02 | Donghyuck al rescate

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— Buenos días ¿Quieres algo para comer? —Renjun saludó apenas vio a Donghyuck salir del baño,— Con Chenle vamos a la tienda de la universidad.

Donghyuck, aún adormilado, negó para estirarse y soltar un poco de sus feromonas.

— No sé si te lo han dicho... —dijo Chenle, frunciendo su nariz con una sonrisa,— Pero tu aroma no es muy omega que digamos.

— Lo sé, es algo raro que más adelante les explicaré —Donghyuck pestañeó fuerte, para poder despertar por completo,— Creí que no abría hasta el inicio de clases.

— ¿Y dejar que los estudiantes becados mueran de hambre? Eres cruel, Donghyuckie —Renjun siseó,— Funciona todos los días, así las personas que no pueden volver a sus casas los fines de semana se puedan abastecer; claro, te dejan los ingredientes para que cocines tu propia comida, pero ya es algo.

Donghyuck asintió, mientras volvía a acomodarse en la cama. Estaba en vacaciones aún, podía seguir durmiendo hasta tarde. Lástima que su estómago rugió tan fuerte, que le quitó todas las ganas de seguir en cama.

— Bueno, si tengo hambre —se levantó rápido,— Denme cinco minutos, voy a vestirme.

— Oh, anda así solamente —dijo Chenle,— No creo que los demás se den cuenta que andas en pijama, yo mismo lo estoy y apuesto a que los otros también.

El moreno fijó su vista en el menor, comprobando que el menor también vestía la prenda para dormir. Asintió, se puso unos zapatos más cómodos y peinó un poco su cabello antes de salir con los demás.

Caminaron hasta salir de la residencia y se dirigieron al mini supermercado. Había muchos estudiantes más en pijama, por lo que Donghyuck suspiró aliviado: no quería ser el único cretino vestido así. Ah, y Chenle.

Mientras más cerca del lugar estaban, más olores llegaban a sus narices, algunos más deliciosos que otros. Donghyuck frunció el ceño cuando su cabeza dio vueltas, eran demasiadas feromonas en un solo lugar y él no estaba acostumbrado.

Me siento extraño, su lobo no era el único en sentirse así. El mismo Donghyuck sentía que podía vomitar en cualquier momento.

— Huele mal —dijo Renjun; al ir adelante, se volteó a mirar a los otros,— Entraré yo solamente, no quiero aventurarme a perder a alguno de los dos ¿Me escucharon? Díganme que quieren que compre y lo traeré.

Chenle asintió con sus ojitos brillosos, dando una larga lista de lo que se le antojaba. Donghyuck sólo pidió una bebida caliente, ya le robaría comida al pelinaranja.

Renjun asintió y entró al lugar, perdiéndose entre la multitud de gente que entraba y salía.

— ¿Renjun siempre es así? ¿Tan... servicial?

— No lo sé —respondió Chenle, levantando los hombros,— Lo conozco hace apenas unas semanas, pero quizás es porque es mayor que nosotros. Por lo que he visto, no es de confiar mucho en la gente.

— Cierto, estás en primer año —asintió Donghyuck, lo había olvidado,— A mi me transfirieron, logré convalidar algunas asignaturas, así que estoy en segundo año.

— ¿Eres un chico genio acaso? —rio,— Espero en un futuro trabajar contigo, me agradas Hyuck —dijo Chenle con una sonrisa, haciendo sentir cálido el pecho del moreno.

— Bueno, tú también —respondió,— Aunque aún nos estamos conociendo... Siento que tenemos mucho que aprender del otro todavía y creo que Renjun va a ser un gran soporte en eso.

Siguieron conversando, cuando a lo lejos pudieron divisar la cabeza de Renjun. Se preocuparon al verlo atravesar las puertas pálido. Y más cuando sintieron un aroma a lavanda incrementar. Varias miradas giraron en torno suyo por el olor.

— ¿Junnie? ¿Qué tienes? —preguntó Chenle preocupado, recibió las bolsas y vio al mayor zarandearse.

— C-creo que... Mierda, m-mi celo —Renjun sudaba frío, se sentía demasiado caliente,— Se supone que llega l-la próxima semana, n-necesito salir de aquí.

Donghyuck asintió y se arrodilló, mostrando su espalda al mayor.

— Sube, te cargaré hasta la residencia —Renjun negó, pero el chico lo jaló hacia si mismo,— Renjun, si no subes, cualquier alfa empezará a pensar con la cabeza y no necesariamente con la que porta al cerebro. Chenle, tú busca a alguien para que te ayude con las bolsas, que sea beta, necesito que te mantengas seguro también. Debo sacar a Ren de aquí. Vuelvo enseguida.

Con dificultad, el chino subió a la espalda de Donghyuck, quien se levantó sin hacer muchas fuerzas y empezó a correr hacia un lugar más seguro. Chenle sintió que sus feromonas empezaban a notarse, estaba muy preocupado.

Empezó a buscar ayuda a alguien que pasase por allí, pero todos parecían ignorarlo. Bufó desganado. 

— P-permiso, disculpa —Chenle se tensó cuando escuchó una voz desconocida,— El c-chico con aroma a lavanda ¿S-sabes dónde se fue?

Negó con fuerza, sus ojos se aguaron y tenía muchas ganas de llorar. Lo que menos quería: un alfa estaba buscando a Renjun y por el olor, también estaba excitado.

— M-mierda, pero lo conoces ¿V-verdad? —siguió insistiendo el chico.

— ¡Aléjate de él!

La voz de Donghyuck se logró escuchar desde lejos. Chenle sólo vio como una sombra pasaba frente a él y daba una gran patada al estómago del alfa. Sus ojos soltaron las lágrimas por fin.

El cuerpo pesado del chico cayó al suelo, mientras sudaba. Con un poco de fuerza, logró levantar la cabeza y mirar enojado al moreno. El celo de aquel alfa también empezó, pensó Donghyuck al aspirar el fuerte aroma.

— No te quiero cerca de mis amigos, desaparece —se volteó donde estaba el pelinaranja llorando, — ¿¡Por qué mierda lloras!? Ahora tendré que soportar a dos bebés que buscan cariño —repitió la misma acción de Renjun con Chenle y lo cargó,— Bien, vamos a cuidar a Ren, las encargadas de la sección ya le llevaron un par de supresores. Serán tres días de infierno para los tres.

Donghyuck tomó las bolsas con sus dos manos y empezó a caminar de vuelta a la residencia, ignorando los llamados y gritos que le daba el chico tirado en el piso. No se preocupaba de lo que dijeran los demás, su olor les haría creer que era un alfa que salvaba a su omega de un apuro.

Sí, apenas había conocido a esos chicos hace un par de días y ya debía ir en su rescate. Grande Donghyuck.

Ambos omegas desaparecieron de la vista del chico, quien empezaba a ver borroso por el calor que sentía. Vio a muchas jovencitas acercarse a "ayudarlo", pero las corrió con un gruñido. Se levantó y buscó con la mirada a alguien que conociera. Se acercó veloz a la primera persona que vio.

— J-Jisung, llévame a la enfermería, r-rápido —su voz salía entrecortada,— Necesito un s-supresor... Y hielo. C-creo que acaba de darme u-una paliza un ¿A-alfa?


Omega Controla a Alfa | MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora