27 | Miremos las estrellas

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— ¿Donghyuck hyung llegará en la mañana? —preguntó el menor, ya acostado.

— Supongo que pasará directo a sus clases y nos veremos en la tarde —Renjun terminaba de ponerse pijama,— Qué suerte tiene de pasar su celo en casa.

— Sí, el mío ya se aproxima —dijo mirando el techo, el recuerdo de su celo anterior lo invadió,— Espero que esta vez no pase nada.

— Nos encargaremos de que así sea —Renjun apagó la luz,— No te quedes hasta muy tarde despierto.

— Buenas noches hyung —el menor dijo susurrando.

Renjun le respondió medio adormilado. Pasaron unos minutos hasta que Chenle sintió los silenciosos ronquidos del mayor, mostrando que había caído en un profundo sueño. Se levantó con cuidado y se abrigó un poco antes de abrir la ventana y salir por ella.

Reconoció a Jisung de inmediato. El alfa estaba sentado detrás del arbusto frente a la ventana, esperándolo.

— Perdón la demora —dijo el chico, sentándose a su lado,— Tenía que esperar que se durmiera del todo para salir.

— No te preocupes ¿Donghyuck hyung aún no vuelve? —preguntó Jisung, mirándolo con una sonrisa.

— Supongo que volverá en la mañana, pero no lo veremos hasta la tarde —dijo el omega,— ¿Cómo estás?

— Bien ¿Y tú? —preguntó de vuelta.

— Algo cansado, hoy tuve examen en la mañana y aún tengo la sensación de que no me fue bien —se rio el pelinaranja,— Pero sólo son ideas mías.

Jisung asintió. Hablaron sobre cómo había sido su día, hablando de cosas vagas antes de entrar en temas que sólo ellos conocían.

Ambos chicos se recostaron en el pasto, mirando fijamente el cielo y buscando estrellas fugaces alocadas. El primero en encontrar una fue el alfa, quién hizo un chillido silencioso provocando una risa en el del lado.

— Rápido, pide un deseo —alentó Chenle.

Jisung cerró sus ojos, murmurando en voz baja algo que el omega no alcanzó a entender. Cuando los abrió, vio los ojos de Chenle observarlo cautelosamente y se sonrojó por lo intensa que sintió su mirada sobre su rostro.

— ¿T-tengo algo en la cara? —musitó, tocando sus mejillas.

— Te ves triste; sonríes, pero no llega a tus ojos —Chenle soltó, volviendo su vista al cielo,— Desde hace días te veo así ¿De verdad estás bien?

— Son mis padres...

— ¿Otra vez?

El alfa asintió y Chenle suspiró.

Jisung le había contado lo básico de la relación con sus padres: ambos querían que el chico se transformara en el heredero de la compañía, una gran concesionaria de autos, pero él simplemente no se veía encerrado en una oficina atendiendo gente o viajando a conferencias sobre automóviles.

Hubo una gran pelea, su padre lo golpeó por no seguir sus órdenes y renegó su apellido, diciéndole que jamás sería el Park del que se sintiera orgulloso. Su madre, quien suponía era su favorita, no lo defendió y se puso del lado del hombre, agregando a las palabras de su marido que los había decepcionado.

Escapó de casa esa noche y vagó por las calles de Seúl ¿Cómo llegó hasta ahí? No tiene idea, sólo sabe que tomó el primer autobús que vio. Fue ahí cuando se encontró con Jeno y este le ofreció una habitación para quedarse. Cuando se enteró de las postulaciones abiertas en la universidad del alfa, sin dudar se matriculó en lo que más amaba. Jisung si se veía bailando por horas sin parar.

Omega Controla a Alfa | MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora