del mismo color para los caballeros. Zack se veía guapísimo.

Pero Harry estaba ardiendo.

—Profesor —llamé a la puerta de su oficina, la cual estaba abierta.

Harry alzó la mirada mientras se hacía un moño en el cabello.

—Pasa, ¿ya todos se fueron?

Cerré la puerta detrás de mí y me apoyé contra esta, asintiendo con la cabeza.

—¿Estás nerviosa?

—Un poco —respondí—. ¿Tú?

—Nah. —Sonrió, acercándose.

Giré mis ojos copiándole el gesto de los labios.

—Te ves guapo —admití.

—¿Lo crees?

Volví a asentir, esta vez acariciando sus hombros al descubierto y admiré sus tatuajes delineando mi uña por la tinta.

—Te llamé antes de salir porque necesitaba decirte con urgencia que te ves muy sexy y quisiera romperte esa falda, pero no lo haré porque es alquilada —dijo.

Volví a reír fingiendo acomodar algo en su camiseta. Poco a poco sentí sus manos tomar mi cintura y se me erizó la piel. No podía creer que tenía a mi ángel de vuelta.

—¿Sabes algo? —Su rostro se acercó al mío y sus labios besaron mi mandíbula—. Ayer me dejaste con las ganas.

Instantáneamente mis ojos se cerraron y mi cabeza golpeó la puerta cuando estiré mi cuello, dándole más espacio para besar.

—Ah, ¿sí? —Me hice la desentendida—. Eso debería decir yo, profesor.

Un gruñido de su parte seguido de su entrepierna contra la mía me hizo reír. Me gustaba provocarlo.

—Me pusiste tan duro, preciosa —murmuró besando mi cuello, justo en ese punto que me gustaba debajo de mi oreja—. Luego fui al baño y pensé en ti.

Jadeé colocando toda mi fuerza en mis piernas. No podía caerme ahora mismo. No con sus labios en mi cuello y una creciente erección restregándose contra mí.

—¿Qué pensabas? —quise saber.

—Que te hacías cargo de mí

—¿Cómo?

Dirty DancingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora