Omega Controla a Alfa | Markhyuck

25 | Tiempo en familia... Y Sungchan

— Siento que me estoy perdiendo de algo muy importante —Johnny dijo apenas abrió la puerta del cuarto de Donghyuck, viendo a ambos chicos durmiendo.

En camas diferentes, obviamente.

Sungchan abrió los ojos alterado y se levantó, olvidando completamente que estaba solamente en buzo, con su torso descubierto. Al sentir la brisa del exterior, se dio cuenta de cómo estaba y se sonrojó, liberando un par de feromonas avergonzado. El moreno aún estaba durmiendo, pero frunció el ceño por el olor.

— Oh por Dios, Sungchanie, no creí que fueras de los tipos exhibicionistas —Johnny molestó, tapando la mitad de sus ojos para ver la reacción del contrario,— El desayuno está listo, cúbrete antes de que esa bestia te vea así y te ataque.

El chico asintió aún con sus mejillas encendidas, tomó su polera y se la colocó, justo en el momento en que Donghyuck empezaba a removerse. Dio un bostezo grande antes de abrir completamente sus ojos, viendo al mayor ya vestido.

— B-buenos días —dijo con su voz somnolienta, Sungchan enarcó una ceja por lo grave que sonó,— ¿Podrías salir de mi habitación? Necesito cambiarme también.

— Ah, s-sí —dijo acercándose a la puerta,— Buenos días.

El mayor salió de la habitación, escuchando al menor reírse en el interior. Bufó y se cubrió la cara, tratando de quitar un poco el rastro de sueño que tenía. Fue al baño y lavó su rostro al punto de ponerse colorado por el roce brusco.

Sungchan escuchó golpear la puerta. Como ya había terminado, salió del baño topándose con el menor. 

— Muévete, estoy que me meo —el brazo de Donghyuck lo tomó por la ropa y lo sacó del baño, encerrándose ahí,— ¡Papá te golpeará si no vas a la cocina en este instante!

Cuando su oído logró captar un cierre de pantalón, considero que ya no tenía nada que hacer ahí. Se alejó de las habitaciones y caminó por el pasillo hacia la cocina. Sungchan no podía mentir, conocía esa casa como la palma de su mano.

Desde que empezó a trabajar con Johnny se la pasaba ahí, ayudándole en los proyectos y también viajando con él. Por más que lo negara, el mayor en ese poco tiempo ya lo consideraba como su mano derecha y casi un hijo.

Llegó a la cocina y vio al alfa moverse por ella, llevando platos y vasos hacia la mesa. Se acercó a ayudarlo, pero como este no se había percatado de su llegada, dio un grito asustado que lo hizo botar un par de vasos. Donghyuck llegó rápido, con el rostro húmedo y el pelo despeinado.

— ¿Qué pasó? Dios —tocó su pecho exaltado,— No vuelvas a gritar así, anciano... Casi me voy antes que tú.

— Mocoso insolente —amenazó el alfa, con un gruñido,— ¿No sabes ir al baño? Chorreaste toda tu cara.

— ¡Papá! —el moreno se sonrojó, ganándose una risa de su papá.

— Sécate y vamos a comer —después fijó su vista en el alfa que estaba agachado recogiendo los vidrios,— ¡Deja eso ahí! Te harás daño.

— Pero...

— Dejemos que Donghyuck lo haga —dijo apenas el moreno se volteó para volver al baño,— Me escuchó ¡Corre!

Johnny tomó el brazo del contrario, arrastrándolo a la sala entre risas y escuchando al menor maldecir y garabatear, mientras se escuchaba el sonido de la escoba barrer. Sungchan negó con la cabeza, manteniendo una sonrisa en su rostro.

No había sido un mal despertar, después de todo.