34. Me Encantas

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Skylar's POV:

¿Qué carajo le había pasado a Harry?

Había empezado a ver su cambio desde hace más de una semana, pero ¿ayer? Jamás lo había visto tan vulnerable, tan puro.

Cuando acabamos nuestro paseo en el puente y volvimos a casa, me acompañó hasta mi habitación y se despidió de mi con un beso en la frente. ¿En la frente? ¿Estaba mal si decía que deseaba que me besara en los labios? Se había vuelto muy dulce y honesto. ¿Sentía cosas por mí? ¡Casi exploto cuando lo oí!

¿Por qué no lo pudo decir hace un mes, cuando aún no iba tan serio con Zack, cuando sus sentimientos no eran tan grandes? Me sentía asquerosamente culpable y como una perra. ¿Cómo le decía a Zack que me gustaba y lo quería, pero no se comparaba con lo que siento por Harry? ¿Cómo le decía que era un chico increíble y que yo solo lo estaba usando para olvidar a Styles? ¿Cómo le decía que nunca fue él, sino yo el problema?

La noche se pasó muy rápido. Estaba agotada por el cambio de horario y eso nos perjudicó para la mañana siguiente. Hoy me levanté siete de la mañana recargada de energías y con muchas ansias. Hoy era el concurso, hoy nuestras vidas podían cambiar su rumbo, hoy ejecutaría mi plan con Patty, hoy conocería a esa tal Annet, hoy Harry me contaría un pedacito más de su mundo.

Parece que no fui la única que madrugó, sino también Harry. Cuando salí de mi cuarto con unos shorts de jean y top negro, Styles también lo hizo. Él lucía unos shorts deportivos azules y una playera sin mangas gris. Su cabello suelto estaba algo despeinado y amarrado en un moño flojo. Mierda, aún así se veía guapo.

Estaba a punto de abrir la boca para saludarlo, cuando él se me adelantó y pronunció las palabras que no creí escuchar nunca:

—Me voy a cortar el cabello.

La respiración se me congeló. Qué manera de despertar.

—Tú, ¿qué?

Harry se quitó el moño dejando caer sus ondas por los hombros. Las acarició un rato con pesar y luego regresó su mirada a mí.

—Para el concurso. Apuesto a que me parecería mucho más a Johnny si tengo el cabello corto como él.

Pero... yo no quería que pierda sus rulos. ¡Me encantaba su cabello largo!

—Ay... —me quejé desganada con una mueca.

—Además, ya necesito un cambio —agregó—. ¿Me llevas a una peluquería?

Lo observé como si quisiera recordar por siempre cómo era que se veía con sus rulos cayéndole por los hombros y suspiré de nostalgia.

—Qué dramática —rió—. El cabello crece, amor. Vamos, acompáñame. Será divertido.

No pude resistirme a sus encantos. Con un ademán de cabeza, le pedí que me siguiera por el pasillo hacia la sala, donde las puertas de vidrio permitían que la luz de la mañana iluminara casi todo el piso y nos permitía una bella vista del patio trasero.

—Buenos días, señorita Skylar, señor Styles. —La voz de Fred, nuestro mayordomo familiar en Estados Unidos, interrumpió el ambiente.

Harry y yo giramos nuestras cabezas hacia el comedor. Fred acababa de colocar la mesa con un desayuno presidencial, llenándola de extremo a extremo.

—Pero, Fred —reí acercándome—. ¿Acaso tenemos invitados? ¿Por qué tanta comida?

El hombre sonrió con timidez y se frotó las manos con nerviosismo.

—Hace mucho no venía, se le extrañaba por aquí.

Arrastré los pies hasta la mesa y sentí a Harry pisarme los talones. Desde ensaladas de frutas hasta tostadas francesas. Desde jugos surtidos hasta yogures naturales. Aquel desayuno no se podría acabar ni aunque fuéramos seis personas.

Dirty DancingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora