Don't Leave Me: KNJ x MYG ✍️

Yoongi: Roto

Estaba tranquilo de que Namjoon hubiera dejado de tratarme como la mierda, pero me sentía decepcionado del punto muerto al que había llegado todo. Porque era cierto que él estaba roto, y lo único que había cambiado era que ya no me mandaba a la mierda cuando me acercaba a él. Parecía un muñeco, porque se quedaba inmóvil y me dejaba hacer lo que yo quisiera. Si quería sentarme a su lado y abrazarlo, o abrir sus piernas para tener sexo con él, nunca se negaba.

Él no me había mentido cuando me dijo que no podía darme nada, y que lo mejor sería irme, porque hasta yo le traía dolor y culpa. Lo entendí desde que empecé a sentirme mal cada vez que teníamos sexo, una ola enorme de tristeza me inundaba, y odiaba toda mi vida, como si un hueco me estuviera creciendo en el pecho, pero no era algo que tenía sus raíces en mí, era una carga que me estaba siendo compartida y no podía soportar.

Lo único que podía hacer era ver cómo se iba con Hoseok, que era el único que podía ponerle una sonrisa en la cara al moreno. Me había mentido cuando dije que estaba bien con eso, porque me dolía bastante, me llenaba de envidia y deseaba ser yo quien compartiera aquel vínculo de almas gemelas con Namjoon.

Muy pocas veces estaban en la casa, y podía ver aquel lazo que los unía con bastante claridad, por más que quisiera irme a mi oficina o a mi habitación, me escondía para verlos, y sentir la nostálgica alegría que me daba ver al amor de mi vida feliz por un rato.

No podía evitar las ganas que me daban de preguntarle a Hoseok sobre Namjoon y cómo estaba cuando se juntaba con él, aunque me estuviera dejando de lado.

Era la única alegría que podía tener respecto a la persona que más amaba, pero no era suficiente para hacerme dejar de sentir que ya no debería estar con él, porque después de todo, eso era lo que Namjoon quería. Era difícil mantener mi amistad con Hoseok en aquella situación, pero no era su culpa que su alma gemela no tuviera interés alguno en estar conmigo ni en recibir mi amor.

Intentaba enfocarme de lleno en el trabajo y dejar el asunto de mi pareja a un lado, para ver qué se sentía vivir en medio de aquella gran distancia que nos separaba. El resultado era deprimente, todo lo que hacía era extrañar cómo estaban las cosas hace un año, cuando todo estaba equilibrado, tranquilo y éramos felices juntos.

Ahora debía aprender a ser feliz por mi cuenta, por mucho que mi corazón quisiera quedarse. Pero aún no estaba listo para irme de esa casa, ni dejar de ver a Namjoon por completo, sólo podía ver lo triste que era todo con él en aquel estado, tal vez así tuviera el coraje suficiente para irme, por mucho que doliera.

Me sorprendió que Taehyung volviera al trabajo como si nada, mientras yo estaba estresado e irritado sólo con su presencia, y que él decidiera ser mi asistente personal para estar pegado a mí todo el día tampoco ayudaba mucho, porque debía esforzarme mucho en mantener la máscara del jefe perfecto y exigente, en lugar de mostrar mi verdadero yo, el hombre ansioso, triste y a quien el mundo se le estaba cayendo para crear uno nuevo, como sucedía en el pasado.
Yo intentaba cortar cualquier conversación personal que se le ocurriera a Kim, aunque resultaba muy difícil alejarlo cuando me sentía tan solo.

En realidad, no tenía motivo alguno para quedarme en aquella soledad abrumadora, porque había dejado de sentirme bien con ello y necesitaba aferrarme a alguien, lo peor de todo era que sabía que podía hacerlo con Taehyung, pero no me quería ver desesperado y me daba miedo recuperar lo que había entre nosotros. Sin embargo, él no tardó mucho tiempo en traspasar mis muros con mucha facilidad, era un talento que había adquirido al estar varios años conmigo.

—Hyung, ¿estás bien? Parece que estás mal últimamente, te ves muy triste. Quiero ayudarte, ¿por qué me alejas? ¿Aún estás molesto por lo de esa vez? Lo siento… —me agarró en la oficina, cuando estaba revisando unos papeles, nada importante en realidad. Levanté la mirada con sorpresa ante aquel atrevimiento, para contemplar sus ojos preocupados, y suspiré acomodándome los lentes.