STAY || Manjiro Sano

capítulo 23

«Año 2006»

A los 16 años había perdido toda esperanza de salir de ahí algún día, me mantenía en mi habitación la mayor parte del tiempo pero las cosas empeoraban.

Mi cuerpo había cambiado poco a poco, las miradas maliciosas de parte de los guardias que antes me miraban con asco fueron aumentando, el Señor cambiaba de mujer cada poco tiempo.

La parte que más odiaba es que luego de romper con una de sus conquistas al que agarraba a golpes era a mí, los insultos degradando a las mujeres venían junto con los golpes.

¿Moriré así?

¿Que me espera cuando cumpla 17 años?

Las dudas acerca de mi futuro atormentaban mi mente cada noche cuando trataba de dormir.

Tal vez si no fuera una cobarde podría conseguir mi libertad, el temor hacia la muerte era profunda.

Quiero vivir, quiero disfrutar de una vida propia, sin restricciones, sin golpes, maltratos ni humillaciones. Quiero ser capaz de ir a cualquier lugar por mi cuenta.

Me niego a desaparecer de este mundo sin haber vivido como una persona normal.

Pero soy demasiado frágil para intentarlo de nuevo, la poca alimentación que tenía no me permite fortalecerme.

— Por favor, alguien... Ayúdenme...

El llanto se volvio rutina esos meses.

Nadie respondió a mi llamado, con el pasar de ese año mi cuerpo se sentía cada vez más débil.

Siento que no llegaré a los 20 si todo seguía a este ritmo.

Mi cumpleaños era una incógnita para mí, el señor solo contaba mi edad por los años que pasaban, sin fecha exacta, un año nuevo un año más de vida.

Miles de veces traté de recrear un cumpleaños propio pero sin pastel, cómo había visto en la televisión, sin amigos, sin familia...

El ritual que seguía cada año era sentarme en el pasto a un costado de las flores rosadas que brotaban y se deshacían con el pasar de los años.

Simplemente viendo el cielo deseando ser una nube que se mueve a dónde lo lleve el viento.

Pintaba en ese cuaderno viejo que aún conservaba, era lo único que podía entretenerme por horas, claro, a menos que al señor se le ocurra usarme como saco de boxeo durante el resto de la tarde.

Nunca pensé que algo cambiaría cuando cumpliera 17 años.

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«Año 2007»

— ¡Felicidades niña! — el señor entró a mi habitación con una felicidad inexplicable, me sobresalté al escuchar su voz repentinamente — ¡Llegó la hora! — mi cuerpo se tensó al escuchar sus palabras — es hora de que cumplas el propósito por la cual estuviste aquí durante años.

¿Llegó el día? ¿El día de que?

¡¿Que es lo que sucederá conmigo?!

Sujetó mi brazo, yo traté de soltarme pero su fuerza era demaciado para mí, de igual manera me dispuse a luchar por mi seguridad.

Eso molestó al señor.

— ¡Deja de resistirte y avanza! tenemos que llegar a Shibuya en la noche y acoplarnos ahí para que pueda hablar con él.