Dirty Dancing

10. Chantaje

Harry's POV:

Oh, no.

Mi primera reacción al ser consciente de la presencia de Patty fue apartarme varios pasos de Skylar. La excitación se me había ido como con un balde de agua helada, y el rostro pálido y sorprendido de la rubia me obligó a decir algo al respecto.

—Señorita Patty... —Carraspeé.

—Yo... —ella balbuceó, aún desconcertada.

Sus ojos variaban dirección entre Skylar y yo. La castaña parecía querer huir y nunca más salir de su escondite. De la misma manera, yo estaba aterrado, pensando en mil y un ridículas excusas para librarnos de esta.

Pasaron los segundos más largos y angustiantes de mi vida hasta que finalmente Patty intercambió su peso de una pierna a la otra y los labios le temblaron hacia arriba.

—Skylar... —Patty ronroneó, no con sorpresa, más bien, malicia—, mírenla... yo pensé que tú no matabas ni a una mosca.

De todas las personas que pudieron vernos... justo debía ser ella. No me preguntaba por qué. Apostaba que había estado buscándome por todos lados.

—Patty, no es lo que... —Sky intentó decir, mas la voz se le entrecortó.

—Uh, uh —la rubia negó, silenciándola.

Caminó lentamente por el lado de Skylar hasta llegar al contenedor de basura. Abrió la tapa unos centímetros y tiró su bandeja con restos de comida. Del contenedor emitió un olor asqueroso que los tres pretendimos ignorar, muy ocupados en este problema.

—Había notado su conexión, pero no creí que... —Patty continuó, señalándonos.

—Patty, nosotros no... —Sky insistió.

—Oh, yo sé lo que vi —la rubia la retó. Su cabeza se agitó y sus cejas se alzaron con determinación—. Ustedes tienen algo y eso está muy jodido.

Pasé saliva. No había notado que me encontraba encogido en mi lugar, con el mentón gacho y los puños pegados a mis lados. Era la primera vez que me sentía tan en el avismo.

—Patty, no puedes decir nada —Skylar saltó en defensa.

—¿No puedo?

Mi mejor excusa hasta el momento era decirle que "éramos novios desde hace tiempo y coincidir en clase fue puro destino", pero me parecía patética y no me la iba a creer ni un niño de cinco años.

—Esto fue un error —solté por primera vez—. La señorita Ford y yo... he tenido algunos problemas y...

—Soy una amiga de la familia —Skylar agregó—, se nos salió todo de las manos, pero nada se va a volver a repetir.

Esperé que aquello sea suficiente para convencer a Patty de que cierre la boca, sin embargo, solo la hizo reír.

—¿Qué diría el director si se entera que un maestro, nuevo, por cierto, y una de las mejores alumnas tienen un amorío? —Ladeó su cabeza con una sonrisa llena de malas intensiones.

—El profesor y yo no tenemos nada —Skylar objetó.

—Oh, entonces no te importaría si les cuento a todos lo que vi, ¿verdad? —advirtió.

Esa niña era una víbora.

Ninguno separó los labios un rato, pensando en nuestro siguiente movimiento.

—¿Quieres algo a cambio de tu silencio? —La voz de Sky sonaba fastidiada.

Los dientes se asomaron en la sonrisa creciente de Patty.