1. Profesor Styles

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Skylar's POV:

Querer ser bailarina profesional tenía sus pros y sus contras.

Ventajas: hago lo que más me gusta y en lo que soy buena.

Desventajas: la carrera la paga mi papá. Y el trato fue que, si estudiaba danza, también debía tomar clases de negocios para un día abrir una academia de baile y manejarla por mi cuenta.

Tiempos desesperados, decisiones estúpidas. Acepté el trato y aquí estoy.

Mi segundo año de universidad había empezado decentemente. Tenía dos buenas amigas, profesores que no eran encantadores pero ciertamente tampoco ogros, y... bueno, algunos chicos eran atractivos, así que de vistas no me iba a aburrir.

—¿Sabías que la señorita Martinez se dobló el tobillo justo antes de empezar clases? —Naomi me comentaba mientras entrábamos al salón de baile—. Al parecer han contratado a una nueva profesora.

Hice un puchero de fastidio. La señorita Martinez era una mujer preciosa y muy dedicada en su trabajo. Amaba su manera de enseñarnos y transmitirnos su pasión por la danza. Era una pena que ya no estuviera con nosotros.

—Con tal que no nos ponga a hacer ballet un mes entero como si fuésemos nivel cero —Resoplé—. Solo quiero seguir con la rutina.

Naomi y yo nos abrimos paso hacia los casilleros pegados contra una de las paredes del salón. Analicé a mis demás compañeros de clase. A algunos ya los conocía del semestres pasado y otros eran nuevos. Algunos estaban sentados en el suelo, otros calentando frente al gran espejo que teníamos por pared, y otros hablaban entre sí de pie.

—Oh, oh —Naomi murmuró—. Creo que no hay más casilleros disponibles.

Bufé. Por eso odiaba tener esta clase de último turno. Todos los casilleros eran ocupados por otros estudiantes de más temprano.

—¡Ay, aquí hay uno! —mi amiga exclamó, abriendo el último inferior. Con un par de empujones logró meter su bolso—. ¿El tuyo entrará?

Lo intentamos, pero mi maletín negro no ingresaba con el suyo en el pequeño espacio metálico.

—No, olvídalo. Le pediré a la profesora uno de los que tenga dentro de su oficina.

—Chica lista... —la morena me sonrió.

Dejé mi bolso sobre el piso y me dirigí con mi mejor amiga hacia la multitud de estudiantes. Empecé a calentar estirando los brazos mientras miraba el reloj digital colgado en la pared. Eran las 2.19 de la tarde. La clase empezaría ya.

—¡Muchachos! —Se oyó una voz masculina rasposa ingresar al salón.

Fue como una eminencia. El eco del vacío de la clase resonó por las cuatro paredes y el piso lustrado. Todos los presentes nos giramos hacia el nuevo invitado.

—Fiuf —el hombre suspiró con una sonrisa, acomodando su maletín café en su hombro—. Justo a tiempo. Bienvenidos a la clase de danza avanzada nivel cinco. Soy su nuevo profesor.

Miré a Naomi, estupefacta. ¿Aquel hombre apuesto que apenas podía arrastrar su vida en esa maleta sería nuestro profesor?

Nadie se atrevió a soltar palabra por un instante hasta que las muchachas empezaron a susurrarse cómplices entre ellas. No me sorprendería que hablasen del nuevo maestro.

—¿Cuántos le echas? —mi mejor amiga murmuró.

Lo miré de reojo. El hombre en playera azul y joggers negros se desamarraba el cabello de una colita alta. Una corriente me recorrió el vientre. Tenía un perfil atractivo.

Dirty DancingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora