Hoseok: Soledad

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Mi vida estaba coloreada de un gris opaco durante los últimos dos años. Desde que Namjoon y yo terminamos, todo empezó a ir en decadencia; aunque era algo que ya había sido anunciado desde antes, decidí cubrirme los ojos con una venda y creer que esa decisión fue la mejor que pude haber hecho.

Renunciar al amor de mi alma gemela por estar con el tipo con quien lo había engañado por un mes era, sin lugar a dudas, una excelente decisión.

Me sorprendió que fuera Min Yoongi, alguien conocido por ser el mejor amigo de Namjoon, quien tomara acción en el asunto. Estaba lleno de ira, en sus ojos sólo había lugar para el desprecio, y estaba más que claro que me odiaba.

Solo por eso me di cuenta del pecado que estaba cometiendo durante todo ese tiempo. Sus palabras de odio me sacaron de la mentira en la que había elegido creer para no odiarme a mí mismo, entre golpes me susurraba crueles y ciertas palabras.

—Eres un maldito infeliz, ¿cómo pudiste hacerle eso, sabiendo lo mucho que te ama? No lo mereces, eres una basura comparada con él. Sería mejor si sólo desaparecieras de su vida, ¿por qué no te mueres de una vez? Eres un desalmado de mierda, me das asco.

No dudaba en la veracidad de sus palabras, era absolutamente cierto todo lo que decía, y eran cosas que yo también me había preguntado muchas veces.

Tal vez lo que me tenía llorando era que alguien completamente ajeno a mí me dijera en la cara todo lo que estuve ignorando, pero que muy en el fondo, me lo decía a mí mismo todo el tiempo. Incluso una persona externa lo sabía, podía verlo con mucha claridad, mientras que yo intentaba tapar el sol con un dedo de forma inútil.

Seis meses después fue que esa relación que había consolidado con Minho empezó a quebrantarse, pero yo también hice oídos sordos a las señales y me obligué a creer que era normal lo que él hacía.

No era raro que, cuando me veía, me analizara de pies a cabeza y me dijera lo que estaba mal con mi ropa, me dijera que le gustaban los chicos masculinos que no se pintaban las uñas ni se tomaban fotos en el espejo.

Después, las cosas empeoraron cuando empezó a cuestionarme por salir con Jimin y Jungkook, hasta llegar al punto en el que debía informarle sobre cualquier cosa que hacía, porque si no, iban a haber problemas.

No había un solo día en el que pudiera estar tranquilo, todo lo que sentía era ansiedad y preocupación por desbloquear un nuevo motivo por el que Minho se enojara conmigo.

Incluso cuando le decía que estaba demasiado cansado para tener sexo se ponía molesto, después de tener que intentar varias veces, y yo no quería rendirme; porque muchas veces debía dejar que usara mi cuerpo a su antojo para evitar inconvenientes.

Era un completo infierno. El amor que le tenía desaparecía a ratos, hasta que me diera una muestra mínima de afecto, que hiciera que yo lo venerara por bastante tiempo.

Había comenzado a sentirme agradecido por recibir migajas de amor, porque todo dependía del humor del mayor, todo tenía que ser controlado por él, y yo no tenía voz alguna en aquella relación, lo que me partió en pequeños pedacitos, hasta que me hundí por completo, y me dejó en absoluta soledad.

Mientras yo estaba en medio de ese sufrimiento, a cada rato debía soportar ver cosas relacionadas con Namjoon, que hacían que la culpa me aplastara los pulmones; trabajar como periodista tenía sus contratiempos, muchos de ellos me hacían odiar mi trabajo, y haber salido con una figura pública como lo era él, no lo hacía mejor.

Mi alma gemela pasaba todo su tiempo libre con su mejor amigo, la gran mayoría de fotografías y vídeos de él en su tiempo libre incluían al pelinegro como bono.

No dejaban de salir cosas de él, y conforme el tiempo pasaba, me veía en la obligación de ver sus muestras de afecto, la forma en que se miraban, y no tardé mucho en darme cuenta de que esos dos eran pareja.

Yo no podía evitar los celos que tenía de ese par, ni siquiera podía esforzarme en mentirme al respecto. Porque creí estúpidamente que con Minho iba a ser más feliz, creí que él podría darme más que Namjoon, pero no tardé mucho en descubrir mis ilusiones siendo pisoteadas.

Literalmente empujé a mi alma gemela a los brazos de alguien más, y sentía ira contra mí, por mucho que intentara permanecer positivo.

Ambos salimos lastimados de nuestra relación, pero a largo plazo, el más afectado fui yo, porque Namjoon tenía un amigo que cuidaba de él en los momentos difíciles, mientras que yo sólo aparentaba estar bien incluso frente a mis amigos más cercanos.

Yo no tenía a nadie, y era culpa mía por no querer aceptar mi propia debilidad, por miedo a terminar herido y que me vieran vulnerable, porque no estaba acostumbrado a eso; al contrario de Namjoon, yo no había construido ninguna amistad lo suficientemente profunda para dejar ver mi lado roto, lo que me llevó a derrumbarme.

Estaba solo contra el mundo, y cuando Minho me dejó, se volvió algo real, porque me había quedado sin nadie a quien llamar mi amigo. Sólo tenía relaciones triviales con la gente del trabajo, y ver el tipo de vida que llevaba me llenaba de tristeza.

Cuando la depresión del segundo duelo llegó, recordé a Namjoon con más dolor; en lugar de extrañar al que me dejó, extrañaba a mi alma gemela con todo mi corazón, en especial porque siempre veía cosas de él, pero nunca podía estar a su lado, como si el destino quisiera que permaneciera lejos de él, admirando su brillo que se asemejaba al de una estrella.

Él había florecido por completo en dos años, supo rehacer su vida y sacarse a sí mismo de la depresión en la que se había hundido cuando estaba conmigo. Por el contrario, yo sólo podía empeorar, no había día que no llorara, no despreciara mi vida ni le suplicara al destino por algo bueno, porque toda mi vida era una desgracia en aquel punto.

Y pareció que la suerte me sonrió, cuando un compañero con el que me llevaba bien me comentó que tenía la oportunidad de entrevistar a Namjoon, pero se sentía nervioso al tener que hacer una de sus primeras entrevistas con alguien tan reconocido y de alto nivel como lo era el moreno.

Por eso, decidí comprarle aquella cita, lo que me permitió organizar todo para ir yo en su lugar, y dejar de verlo desde lejos, tomando la decisión de formar un vínculo de amistad profundo, ese que nunca había conseguido en mi vida.

Me obligué a mí mismo a mostrarle la mejor faceta de mí para que quisiera quedarse a mi lado, aunque fuera como amigo, porque había entendido que las relaciones no eran lo mío, y menos con una persona tan ocupada como Namjoon, que ya había dejado el pasado atrás e incluso estaba con otra persona.

Tuve que forzarme a dejar la tristeza que me invadía a un lado para estar con él, y descubrir lo mucho que él había avanzado en dos años, porque podía permitirse salir conmigo de vez en cuando a pesar de su agenda apretada, y hacerme feliz por un rato.

En realidad, quien más necesitaba del otro era yo, porque no tenía a nadie, estaba solo cargando con el dolor y la tristeza. Pero me esforzaba en hacerme creer que no necesitaba alguien que me diera un hombro para llorar, que quería alguien que me iluminara y me hiciera feliz, lo suficiente para que las cosas pudieran mejorar en mi interior.

Namjoon podía hacer todo eso y más, era alguien con un alma hermosa y deslumbrante, que con su sola presencia en mi vida me daba esperanza.

El amor que yo le tenía nunca desapareció, pero al volver a su vida me vi en la obligación de acomodarlo al molde que implicaba la amistad con mucho tiempo y esfuerzo. No había necesidad de que yo le causara problemas en su vida, porque lo último que quería era que se sintiera incómodo conmigo.

Esa era la razón por la que no demostraba mi molestia cuando se ponía a hablar de Yoongi después de que volvió a su lado, a pesar de los celos que sentía al saber que había alguien más que lo hiciera feliz, ponía una sonrisa en la cara al concentrarme en el brillo de sus ojos y sus hoyuelos.

Me prometí ser dócil y actuar feliz mientras él volvía a confiar en mí, como una forma de poder soportarlo. No podía llegar a ser yo de la nada después de dos años, por muy desesperado que estaba, sabía que eso sólo terminaría ahuyentándolo de mí, porque había demasiada oscuridad en mí en aquel momento de mi vida que no podía dejar salir por completo tan rápido.

Cuando Yoongi volvió, lo hizo acompañado de la felicidad de Namjoon. Aunque él sabía muy bien cómo ocultar su dolor, a veces me dejaba verlo, lo que era un buen indicio de cómo iba mi rol de amigo en su vida.

Él estaba empezando a confiar en mí y a apoyarse un poco en los momentos difíciles, lo que me llenaba de alegría; como un pequeño foco encendido en la oscuridad de mi vida.

Sabía que la confianza que me tenía no podía compararse con la que le tenía a su pareja, podía ver que había cosas que se esforzaba mucho en ocultar, pero las que me decía eran aquellas que no podía hablar con Yoongi, como sus temores e inseguridades respecto a lo que iba a pasar después.

Yo quería olvidarme de la existencia de esa persona tan importante en la vida de Namjoon, pero era como si la mayoría de las preocupaciones de él giraban en torno a Min Yoongi, lo que no me dejaba otra alternativa más que escuchar e intentar aconsejarlo, ignorando quién era esa persona a la que le estaba ayudando indirectamente en su relación.

La única persona que me importaba era Namjoon, y si había algo en lo que podía ayudarlo, lo haría, sin importarme a quién estaría beneficiando con mi bondad.

Odiaba que él rechazara mis invitaciones para algo porque debía quedarse con Yoongi. Aunque no era una responsabilidad que le fue asignada propiamente, era algo que él mismo había decidido, porque el pelinegro era su prioridad; también odiaba decirle que no pasaba nada cuando se disculpaba por eso.

Incluso desde que fuimos novios sentía ira con sólo saber que estaba con Min, pero nunca le decía nada al respecto. Ahora, era obvio que iba a poner en primer lugar a su novio, en lugar de preocuparse por su ex que ahora quería ser su amigo.

Tal vez todo el rencor que había acumulado contra Yoongi tenía sus raíces en la forma que habían terminado las cosas con Namjoon. Antes, no significaba un problema porque yo era su pareja, por lo que lo único que envidiaba era todo el tiempo que llevaban como amigos.

Si él me hubiera pedido volver a intentarlo, si se hubiera desahogado conmigo por completo, estaba seguro de que haría todo lo posible por mejorar nuestra relación, estaría dispuesto a alejarme de Minho y salvar lo que teníamos.

Pero él de entrada me dijo que no podía seguir con eso por su propia depresión; además, tenía una oportunidad de librarse de las cadenas que suponía terminar a mi lado.

Aquello me rompió demasiado, tal vez eso fue lo que me empujó al sufrimiento, porque decidí obligarme a aceptarlo, en lugar de decirle todo lo que estaba dispuesto a hacer por él, intenté entenderlo y dejar de ser un estorbo en su vida.

Ver lo feliz que era con Yoongi me generaba dolor, era algo que no podía negar, porque él había logrado todo lo que yo no pude hacer. También dolía forzarme a apoyarlo, porque era lo que un buen amigo debía hacer, que era en lo que me quería convertir para él, debido a que ser su novio era algo que me había quedado demasiado grande.

Pero no para Yoongi, quien era la principal razón por la que Namjoon era feliz; yo sólo pude ser su reemplazo por un tiempo, pero era claro que habían demasiadas puertas cerradas en el moreno que yo no tenía la capacidad de abrir.

Cuando Namjoon me preguntó si podía ir con Yoongi a cenar, sabía que era la única forma en la que no me cancele el plan. ¿En qué estaba pensando cuando se le ocurrió eso? Estuve muy cerca de decirle que no, incluso desde hace días estaba pensando en hablarle de mi problema con su novio para que dejara de incluirlo en cada conversación que teníamos.

Estaba cansado de esperar a que se diera cuenta de que debía dejar de hacer eso, porque yo realmente estaba interesado en conocerlo a fondo, no en saber cada detalle de su romance perfecto con su novio.

Aunque intentaba entenderlo, estar enamorado era una maravilla, el pensar en esa persona y querer hablar todo el tiempo de ella era algo que había vivido muchas veces con Namjoon.

Habían muchas cosas en las que no era necesario que me dijera con tanto detalle. No me quejaba cuando me hablaba de sus preocupaciones que giraban en torno a su noviazgo, pero muchas veces era como si él colocara una barrera entre nosotros, y usara su relación como una excusa para evitar hablar de cosas realmente importantes.

Eso era lo que me disgustaba, porque mi inconveniente con su novio no era el problema principal del asunto. Estaba harto de ser el amigo que aceptaba cualquier cosa de su parte, tenía que comenzar a hacer algo por romper esa barrera que él había puesto, hablar con él del problema que había de frente, por primera vez; lo que me tenía ansioso.

En la cena, para colmo de males, Namjoon llegó tarde, por lo que al entrar, me encontré a Yoongi ya en el lugar, con la mirada fija en la puerta de la mesa privada.

Al verme, su expresión dejó de verse preocupada para endurecerse y ponerse tan dura como una roca. Se levantó para hacer una venia acompañada de un saludo, cosa que yo imité, y nos sentamos para quedarnos mirándonos a los ojos.

—¿Tengo algo en la cara, o por qué me miras tanto? —le pregunté cuando me harté de aquella escena.

—No es nada…, sólo estaba preguntándome qué tienes de especial para que no te haya mandado a la mierda después de lo que le hiciste. —Me regaló una sonrisa divertida.

—¿Qué tengo de especial? Soy su alma gemela. —Le mostré el tatuaje.

—Y ni aun así pudiste quedarte en su vida por más de un año. Tenías todo para quedarte a su lado por el resto de sus vidas, y decidiste tirarlo a la basura. —Rio bajo.

—Iba a hacer el intento de ser amable, pero veo que no es posible. También veo que a ti te gusta recibir sobrados, porque corriste a sus brazos tan pronto como me alejé de él. —Me fulminó con la mirada, como si hubiera tocado una fibra sensible.

—No fue así. Al contrario de ti, que hablas sin saber, yo sé todo lo que pasó entre ustedes, por eso puedo decir que hiciste una estupidez. Lo peor es que decidiste volver, justo cuando yo estaba fuera. ¿Por qué lo hiciste?

—¿Qué te importa?, ¿tienes miedo de que te lo vuelva a quitar? Porque yo también sé una o dos cosas de ustedes.

—Me importa porque no quiero que vuelvas a lastimarlo, tú no tienes idea de qué tan destrozado estaba, a ti no te tocó verlo llorar a diario, tener que rogarle mil veces para que abriera la puerta y dejarme consolarlo; no viste sus ojos apagados y marcados por las ojeras. Tú no sabes nada.

Me quedé en silencio, y aparté la mirada de sus ojos. Siempre me había enfocado en mi propio malestar, pero nunca quise preguntarme cómo la estaba pasando Namjoon. Preferí mentirme creyendo que él estaba feliz de haberse librado de mí, que había corrido rápidamente a los brazos de Yoongi y no había sufrido por mí en absoluto.

La verdad era que, para haber alcanzado la felicidad que tenía en aquel momento, tuvo que sufrir mucho, él sí se dio el tiempo de sufrir y llorar lo que necesitaba, en lugar de ignorarlo y sonreír falsamente.

—No me quitaste nada, porque nunca fue mío; siempre lo supe, no estábamos en nada antes de que tú llegaras, él se la pasaba en cualquier parte, con cualquier persona, y sólo me buscaba cuando le daba la gana, o cuando una relación terminaba.

Odiaba la sinceridad con la que hablaba, la facilidad con la que me hablaba de todo eso, mientras que yo, tan pronto como tenía la oportunidad de abrirme con alguien, la rechazaba.

—Las cosas cambiaron cuando terminó contigo, creo que debería darte las gracias por eso, lo rompiste tanto que no le quedaron ganas de estar con nadie más que yo, porque yo era el único que estuvo para él en sus momentos más difíciles. Él sabía que podía venir a mí por cualquier cosa que quisiera, y finalmente me correspondió, después de tantos años en los que no hizo nada más que usarme a su antojo.

No entendía por qué me lo contaba de la nada, se sentía mal escucharlo hablar con tanta seguridad, mientras que mis piernas temblaban bajo la mesa. ¿Por qué no se callaba? ¿Por qué hacía todo lo posible en hacerme sentir tan mal?

—Oh, parece que ya viene. ¿Te parece si ordenamos para que esté todo antes de que llegue? —asentí. Segundos después, llegó un mesero que tomó el pedido, y Yoongi pidió por Namjoon también. Cuando el chico se fue, dejé de mirar arriba, y devolví mi mirada a la mesa.

—¿Por qué me contaste todo eso?

—Quiero protegerlo de la misma forma que él lo hace conmigo. No sé qué quieres de él, pero no voy a dejar que lo vuelvas a lastimar. Espero que entiendas que lo único que quiero es eso —su voz se suavizó, al igual que su expresión, y volví a mirarlo.

—Sólo quiero un amigo. Estoy solo, no tengo a nadie. Todo es un caos, él es lo único bueno que tengo actualmente, aunque sé que no confía en mí, y lo entiendo. Puede ser muy egoísta de mi parte, pero es la verdad. —Suspiré, afligido.

—Creí que tenías amigos. —Negué.

—Ya no. Todo empeoró cuando me quedé con él, dejé a mis amigos por creer en él, y ellos se cansaron de decirme que debía dejarlo, que había cometido un error al haber terminado con Namjoon por él, y tenían razón. Ahora que me quedé sin nadie, me di cuenta de que no puedo con esto.

—No será fácil con Namjoon después de lo que le hiciste. Él ya no es tan fácil de caer con esas cosas. —Me miró con compasión, como si supiera a lo que me tendría que enfrentar, como si pudiera ver mi fracaso en el futuro.

Antes de que pudiera decir algo, Namjoon llegó. Su rostro estaba avergonzado, sus mejillas levemente sonrojadas, y una sonrisa tímida decoraba sus labios. Lo primero que hizo fue abrazar a Yoongi y besar su mejilla.

El pelinegro rio bajo, y era la primera vez que lo veía nervioso, ahora era él quien tenía las mejillas sonrosadas, mientras los ojos de Namjoon brillaban al mirarlo. Después, me estrechó en sus brazos, y me reí internamente de mí mismo por la estúpida felicidad que sentí con ello.

—Lamento haberte hecho esperar tanto, espero que no haya sido muy tortuoso para ti —susurró en mi oreja.

Cuando se sentó, un par de meseros trajeron toda la comida, y a partir de ese momento, pude relajarme hablando de cosas triviales que no me hacían doler el corazón.

Sin embargo, habían otras cosas que me generaban dolor, como la forma en que se tomaban de las manos y se decían cosas lindas de vez en cuando, mientras que yo me hacía consciente de mi soledad, al igual que del hecho de que todavía estaba muy lejos de Namjoon.

Tanto Yoongi como yo poníamos toda nuestra atención en el moreno, que era lo único que nos unía en aquel momento. Yo saqué ese lado que todo el mundo veía para no incomodar a ninguno de los dos chicos, contrario a como había sido al principio.

El que terminó incómodo fui yo, porque no podía pedirles que no se tomaran de la mano, que no coquetearan frente a mis ojos ni que ocultaran el brillo de sus ojos sólo porque yo no podía soportarlo. Hacer eso me alejaría aun más de Namjoon, y me estaba esforzando mucho para tenerlo cerca como para arruinarlo con una estupidez.

Después de un rato, Namjoon fue al baño, y volví a quedarme a solas con Yoongi. Él seguía feliz, tal vez por el licor o por la presencia de Namjoon, y ni siquiera al verse solo conmigo cambió.

Por el contrario, yo pude darme un respiro del esfuerzo que suponía mantenerme fuerte en aquella situación, que me estaba sobrepasando. Aunque era bien sabido que el licor me apagaba, por lo que se me hacía más difícil seguir con esa farsa.

—No creí que fueras tan bueno fingiendo, te admiro —fue lo primero que me dijo, aunque no hubo una respuesta inmediata de mi parte— ¿Estás bien? Te dije que no iba a ser fácil, pero tampoco imposible. Ahora ves la realidad de las cosas, ¿no es así?

—Sólo sé que estoy cayendo más y más en todos los aspectos de mi vida. ¿Me veo con cara de que estoy bien? No podré hacerlo, no podré alcanzarlo, por mucho que corra para estar a su lado, ni como novio, ni como amigo, nada. Debería rendirme y aceptar ser sólo un extraño, ¿por qué lo intenté siquiera?

—No tienes que esforzarte tanto en ser algo que no eres. No te voy a juzgar, porque también es difícil para mí estar contigo. Lo siento mucho por lo que estás pasando, pero no estoy en la posición adecuada para aconsejarte al respecto, no te conozco y no sé qué hacer. También… lamento lo que te dije ese día, me dejé llevar de la ira y los celos, no debí haberte dicho nada de eso, lo siento mucho —su sonrisa desapareció, y su mirada mostraba compasión.

—No tienes que sentir pena por mí, tal vez sea el karma. —Sonreí con ironía.

Un rato después de que Namjoon volvió, tuve que ir al baño porque el dolor me estaba quebrando. Me encerré en un cubículo e intenté tranquilizarme, además de buscar una forma de irme de ese lugar.

Incluso derramé algunas lágrimas, y me vi en la obligación de mojarme la cara al salir del cubículo para disminuir mi ansiedad. Al abrir los ojos, tenía a Namjoon detrás de mí, con su mirada fija en mí.

Mis manos empezaron a temblar, porque probablemente me había visto limpiarme las lágrimas cuando salí del cubículo. Miré a mi alrededor, y me percaté de que no había nadie, lo que me hizo suspirar del alivio.

—Yoongi me dijo que viniera porque notó que no te sentías bien… ¿Hay algo que pueda hacer para ayudar? —su mirada era la de preocupación genuina. Se dio cuenta de mi estado al mirar mis manos, y dio un paso al frente, mientras yo daba media vuelta—. ¿Quieres un abrazo? —asentí, y sentí la calidez de su cuerpo envolverme. ¿Por qué él había hecho tal cosa? ¿Tan mal estaba?

—No puedo con esto. ¿Por qué te siento tan lejos teniéndote tan cerca? ¿Por qué no puedo ser suficiente? ¿Por qué todo lo que hago es empeorar? Todo lo que él dijo esa noche mientras me golpeaba… era cierto. ¿Por qué sigo vivo? Lo he lamentado desde el primer día, lo he lamentado desde que empecé con él, todo este tiempo… la herida sigue sangrando. Toda la culpa ha sido mía, sólo mía. Si tan sólo te hubiera dicho lo que en realidad sentía…, no estaría sufriendo de esta manera.

—Estás hablando de muchas cosas y no sé si estoy entiendo bien, ¿a qué refieres exactamente? —su voz confusa me empujó al llanto.

—¿Qué no es obvio? —empecé a sollozar.

—Prométeme que vamos a hablar de esto algún día. —No respondí, sólo negué y me aferré a él. No había forma de que pudiera hablarle de todo eso sobrio— Hoseok…

—No puedo prometer algo que no sé si voy a cumplir. Lo siento, por el pasado, por el presente, y muy probablemente por el futuro. Sólo…, lo lamento. Olvídalo, es lo único que te pido. Sé feliz, no te preocupes por mí.

—No puedo hacer eso. Estoy preocupado por ti. No creí que fuera tan malo cuando me dijiste la primera vez que estabas mal, lamento haberlo ignorado.

—Yo quería que lo ignoraras. Todo este tiempo… quise ocultarlo. Es muy rápido, sé que no confías en mí, pero… todo es tan deprimente. —Me mordí la lengua para callarme y dejar de hablar.

—No sé qué hacer además de esto.

—Esto está bien. Es más de lo que pude haber pedido.

Pasó otro rato hasta que dejé de llorar; cuando eso sucedió, nos separamos y volvimos a la mesa en silencio. Yoongi nos dedicó una mirada a ambos mientras tomaba de la copa de vino, y sonrió, mientras mi mirada se había apagado por completo, ya no quería esforzarme en sonreír ni en fingir nada, había llegado a mi límite.

Tal vez eso era lo que él quería, como si estuviera disfrutando de verme así, pero… en sus ojos no había maldad, sólo la misma compasión de antes.

—¿Estás mejor? —la voz del pelinegro rompió el incómodo silencio.

—Se necesita mucho más para que esté mejor. ¿Por qué le dijiste que fuera? —En aquel punto no me importaba que Namjoon estuviera ahí.

—Cuando te fuiste, noté que estabas al borde del llanto, y como yo no soy la persona más indicada para ayudarte… se lo dije. Lo siento si no era lo que querías, pero no podía verte así y no hacer nada, sería demasiado cruel.

—Entonces es mentira lo que dijiste, no soy bueno fingiendo.

—Al contrario. Todo este tiempo pudiste ocultármelo sin que yo sospechara nada, y te vienes a romper después de tanto a pesar de que yo te había hablado de mis problemas desde el principio, mientras que tú te callabas los tuyos. Creo… que no es tan malo esto. —La voz de Namjoon me hizo mirarlo.

—Para mí lo es. Se suponía que nadie debería saberlo, y aquí estoy… con ustedes. —Bajé la mirada al darme cuenta de lo que estaba diciendo.

—No somos malas personas. Sé que yo no debí haberme enterado, pero sólo sucedió y ya. No es que vaya a hacerte algo malo ni nada, lo juro. —Yoongi sonrió.

—Debes estar cansado, ¿quieres que te lleve a tu casa? —Apenas me di cuenta de que Namjoon no había tomado ni un solo trago de licor en toda la noche. Fue Yoongi el que me tramó para que bebiera con él, lo que me llevó a romperme.

—No quiero ser una molestia… —negué.

—No eres una molestia. Déjame hacerlo, por favor.

—Hazle caso, se pone muy intenso si lo rechazas —rio Yoongi.

—¡Oye! —sonrió, y su sonrisa me fue contagiada—. Tomaré esa sonrisa como un sí.

Ni siquiera me molesté en insistirle, sólo acepté. A la hora de pagar, fue muy poco lo que me dejaron aportar; a pesar de mi insistencia, sólo aceptaron una cantidad mínima de dinero.

Además de llevarme a casa, esos dos me habían librado de la deuda por todo lo que sufrí. En el camino, Yoongi se sentó a mi lado en las sillas de atrás, y se dedicó a molestar a Namjoon de una forma muy adorable, además de intentar mantener una conversación normal conmigo.

Aún no me acostumbraba a ver esa faceta linda y divertida suya, pero que era muy agradable, como si se convirtiera en una persona diferente, llena de bondad y ternura.

Al llegar a casa, Yoongi me dio una palmada en la espalda a modo de despedida, y Namjoon se bajó del auto para abrazarme con fuerza, aunque el único que se debía bajar era el pelinegro, para subirse al asiento del copiloto.

El moreno dijo nada, como si aquel abrazo me estuviera transmitiendo todo lo que pasaba por su mente. Sólo se despidió de mí y dejó una caricia en mi mejilla.

Aquella noche dormí después de otra larga sesión de llanto desconsolado; aunque era algo normal últimamente, habían pasado dos días desde la última vez que lo hice, y el dolor que me invadía era horrible.

Don't Leave Me: KNJ x MYG ✍️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora