Capítulo 19

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¡MUEVETE! ¡MUEVETE!

Mi cuerpo reaccionó al último segundo y giré con todas mis fuerzas el manubrio.

Efectivamente el auto se dió una vuelta, y luego otra... y otra.

La primera vuelta que dió el auto traté de cubrir mi cuerpo con mis manos pero la sacudida era tan fuerte que no podía siquiera moverme, en la tercera vuelta mi cuerpo se estrelló contra el vidrio de la puerta dándome un fuerte golpe en la cara hasta escuchar el vidrio quebrase, un zumbido insistente fue lo único que pude escuchar después de eso.

Mi mente vagamente trajo un recuerdo de Manjiro, nuestra primera conversación cuando apenas nos conocimos hace años.

• • •

—¿Cuál es tu nombre?

— ...

— ¿No piensas hablar?

—... Y-yo... Me llamo...

—¿Que pasa?

—... N-no tengo... Un nombre...

Es la primera vez que puedo sentir alivio, la seguridad de estar aún con vida.

— Descansa, yo vendré... A ver... Com- ....si-...s...

• • •

La voz se volvió casi inaudible y fue lo único que pude recordar antes de terminar inconsciente por el golpe reciente.

Las siguientes vueltas ya no las sentí.

Cuando recobré la conciencia veía todo borroso hasta que poco a poco pude aclarar la vista de mi ojo derecho, el izquierdo no pude abrirlo por más que lo intenté, dolía demaciado.

Toqué mi ojo y sentí la sangre recorrer mi frente mojando completamente mi rostro, al observar a mi alrededor pude notar que el auto estaba, de milagro, boca arriba pero destruido y yo entre los asientos delantero junto al hombre muerto.

Mi cuerpo estaba boca arriba muy entumecido, mi respiración se cortó cuando sentí un pinchazo muy doloroso en la espalda baja y al costado de mi abdomen. Me quejé del dolor intenso en esa zona pero no podía moverme mucho así decidí dar un vistazo levantando la cabeza y noté que uno de los fierros delgados que sobresalieron del vehículo había atravesado el costado de mi abdomen desde atrás,  pude notar que era casi superficial ya que veía por dónde había entrado y salido el fierro.

Creo que destruyó mi piel y músculo antes de alcanzar mis órganos. Al menos eso espero...

No sé cuántos cortes tenía pero se que no eran pocos.

Las personas comenzaron a amontonarse y a gritar que llamaran a la policía, fue ahí cuando reaccioné.

No podía permitir que la policía me viera o iría a prisión, sobretodo no puedo dejar a Manjiro y a los demás.

No los voy a dejar.

— ¡AHHH!¡MIERDA!

Con el valor que no sé de dónde saqué en ese momento traté de levantarme haciendo que el fierro se deslizara por mi piel para salir.

STAY || Manjiro Sano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora