Yoongi: La vida sigue

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Me tomó bastante tiempo darme cuenta de que no tenía sentido huir de los recuerdos, ni echarme a morir porque alguien no se quedó para siempre a mi lado como lo había prometido a los dieciocho años.

Al final sólo pude aceptar que él me había dejado, que el amor que habíamos compartido se marchitó y yo debía seguir con mi camino en soledad. Sin embargo, fue demasiado difícil, había días en que no creí que yo podría vivir tranquilo y feliz, que la herida en mi corazón no iba a sanar.

Por un largo tiempo estuve viviendo sin sentido, deprimido y cansado la mayoría del tiempo, forzándome a hacer cosas para las que no tenía motivación alguna y empujarme a salir adelante.

Decidí enfocarme en mí, aunque lo único que quería era olvidarme de mí mismo y hundirme; ni siquiera supe cuándo eso cambió, en qué momento había aceptado realmente el pasado, y que, en realidad, nada de eso fue mi culpa, de hecho, debí haber hecho mejores cosas por mí, haberme tratado con un poco de cariño, aunque fuera la mitad del que ahora me tenía.

Durante toda mi vida el único que estaba para mí era yo, debía valorarme al menos un poco por no haber tirado la toalla, por mucho que me odiara. Ahora, no podía decir que me amaba completamente, pero al menos consideraba que llevaba una vida tranquila por mi cuenta, y eso era mucho a comparación de todo lo que me había hecho sufrir.

Había momentos en los que lloraba y me quedaba en la cama, pero se volvió algo pasajero. Entendí que lo único que debía importarme era yo, incluso si mi círculo de amigos era pequeño y no tenía a nadie que me dijera que me amaba.

Decidí seguir con mi amistad con Taehyung, y manteniendo los límites necesarios para que ninguno se confundiera. Le pedí perdón por alejarlo y decidimos seguir siendo amigos. Él se había convertido en la única persona con la que tenía un nivel especial de confianza, porque sus intenciones eran verdaderamente sinceras, al igual que el cariño que me tenía.

Dejé de buscar compañía afuera y comencé a disfrutar de mi soledad, intentando conocerme y aceptarme como era, llevar una relación tranquila conmigo mismo y dejar de aguantar cosas que no quería solo porque la soledad era abrumadora. Había empezado a hacer cosas por pura diversión, como salir con los pocos amigos que tenía o incluso yo solo, retomar aquella pasión que solía tener por el piano y relajarme un poco.

Al principio, cada vez que tocaba alguna melodía en las teclas de un pequeño piano que había comprado, no podía evitar pensar en la situación en que me encontraba cuando lo descubrí por primera vez.

Tenía veinte años, Namjoon sólo me veía como un amigo y parecía que todos los besos y caricias que habíamos compartido fueron un sueño, pero su distancia me abrumaba, porque sabía que, al tener la novia que tanto quería, era imposible que me mirara como algo más que un amigo.

Mi único consuelo fue el piano, tocarlo me relajaba y me hacía olvidarme de mi vida por un rato para concentrarme en el elegante y hermoso sonido que generaban mis dedos con las teclas.

Al final, Namjoon me había usado para explorar su propia sexualidad, y no tenía nada que ver con el romance ni nada parecido. Él me lo había dejado claro, pero, de todas formas, yo me enamoré de él, de sus besos, del roce de sus dedos sobre mi piel y hasta del sonido de su voz. Mis propias expectativas me habían destrozado por completo.

Pero pasó un tiempo hasta que me cansara de ser usado, porque, incluso después de Namjoon, siempre encontraba personas que me querían usar, aunque no sentían aprecio alguno por mí, todo lo que querían era mi cuerpo.

Algunos porque querían saber qué se sentía hacerlo con un hombre sin tener que ser pasivos, otros por pura lujuria, porque me veían como un juguete y creían que podían hacer lo que quisieran conmigo.

Don't Leave Me: KNJ x MYG ✍️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora