capítulo 21

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Manjiro está aquí, justo en la entrada del hotel.

Debo salir de aquí ¡Tengo que salir de aquí!

Me alejé de la ventana y empecé a dar vueltas por la sala con las manos sujetando mi cabello, pensando con desesperación una forma de escapar.

Debes estar bromeando...

¡No puedo confrontarlo! ¡Yo tengo...!

¿Miedo? No lo creo ¿Cuando te hizo algo?

¡Exactamente! ¡Nunca! Yo nunca le oculte nada, en 10 años fuí siempre sincera con él... Por más que estuviera enojado en algún momento, su enfado nunca fue dirigido hacia mí.

Y ahora por primera vez lo veo enfadado conmigo, por primera vez todo su enojo recae en mí.

Estamos en un tercer piso.

Traté de buscar una salida. Tal vez si salgo antes de que entre podré tomar otro pasillo, tal vez...

Rápidamente agarré mi bolso y salí de mi habitación.

Él te lo ha advertido...

Lo se, lo sé.

Cuando me acerqué a las escaleras pude escuchar pasos firmes, dí la vuelta y caminé rápidamente por el otro lado del pasillo, tal vez había una escalera de emergencias.

Efectivamente, había uno al final del pasillo, entré y bajé corriendo las escaleras, al menos lo intenté porque mi cuerpo dolía con solo caminar.

Abrí la puerta del primer piso y dispuesta a correr no me había dado cuenta del hombre de recepción que se atravesó en el camino.

Caímos ambos estrepitosamente por el choque, sujeté mi abdomen mordiendo mis labios para no soltar un grito.

Esa sacudida dolió como el infierno.

— ¡Lo lamento señorita! ¿Se encuentra bien? — preguntó preocupado.

Asentí rápidamente mientras me sentaba en el suelo algo preocupada por mi abdomen.

— No se preocupe.

— Un momento... ¿Estaba usando las escaleras de emergencia? ¿Porque? — preguntó confundido viendo la puerta abierta.

¡No tengo tiempo para esto! ¡Tengo que salir antes de que...!

— Aquí estás.

Sentí a alguien sujetar mi cintura para ayudar a levantarme. Esa voz la conocía más que bien.

Te lo dije...

Con algo de miedo volteo a ver quién se había puesto de cuclillas a un costado mío.

Unos ojos negros profundos y carentes de emociones me miraban de reojo ayudando a levantarme.

Quedé totalmente muda.

— ¿Se conocen? — preguntó el encargado limpiando su traje, seguramente notó mi palidez instantánea.

—...

— si... es mi esposa y está recuperándose de un accidente, tenga cuidado — dijo secamente cuando nos habíamos puesto de pie.

El hombre tembló ante su mirada nada amigable.

— ¡Lo lamento mucho! — se disculpó — ¿Hay algo que puedo hacer por ustedes?

— Sí, desaparece — ordenó en tono severo, el hombre se puso pálido y se fue rápidamente hacia el piso superior.

Mientras yo sudada de los nervios, sentí como me jaló hacia afuera, aún con la mano afirmada firmemente en mi cintura.

Para la gente que entraba solo éramos una pareja saliendo del hotel, nadie le tomaba importancia a la mano posesiva que seguía sujetando mi cintura con un agarre que se volvía excesivamente fuerte cada segundo.

STAY || Manjiro Sano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora