Los autos apartados a las afueras del gran Hotel eran sumamente llamativos, las personas iban y venían cruzandose entre ellos mientras arreglaban todo para esa noche.No habían mujeres a la vista, solo hombres lujosamente vestidos, todos con apariencia de matones, algunos llenos de tatuajes.
Con algo de cansancio revisé mi vestimenta antes de salir del coche, procurando que todo estuviera en su sitio y sin ningún tipo de mancha o desperfecto.
Un traje gris junto a una camisa blanca en conjunto con los guantes que portaba, todo hecho a medida. El cabello me lo hice para atrás de forma que ni un solo cabello saliera de su sitio despejando completamente mi rostro y pendientes de oro blanco con diamantes colgando en mis oídos.
Guío mis manos al chaleco del traje deslizandolos hasta mi vientre, sorprendiendome por como las vendas envueltas en mi pecho escondían perfectamente mis senos.
Algo muy útil cuando tratas con hombres egocéntricos que piensan que por ser mujer no tienes en derecho de entrar en sus reuniones "privadas"
No es como si a Manjiro le molestase, es más, es el primero en darles una advertencia a los guardias rusos para que no me dirijan la palabra. Sin embargo, es mejor ahorrarme el drama que empiezan a armar los rusos pasando desapercibido como uno más de ellos. Al menos frente al jefe.
A Manjiro no le molesta verme vestida así.
Debatía mentalmente si es que debería llevar los lentes de sol o no. Me los puse solo para que no vieran la cicatriz en mi ojo.
¿Debería quitarme los lentes? Es media noche.
Al diablo con eso, te vez mejor así.
Confío en tí.... Digo, en mí.
— ¡Madre mía! tráiganme una copa de vino, tengo que brindar por la belleza que estoy viendo ahora mismo — comenté viéndome en el espejo retrovisor mientras me acomodaba la corbata.
— ¿Terminaste? — pregunta Manjiro mirandome de brazos cruzados.
— no trates de opacar mi felicidad Manjiro, que estés mucho más guapo que yo no te da derecho a restregarmelo en la cara.
El Jefe se encuentra enfundado en un traje color blanco, encima del traje un abrigo color negro, realmente envidiable, también portaba algunos accesorios como reloj y un anillo.
— Entremos — responde apunto de abrir la puerta del copiloto.
— ¡Espera! ¡No! ¡No! ¡No! — lo sujeté del brazo antes y él me vió con una ceja alzada — Sería muy descortés de mi parte dejar que mi señor abra la puerta delante de los rusos.
— No te atrevas a...
Me quité el cinturón de seguridad y abrí la puerta del auto para salir y dar la vuelta hasta el asiento del copiloto. Manteniedo en mente el ser la mujer más elegante del lugar, mirando todo a mi alrededor con desinterés mientras abría la puerta y le tendía la mano.
— Mi señor, es hora de entrar — exclamé con una sonrisa divertida.
—... Haz lo que quieras — menciona suspirando resignado quitando la mano de enfrente y saliendo del auto.
— Pero que grosero fue eso Manjiro... — susurré con el ceño fruncido mientras me cruzaba de brazos.
— No soy una dama para tomar tu mano de esa manera — explica rodando los ojos — Además, deja de aparentar ser hombre. No me molesta pero preferiría que la gente te vea como eres... una mujer importante en Bonten.
—...
— ¿Porque te quedas callada?
— Manjiro, dime la verdad ¿Quién es tu favorito en Bonten? — Voltea a verme sin creer lo que había preguntado — Tengo curiosidad.
ESTÁS LEYENDO
STAY || Manjiro Sano
FantasyUna mujer que a permanecido al lado del criminal más temido de Tokyo por 10 años, él es lo más importante para ella, no le interesa ser usada como un escudo si eso significa que la vida de Sano Manjiro sea protegida. ¿Por qué? «Soy egoísta, trato d...