34 | Feromonas locas

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— ¿Podrías, por favor, tranquilizar tu aroma? —Donghyuck sugirió al alfa que conducía,— Puedo soportar un poco el aroma de Jisung, pero no sé si pueda el tuyo también.

Sungchan lo miró por el retrovisor, asintiendo lentamente antes de volver su mirada al frente. El aroma bajó suavemente, pero aún podía percibirse.

— Necesito saber que está pasando ¿Son compañeros o amigos?

— Ni siquiera conocidos —hizo una mueca,— Es raro, lo sé.

— ¿Entonces?

Donghyuck no alcanzó a responder cuando empezó a sonar su teléfono, anunciando la llamada entrante de Johnny. Maldijo por lo bajo.

¿Dónde están? Dijeron que saldríamos a pasear y no han vuelto.

— Surgió una emergencia —empezó a explicar el moreno,— Vamos camino a Seúl.

¿¡A Seúl!? —exclamó fuerte,— Ustedes pagan la bencina, está cara.

— Veré si mis ahorros alcanzan —bromeó el chico,— Nos vemos más tarde, apenas terminemos esto, volvemos.

Está bien —se empezó a despedir,— Dile a Sungchan que maneje con cuidado, lleva un tesoro muy preciado en ese auto —se río en silencio,— Te amo.

— Como digas —la sonrisa del moreno no pasó desapercibida,— Igual yo.

Donghyuck dejó su teléfono a un lado, mirando el paisaje que había afuera. Arrugó un poco la nariz cuando el olor de Jisung volvió a incrementarse, pero siguió tranquilo.

Sungchan aceleró el paso para llegar más rápido. Tal ves Donghyuck podía soportar el aroma aún siendo omega, pero él no.











Llegar a Seúl fue sencillo. Bajar a Jisung del auto fue lo difícil.

Y es que el chico no quería despegarse del omega con aroma a canela que tenía náuseas. Sungchan tomó por la cintura al menor, tratando de despegarlo, pero fue inútil.

— Mierda ¿Por qué se me ocurrió ayudarte? —se quejaba Donghyuck,— ¡Suéltame! Dios, estoy seguro que apesto.

— ¿Al menos está despierto? —preguntó Sungchan, viendo al menor arrugando su nariz mientras abrazaba al moreno,— No responde.

— Usa tu voz, imbécil.

— Pero-...

— No me hará nada —lo tranquilizó,— Mi brazo en su cuello lo va a detener en caso de.

— No lo ahorques, por favor —le pidió, tomando un poco de aire se dirigió al menor,— Suéltalo, por favor.

El menor tembló, aflojando su brazo y Donghyuck se alejó rápidamente. Corrió a la entrada de la residencia y tocó el timbre.

Espero un poco antes de que sonara la voz de Jeno.

¿Diga?

— Abre idiota, el niño se va a morir.

Jisung volteó su mirada al moreno, haciendo fuerza para soltarse del mayor e ir hacia Donghyuck, haciendo entrar a Sungchan en pánico.

— ¡Ni se te ocurra soltarlo o te mato! —advirtió el chico, golpeando la puerta con fuerza,— Abre rápido.

La puerta se abrió, mostrando a un Jeno desesperado que se acercó a ayudar al mayor a cargar a Jisung.

Con algo de brusquedad, lo arrastraron hasta su habitación, dejaron un par de pastillas con agua y salieron de la habitación cuando sintieron el aroma volver a incrementarse. Sungchan se sentía incómodo por el ambiente que había.

Omega Controla a Alfa | MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora