Podía confiarle mi vida a Yoongi, no tenía duda alguna de que él me amaba, que quería hacer todo lo posible para estar juntos y me adoraba de la misma forma que yo lo adoraba a él, con cada parte de su alma me demostraba lo mucho que me quería, me dejaba ver cada parte de sí y recibía cualquier cosa que yo pudiera darle.
Eventualmente pasaron los días, las semanas, los meses, y hasta los años a su lado sin intención alguna de separarme de él, haciendo todo lo posible por darle algo de alegría a su vida, apoyándolo en cada paso que diera por fuera de su depresión.
Con el tiempo, él pudo ser feliz, sus ojos habían dejado de verse opacos debido a la tristeza, las ojeras dejaron de ser tan marcadas, su cuerpo estaba en el peso que debería y hasta hacíamos ejercicio juntos.
Hasta era él quien me pedía que lo tocara en la cama, volvió a acostumbrarse a mi toque y a confiar en que yo no le haría nada para lastimarlo. Después de lo que le había sucedido, era un alivio que pudiera dejar aquellos recuerdos en el pasado y permitirme tener sexo con él.
Era hermoso verlo florecer con el paso del tiempo, notar que la comida que dejaba comenzaba a hacerse menos, y hasta llegó a un punto en el que pedía más porque todavía estaba hambriento. Verlo levantar el mismo peso que yo en el gimnasio, descubrir que se daba días de descanso cuando el trabajo era demasiado y que comiera algún dulce o fruta entre comidas me llenaba de alegría.
Nuestra relación era algo que ambos nos queríamos tomar con calma, avanzar conforme nos sentíamos y no apresurarnos porque creíamos que nos íbamos a terminar alejando.
Decidimos tomarlo como algo de un día a la vez, en lugar de centrarnos demasiado en el futuro, la única certeza que teníamos era que en el futuro estaríamos juntos como lo prometimos, por lo que nuestro objetivo era mantener la relación, hacernos felices el uno al otro y confiar.
Incluso cuando se sentía mal lo primero que hacía era decírmelo. Un jueves de otoño, estábamos cenando en casa, y aunque Yoongi se veía tranquilo, a mitad del plato lanzó un suspiro y lo alejó de sí.
—Siento que voy a vomitar.
Yo levanté la mirada con preocupación, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
—¿Intentaste comer más de lo que realmente querías?
—No.
—¿Hubo algo que no te gustó?
—No... Hoy no sentí que quería comer, pero sabía que debía hacerlo, y ahora... me duele el estómago.
A pesar de que él me había dicho que se sentía mal y no volvió a tocar la comida, no fue hasta que yo terminé de comer que fue que Yoongi se fue al baño a vomitar.
Al ver el apuro con el que se fue, además del hecho que lo hizo tapándose la boca con la mano, lo seguí y agarré su cabello para que no se ensuciara con el vómito, acariciando su espalda mientras lo hacía. Cuando terminó, se enderezó y lavó su boca con agua.
—Gracias —susurró dándome una sonrisa avergonzada. Yo asentí con la cabeza a modo de respuesta y salí para ir a lavar los platos, sin hace ninguna pregunta al respecto, ya que ya sabía que él realmente se esforzaba en mejorar, y aquello solo era una recaída más, algo con lo que ya estaba familiarizado por experiencia propia.
Mientras lavaba los platos Yoongi apareció, recostó su espalda en el mármol y se quedó en silencio por un par de minutos, en los que lo miraba yo de reojo y veía su expresión pensativa.
—¿En qué piensas? —le pregunté después de que me di cuenta de que él no iba a decir nada a menos que yo dijera algo.
—En que se supone que debería estar bien, y aquí estoy...vomitando otra vez. Han pasado seis meses ya desde que empecé a reparar lo que estaba mal con la comida, pero cada vez que me siento así pienso que volveré al inicio, que todos mis esfuerzos por comer bien no sirvieron de nada. En eso estoy pensando, Namjoon —respondió con voz temblorosa. Yo giré mi cabeza para mirarlo a los ojos, descubriendo que estos estaban llenos de lágrimas.
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Don't Leave Me: KNJ x MYG ✍️
Fiksi PenggemarKim Namjoon sabía que su vida se estaba derrumbando con cada día que pasaba, desde que estaba con Hoseok lo notaba, aunque siempre tapaba sus ojos y simulaba no ver que su felicidad lo había dejado hace mucho tiempo. Cada golpe que recibía hacía que...