Omega Controla a Alfa | Markhyuck

03 | Un omega, idiota

— Creo que este es un tema que tenemos que organizar —dijo Donghyuck, mientras sacaba papitas del envase,— Ya saben, no quisiera estar o que estén fuera de casa cuando llegue el celo; la idea es que no vuelva a pasar lo de ayer.

— D-Donghyuck ¿Podemos hablar de eso en otro momento? —dijo Renjun, aferrándose a la cama y desbordando feromonas,— M-mierda, necesito otra pastilla, ya se acabó el efecto.

— Oh, claro —le extendió la caja,— Voy a hacer un calendario con los celos de los tres... Zhong, dime cuando es el tuyo, el de Renjun supondré que empezará a ser la segunda semana del mes y el mío es a finales del mismo.

— Es la primera semana —dijo Chenle.

El pelinaranja se hallaba abrazado de su almohada: después del encuentro con el alfa desconocido, no había querido despegarse de los mayores o salir al exterior, le daba un poquito de miedo. Donghyuck trataba de entenderlo y sólo por eso dejaba que lo marcara con su delicioso aroma a chocolate. Por otra parte, también le daba pequeños masajes a Renjun para que tratara de bajar el calor un poco. Todo sea por los amigos nuevos, pensaba.

— Bien, entonces... —sacó un lápiz y marcó en el calendario todos los futuros celos,— Ya quedó, Ahora sólo deberíam-... ¡Renjun, no te quites la ropa! ¡Hay niños!

— ¿Estás seguro que era un alfa?

— Olía a alfa, además se veía súper enojado cuando me acerqué a hablar con el chico de cabello naranja —chasqueó la lengua,— Lo que menos quiero es meterme con un omega en cortejo.

— Ah, amigo mío —rio Mark,— Te ocurre cada porquería, me compadezco de ti.

Jeno sólo suspiraba. Su celo se había adelantado dos semanas completas y ahora estaba demasiado confundido. Tanto él como su lobo sabían que se debía a algo que habían estado esperando hace mucho.

En medio de la conversa, escucharon la puerta abrirse y vieron asomarse la cabeza de Jisung. Lo saludaron suavemente y lo invitaron a sentarse con ellos. El menor se sentó en silencio y apoyó su cabeza en la mesita de centro. Los otros dos chicos se miraron entre si.

— ¿Ji? ¿Estás bien? —preguntó Jeno. Lo vieron asentir, después negó su respuesta.— ¿Quieres hablar de eso o prefieres ver una película?

— Una película, por favor —asintió aún apoyado,— Que sea Titanic, así puedo llorar y decir que es por la película.

— Ay, Jisung...

Mark se acercó a abrazarlo por detrás, mientras veía como los ojitos del menor botaba lágrimas desconsoladas. Jeno se unió al abrazo, tratando de contener a ambos chicos entre sus brazos. Jisung hipaba mientras su olor se volvía agrio, su lobo también se sentía triste.

— Sabes que puedes desahogarte con nosotros ¿Verdad? —preguntó el mayor,— Nunca te vamos a juzgar.

— ¿Q-quién cambió a M-Mark hyung? —preguntó Jisung, aún llorando,— ¿Desde c-cuando tiene s-sentimientos?

— Y yo que me preocupo por ti, maldito mocoso —siseó el canadiense, haciendo reír a ambos chicos.

— ¿Aún s-sigue en pie la p-película? Les diré c-cuando sienta que e-es necesario.

— Claro, no te preocupes —sonrió Jeno, desprendiendo feromonas para calmar a Jisung,— Ahora ¡A llorar con Titanic!