capitulo 37

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Los gritos y lamentos se escuchaban en gran parte del edificio, con mi brazo limpié las gotas de sudor que caían por mi frente.

Mi respiración era tan acelerada, como si hubiera corrido un maratón, mis manos temblaban por el esfuerzo pero me encontraba tan bien que quería que todo continuara, quería escuchar más lamentos.

Más súplicas que saciarán mi rabia, quería imaginar que todos los gritos eran de cierto pelirrojo.

Si solo pudiera posar mis manos en ese pelirrojo seria tan feliz de arrancarle la garganta, rasgar la carne con mis propias uñas. Arrastrar su cabeza por todo Bonten, pisar sus huesos como ramitas secas y darle de comer a los perros.

Tengo tantas ansias de encontrarlo...

Alguien abrió la puerta y giré levemente a ver quién entró.

— Mierda, esto es asqueroso — kokonoi se tapó la nariz por el fuerte olor a hierro.

Kakucho ingresó detrás de él y se detuvo en seco mirando el lugar con horror.

— ¿Que es lo que estás haciendo...?

— no cumplieron con lo que pedí.

— ¿Y por eso los mataste?

Kakucho veía con sorpresa la cantidad de cuerpos en la habitación.

Observé a mi alrededor notando 50 personas tiradas en el suelo, todos con el cuello partido y con una expresión de horror absoluto en el rostro.

— advertidos estaban de lo que pasaría, sin embargo, no pudieron cumplir con mi orden.

Y eso me hizo enfadar.

— ¿Que pretendes hacer con sus cuerpos? Nos estás dejando sin hombres — kakucho se frotó el rostro con cansancio — ¿Mikey sabe de esto?

— lo sabe, me dijo que no había problema.

— no me sorprende, no es capaz de prohibirte nada... — Murmura por lo bajo kokonoi mirando con una mueca el lugar — al menos hubieras elegido un lugar lejos de aquí.

— Kokonoi  ¿Crees que pueda donar una cantidad excesiva de órganos? — pregunté acercándome a él.

— ¿Donar? — pregunta con incredulidad — te arrestaran apenas te presentes con un corazón humano.

— no quiero que tanto organos en buen estado terminen siendo un desperdicio al igual que sus dueños ¿No es eso bueno? — pregunté al peliblanco — el acto más caritativo de las personas podridas es dar esperanza a alguien que realmente lo necesite.

Yo también soy una persona podrida, solo hace falta observar los cadáveres que están regados en el suelo para darse cuenta que no hay diferencia entre ellos y yo.

— no entiendo de dónde viene tanta caridad de tu parte pero creo que necesitas descansar, solo mírate, no entiendo porque Mikey aún no te ha llamado la atención... — Kokonoi  me sujeta el brazo y me lleva a rastras afuera de la habitación.

— yo veré qué hacer con esto —  murmura kakucho quedándose dentro.

— ya envié a otros 50 sujetos a buscar el paradero de Johan, espero que está vez lo encuentren... Si no, realmente consideraré la idea de empezar a donar órganos — mencioné antes de desaparecer con el peliblanco.

Me dejé llevar por kokonoi hasta su oficina, ya adentro me señaló el sofá.

— duerme algo mientras termino con las cuentas de este mes o Mikey se enojara cuando vuelva y te encuentre aún así.

STAY || Manjiro Sano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora