31 | Chocolates

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— ¿Ya se durmió? —preguntó el moreno, entrando a la habitación.

El fin de semana había pasado rápido y ellos ya estaban en la residencia. El celo de Chenle había iniciado apenas volvieron de la casa de Donghyuck, así que se encerraron de inmediato junto al menor.

— Estaba cansado —dijo el chino, frunciendo el labio,— No ha sido tan potente al menos.

Donghyuck asintió. Era el único que asistiría a clases, mientras el mayor se quedaba cuidando a Chenle. Estiró su cuerpo antes de acercarse a revisar la temperatura del menor.

Tocó su frente y la quitó de inmediato.

— ¿Cómo que no ha sido tan potente? Se nos va a quemar —tomó el paño húmedo a su lado y lo pasó por el rostro,— No quisiera ver cómo sería cuando consiga pareja.

— No digas eso, ni en broma —retó el mayor,— Traeré a la encargada, quizás nos de un poco más de supresores, los que teníamos se están agotando.

Salió de la habitación, dejando a ambos menores dentro. Donghyuck empezó a acomodar la almohada del chico, le quitó un par de frazadas para que no se ahogara y volvió a humedecer su rostro.

— ¿H-Hyuckie? Y-yo... —dijo agitado,— ¿Por qué m-me siento tan caliente?

— Es tu celo, Lele, es normal —dijo acariciando su cabeza, al escucharlo ronronear decidió continuar,— ¿Quieres comer o hacer algo?

— N-necesito el baño —dijo sentándose, con dificultad,— Voy a e-explotar...

Donghyuck lo miró confundido. Ver el rostro sonrojado del chino y disimular su mirada sobre el pantalón levemente húmedo lo hizo entender.

— ¡Oh! Esa explosión —lo ayudó a levantarse y dirigirlo al baño,— No me hables en clave, por favor —cerró la puerta tras de sí,— ¡No tengas vergüenza en tocarte! Pondré algo de música para no escuchar en caso de que se te escape algún ruidito, aguantarte mucho te puede hacer mal.

— ¡Por f-favor, hyung! ¡No sueltes e-esas cosas por a-ahí!




Chenle se sentía ahogado. El calor subía por su espina dorsal y se acumulaba en su cabeza, haciéndolo gemir de dolor. Ambos mayores ya estaban durmiendo en sus respectivas camas y cubiertos hasta las orejas.

El pelinaranja necesitaba aire. Trató de acercarse a la ventana, pero un fuerte espasmo atacó su cuerpo, haciéndolo caer; se sorprendió que ninguno de los chicos haya despertado. Se levantó una vez el calor bajó su intensidad y logró abrir la ventana.

Suspiró pesado, mientras sentía como su aroma salía de la habitación.

— ¿Chenle? ¿Estás ahí?

Escuchar esa dulce voz sólo hizo que el lobo de Chenle revoloteara feliz, liberando más feromonas y haciendo que el alfa se levantara de donde estaba.

— ¿H-hace cuánto estás ahí? —dijo al reconocer a Jisung,— D-deberías irte...

— Sabes que vengo todas las noches —hizo el intento de acercarse a la ventana, frunció sus cejas al sentir el olor,— ¿Estás...?

— S-sí, es por eso q-que debes irte —pidió el chico, con sus ojitos brillantes. No lo eches, déjame abrazarlo,— ¡Aish! Calla, l-lobo tonto.

Jisung lo miró curioso. Sus ojos preocupados se enfocaron en el sonrojado rostro del chino, su cabello relucía a la luz de la escasa luna y sus dedos tambaleaban en el marco de la ventana. Se acercó despacio.

Omega Controla a Alfa | MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora