Omega Controla a Alfa | Markhyuck

06 | Complejos de alfa

Mark no se considera violento. Salvo en algunos casos en los que de verdad necesita hacerlo.

O sea, casi siempre.

En su defensa, Jisung nunca se atreve a golpear a alguien y Jeno es demasiado pacífico para su gusto. Entonces debe ser él el que marque su lugar dentro de la sociedad y arrastrar a sus amigos a la cima. Es la única forma en la que no los pasen a llevar.

Es por eso que cuando Donghyuck lo golpeó en la cafetería y no una, sino dos veces y él no pudo levantarse, sintió que su orgullo fue herido. Y él no puede solo dejarlo pasar.

No bastó con que un omega lo hubiera desafiado, sino que este mismo logró salirse con la suya y haya dejado literalmente a su lobo con la cola entre las patas. No, no podía permitir que alguien ocupara el trono que con tanto esfuerzo logró conquistar.

Verlo esa mañana, en su misma clase y para colmo, en el puesto que siempre utilizó durante su primer año de carrera lo sacó de sus casillas. Si no fuera por el profesor que había llegado, hubiese golpeado a Donghyuck tal y como él lo había hecho. Le valía mierda el que fuera un omega.

Llegó a la casa muy molesto, la cara larga ya era parte de su día a día.

— Buenas tardes para ti también —bufó Jeno desde la cocina,— No puedo creer que vives bajo mi techo con esos modales; Jisung llegará pronto, ordena tu cuarto ¿Quieres?

— Cállate Jen, no estoy de humor —dijo echándose sobre el sofá frente al televisor.

— Y con ese humor de perros irás de todas formas —declaró mientras subía la escalera,— Báñate, asqueroso y no apestes mi sillón.

— ¡Te recuerdo que lo compré con parte de mi mesada!

Mark se estiró un poco y olfateó el aire. El café amargo estaba en cada parte de la sala, mostrando su ya obvio mal humor y suspiró. Era increíble el cómo perdía los estribos por culpa de un omega de segunda que, según él, no hacía más que menear la cola cuando caminaba y parpadear lindo a todo el mundo.

Escuchó la puerta de entrada y supuso que sería el menor. Se levantó a recibirlo.

— Hola Jisung ¿Cómo te fue?

— Bien, supongo —el menor venía completamente empapado en sudor, botando feromonas por todas partes,— ¿El baño está desocupado? Necesito ducharme.

— Si, apestas —asintió riendo,— Después del baño me explicarás por qué no pasaste la noche aquí en casa. No hay excusas.

El pálido rostro de Jisung apenas asintió y se retiró del living. Mark sólo sonrió y después juntó sus labios en una línea. Para él, Jisung seguía siendo un completo misterio: con suerte sabía su nombre y la carrera que estudiaba; si le preguntaba a Jeno, este le cambiaba el tema y por más que buscara en el exterior, era un nombre completamente desconocido para el mundo. Es como si fuera de esa casa, todo rastro del menor desaparecía.

Negó suavemente y prefirió irse a su habitación a pensar. Tenía muchas cosas en mente y sentía que, si agregaba una más, su cabeza iba a explotar.

— ¿¡Cómo que fue ese omega!?

— Cuando empezaron a discutir, traté de recordar donde había visto su rostro —explicó Jeno,— Después me acordé que había sido en mi celo que si bien, me desconozco completamente, recuerdo gran parte de las cosas que hago; además, después de golpearte, me reconoció.