56 | Lee Donghyuck: ausente

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Donghyuck abrió los ojos con dificultad, sentía el cuerpo pesado y había algo pegajoso en su cara, muy cerca de su labio. Soltó un quejido cuando intentó respirar, sus costillas dolían y la cabeza le daba vueltas. Sus manos atadas tampoco podían hacer mucho: estaba atrapado. 

Movió su cabeza de un lado a otro, intentando localizar dónde se encontraba, pero fue inútil; sólo sabía que estaba en una habitación con muy poca luz, la cual se colaba de la pequeña ventana que daba hacia el exterior. Sentía sus piernas temblar involuntariamente por el frío que empezó a sentir, mientras intentaba con las fuerzas que le quedaban quitar sus manos de la cadena, más se detuvo cuando el metal empezó a quemar la piel por la fricción.

— E-esa maldita perra... —se movió con brusquedad,— Mierda, es inútil.

Un olor nauseabundo se coló por su nariz, haciendo que detuviera todos sus movimientos para que se le quitaran las ganas de vomitar. Lamió su labio para humectarlo un poco cuando notó la sangre seca. Soltó una maldición.


Iba llegando a la residencia, cuando un par de brazos los apresaron por la espalda. 

Si bien, logró zafarse del agarre y dar un puñetazo a la quijada del desconocido, fue otra persona la que golpeó su cabeza con un objeto duro, atontándolo y haciéndolo caer al suelo.

— No nos dijo que era tan fuerte... —escuchó la voz grave del tipo que había golpeado,— M-mierda, sentí que me quebró un diente.

— No seas imbécil, sólo es un puto omega —dijo el otro con sorna,— Te apuesto que debe estar cagándose en los pantalones.

Donghyuck elevó su cabeza con mucha dificultad, miró a ambos chicos con sus ojos oscuros y recuperándose un poco del golpe, se levantó a enfrentarlos. Detuvo sus pasos cuando el desconocido puso el bate sobre su hombro, con una sonrisa burlona. El otro tipo sólo se cruzó de brazos.

Sintió una punzada en la parte trasera de su cabeza y soltó un quejido. Pasó su mano para sentir de dónde venía el dolor, cuando hizo contacto con algo húmedo. Miró su mano rápidamente, la sangre pegada a sus dedos; le habían abierto la cabeza con un golpe.

— ¿Quiénes carajos son ustedes? ¿Qué quieren? —preguntó firme.

— Sólo hacemos nuestro trabajo, bonito —respondió el chico con el bate,— Si colaboras, no habrán más heridos.

— Una puta mierda.

Donghyuck se acercó veloz al chico sin "arma", dándole una patada la pierna que lo hizo perder el equilibrio para después mandarla en la boca del estómago. El chico cayó al suelo, inconsciente.

Este tipo es un inútil, pensó.

El otro agarró el bate con ambas manos, esperando al moreno. Donghyuck trastrabilló un poco, haciendo que el primer ataque fuera por parte del contrario. Un golpe en todas las costillas lo hizo expulsar el aire que tenía.

Quédate quieto, omega.

Vete al infierno, imbécil —respondió con burla.

El moreno se levantó con dificultad, apretó su estómago un poco y cuando se iba a lanzar a atacar otra vez, una corriente eléctrica recorrió su espalda y lo hizo caer inconsciente.

Yerim sonrió, haciendo chispear una vez más el aparato de electrochoque.

— ¡Oye! Pudiste haberlo matado —le recriminó el chico, ayudando a levantarse a su amigo.

Omega Controla a Alfa | MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora