Namjoon: Negro

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No podía evitar preocuparme cuando Yoongi me pedía que lo tocara. Había una gran diferencia entre acariciar su cuerpo de vez en cuando a tener sexo de la forma más riesgosa que podía haber después de lo que le hicieron.

Me llenaba de temor e inseguridades por lo que podría causar en él, y ver su cara llena de dolor tampoco ayudaba mucho. De hecho, hice un gran esfuerzo la primera vez por no rendirme; aunque al rato se iba acostumbrando, yo no podía dejar de preferir la forma común en que lo hacíamos últimamente.

Además, se sentía extraño estar encima de él en aquella posición, como si mi cuerpo se negara a hacer eso y anhelara ser yo quien estuviera acostado con las piernas abiertas. Podía excitarme de cualquier forma, pero había descubierto lo placentero que era estar bajo su mando en la cama, y me era imposible dejarlo. Tenía que volver a enseñarme a hacerlo, a pesar de que mi cuerpo no había olvidado cómo moverse.

Cuando Soyeon y sus hijos se mudaron, celebramos los cinco después de que Yoongi y yo les hubiéramos terminado de ayudar. Era un rato agradable para todos, en el que no queríamos perturbar el alegre ambiente.

Sin embargo, sucedió una semana antes del cumpleaños de mamá, y en medio de la extraña soledad de esa semana, me dediqué a pensar en ello más de lo que debería. Incluso llegué a preguntarle a Soyeon cómo fue el evento una semana después en donde la invité a cenar a solas, bajo la necesidad de escuchar algo de mi madre.

Había empezado a tener una extraña necesidad de verla, preguntarle cómo estaba y pedirle perdón por todo. Sin embargo, me aterraba esa idea, y necesitaba algo para impulsarme a hacerlo, que llegó con mi hermana quien me habló a detalle de la celebración y me mostró varias fotos.

Mamá se veía feliz y no había cambiado mucho, a pesar de los varios cabellos blancos que empezaba a tener. Algo dentro de mí se movió, y me di cuenta de lo mucho que la había extrañado durante todos esos años; al escuchar que estaba bien, saludable y haciendo las cosas que le gustaban aumentó mi necesidad de estar con ella.

No le dije a nadie sobre eso, ni a Yoongi ni a mi propia hermana. Decidí guardarlo para mí, porque estaba demasiado confundido e inseguro al respecto. Toda esa semana estuve dentro de la misma situación, incluso cuando Yoongi me preguntaba qué me tenía raro me quedaba callado, porque no sabía cómo poner en palabras aquello que sentía, porque hasta yo estaba confundido al respecto.

Lo último que quería era volver a esa casa, pero entonces, ¿por qué algo en mi interior me estaba rogando por volver a ver a mamá? Lo máximo que le había mandado en su cumpleaños fue un arreglo de flores para nada pequeño con un mensaje anónimo, pero nada de eso podía quitarme la vergüenza al respecto.

Necesitaba verla a los ojos, abrazarla, escuchar su voz y sentir su aroma, no me bastaba con hacerle saber que yo no me había olvidado de ella por completo.

Estuve debatiéndome sobre ello por otra semana entera, en la que finalmente se lo conté a la única persona en quien confiaba plenamente: Yoongi. Sólo desahogué mis temores y la culpa que tenía al respecto, mientras él me escuchaba en silencio, sentados en la cama. Cuando terminé, él se quedó en silencio por largos segundos, en los que mi frustración aumentaba cada vez más.

—No sé qué decirte, porque no estuve en tu situación. Lo único que sé es que es tu decisión, si tienes miedo de hacer algo, hazlo con miedo, si fallas al menos lo intentaste. Tú hiciste el esfuerzo de volver, si ella no te quiere no es tu culpa. Y si no quieres volver, tampoco es algo malo después de todo lo que sufriste. Yo estaré para ti sin importar lo que hagas.

Lo único que pude hacer fue asentir como respuesta y suspirar.

—Si vas a ir, avísame, por favor. ¿Está bien?

Don't Leave Me: KNJ x MYG ✍️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora