Luego de que puse a dormir a Manjiro en su cama, abrigado con las cortinas cerradas y sin ningún tipo de ruido.Ja ja soy un gran mamá luchona ¿Verdad?
Broma.
Me di cuenta de que cometí un error. No debí darle solo una pastilla, se despertó a las dos de la madrugada.
Ahora son las tres y me encuentro manejando el auto para ir al supermercado a comprar Dorayakis entre otras cosas, mi jefe enano está de copiloto.
Lo adoro pero ahora mismo lo odio.
— Concéntrate en el camino o nos desviaremos de carril — comento el peliblanco mientras comía los últimos dulce que quedaban.
Murmuré incoherencias tratando de no cerrar los ojos y mandarnos con San Pedro.
Suena muy tentador el descanso eterno justo ahora.
Llegando al supermercado, procedimos a comprar todo lo necesario.
— ¿Estas seguro de que quieres tantos Dorayakis, Manjiro? — pregunté al hombre parado a mi lado mientras bostezaba.
Se mantuvo en silencio.
— ¿Que sucede? ¿No son estos tu marca favorita? — volví a preguntar apuntando el producto.
— Ume, estoy a tu izquierda — de pronto una voz conocida se hizo presente.
Me volteo y veo a Mikey parado con los brazos cruzados y una ceja arqueada, si tuviera la manera de describir su mirada de poker face, diría que está entre ofendido y divertido.
Con la mente más clara volteo a ver al supuesto Manjiro y me encuentro con un muñeco de Panda gigante que se encuentra sujetando un propaganda de Ramen, y junto a el, muchos peluches de Pandas.
Las ojeras, definitivamente es por las ojeras.
Estalle en carcajadas al momento tratando de quitarme la vergüenza y calmar mi rubor.
— Creo que tuve un largo día, lo lamento, ya no sé ni con quién estoy parada — dije tratando de disminuir mi risa.
— ¿Dices que me parezco a un panda y por eso fue fácil confundirme? — me preguntó ofendido.
— ¡No! claro que no Manjiro — dije rápidamente — no pareces un Panda, los Pandas son lindos y adorable — exclamé nerviosamente tratando de encontrar una escusa sin mencionar sus ojeras.
— ¿Dices que soy feo? — sonó aún más ofendido
— ¡No!¡No! No eres feo, eres lindo, muy lindo, precioso ¡como un panda! por eso y... y eso — cada vez la cagaba más — ya, ya detenme por favor — dije con el rostro rojo y poniendo las manos en mi cara.
— Bueno, llevaremos eso también.
Escuche sus pasos acercarse, quite las manos de mi rostro y juro.
¡Juro!
Que ví por un instante un rubor casi imperceptible en sus mejillas mientras pasaba al lado mío.
¿Se avergonzó?
¡Se avergonzó!
— ¡Ah! — tapé mi boca con mis manos mientras daba pequeños saltos muy feliz de haber conseguido esa reacción por parte de él, lo sé, parezco una niña.
— Toma — mis brazos abrazaron el Panda de peluche que me estaba entregando.
— ¿Y esto? — pregunté mirando al adorable panda, inspeccionado cuidadosamente.
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STAY || Manjiro Sano
FantasyUna mujer que a permanecido al lado del criminal más temido de Tokyo por 10 años, él es lo más importante para ella, no le interesa ser usada como un escudo si eso significa que la vida de Sano Manjiro sea protegida. ¿Por qué? «Soy egoísta, trato d...