Namjoon: Lazos

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No dije nada cuando Yoongi me preguntó si podía llevar a Hoseok a la casa, no me molestaba eso. Lo que sí me tenía preocupado era en qué estado iría a encontrar a mi alma gemela, después de todo lo que nos habíamos alejado. Sin embargo, apreciaba el esfuerzo de Yoongi por volvernos a unir, a pesar de que nada de eso le correspondía, él realmente quería que yo solucionara ese problema, porque sabía que yo quería estar con mi alma gemela.

Tenía muchísimas dudas en mi cabeza al respecto, y tenía una pequeña esperanza de solucionar las cosas para volver a ser amigos. Afortunadamente, me encontré a Yoongi también cuando entré, lo primero que hice fue estrecharlo en mis brazos y darle un beso en los labios, lo que hizo que sus mejillas se sonrojaran de una forma hermosa.

—Hola, cariño —susurré en la oreja del pelinegro.

—Hola, lindo —respondió con alegría.

A pesar de mi debate interno sobre cómo debería saludar a Hoseok, cuando solté a Yoongi y me dirigí al castaño, lo abracé con fuerza, y me sentí aliviado de que correspondiera mi abrazo. La corriente eléctrica que atravesó mi espina me relajó un poco.

No podía negar que lo había extrañado, que me había preocupado la forma en que se rompió la última vez que nos vimos, y cómo me apartó antes de que pudiéramos hablar de ello. Quería hacer todo lo posible por ayudarlo y que se quedara a mi lado.

—Hola. Me alegra volver a verte, yo… te extrañé mucho —confesé.

—Yo también te extrañé. Lamento haberme ido. No lo volveré a hacer, lo prometo. —Estaba feliz de haber escuchado aquella respuesta, porque no quería soportar el dolor de volver a estar lejos de él— yo… haré que confíes en mí. —Me quedé desconcertado por aquella última frase, y me sentí incómodo al saber que él entendía muy bien lo que había debajo de mi comportamiento hacia él.

Me quedé en silencio, sin saber qué responder. Me había dejado sin palabras, literalmente. Después de unos segundos lo solté, y Yoongi supo en qué estado me encontraba con sólo mirarme, por lo que rápidamente se apresuró a romper el silencio.

—Iré… a preparar té para ambos, y luego los dejaré a solas. —Ambos asentimos, y cuando Yoongi se fue, la incomodidad se hizo peor.

Nos sentamos en la sala, sin siquiera mirarnos, en medio de aquel silencio incómodo mientras alguno intentaba formular las palabras para empezar la conversación que ninguno estaba preparado para tener en realidad.

—¿Cómo has estado? —decidí empezar con aquella simple pregunta—. Y dime la verdad esta vez, no me ocultes nada, por favor.

—¿Qué cómo he estado? Fatal, cada día es peor que el anterior. Alejé la única cosa que me hacía sentir un poquito bien porque terminó siendo una mentira, y ahora vuelvo al punto de partida, sólo que sigo cayendo más y más. —No sabía si lo decía por nuestra relación pasada, o por la amistad que teníamos, porque sabía que él todavía se culpaba del pasado.

—¿Cuál era la única cosa que te hacía sentir bien? —aunque entendía que hablaba de mí, quería entender bien aquella parte que todavía me era confusa.

—Eras tú. Contigo sentí que era importante en la vida de alguien, que no era un don nadie y tenía un amigo. Pero parece que ser tu alma gemela no es gran cosa, tal vez ni siquiera estamos destinados a ser amigos en esta vida. La primera vez, tú te alejaste, ahora, yo simplemente entendí que no quieres una amistad sincera conmigo, y no te puedo culpar por ello. Si realmente me quieres a tu lado, ¿podrías dejarme entrar en tu vida? Yo no quiero algo superficial, toda mi vida ha estado llena de relaciones así, y no quiero que suceda lo mismo con mi alma gemela.

Antes de que yo pudiera responder, Yoongi volvió con el té, y tuve un poco más de tiempo de pensar en la situación. Dejó un beso en mis labios antes de perderse de mi vista, y pareció decirle algo a Hoseok, porque el castaño estaba mirando detrás de mí. Aunque no me molesté en mirar, estaba congelado.

—Es difícil hacerlo cuando tú no confías en mí en lo más mínimo. Apenas hace poco me vine a dar cuenta de cómo estabas realmente, y lo primero que hiciste fue alejarme de ti. Yo… lamento haberte alejado cuando estábamos juntos, como amigos y como pareja. —Al escuchar aquella última palabra, su mirada se oscureció aún más.

—¿Ahora lo lamentas? En realidad, yo no quería que las cosas terminaran, quería decírtelo, pero tú estabas tan obstinado en creer que eras una pérdida de tiempo y que te sentías encadenado a mí, que yo no me molesté en insistir. Me he arrepentido de eso todo este tiempo, es una culpa enorme que cargo conmigo, que sólo aumenta al ver que tú me sigues alejando. Yo quiero estar contigo, sin importar que sea como amigo, y creí que mostrándote mi lado alegre haría que dejaras atrás los malos recuerdos del pasado, mostré mi mejor lado para ti pero no sirvió de nada.

Me quedé sorprendido del golpe repentino de información, y aquella herida que me había esforzado tanto por curar ahora volvía a doler, muchísimo. Porque sí había una salida a aquel callejón, que yo mismo cerré sin darme cuenta siquiera, existía una pequeña flama de esperanza para ambos, pero yo la apagué cruelmente. De nuevo, me quedé en silencio mientras tomaba un trago de la taza de té, y él sonrió con tristeza.

—Es difícil romper tus muros, ¿sabes? Yo quiero conocerte, quiero saber las cosas que te hacen feliz y las que no, quiero apoyarte en lo que sea que hagas en tu vida, quiero estar para ti…, porque te amo. Simplemente lo hago, sin importar la forma que tenga: amistad, pareja… Sólo quiero estar para ti, tal vez es por el fuerte vínculo que nos une, porque ya ni siquiera me duele verte con Yoongi, estoy feliz por ti, pero no dejo de amarte.

“Te amo.” Oh, esas palabras que me habían hecho sentir tan miserable al decirlas y escucharlas de él volvían a salir de sus labios. Mi corazón se encogió de dolor. ¿Por qué eran tan complicadas las cosas entre nosotros? ¿Por qué decía con tanta seguridad que me amaba? ¿Por qué no me odiaba como yo tanto me odié por aquella época?

—Hoseok… —empecé diciendo, pero él me volvió a interrumpir.

—Hice una completa estupidez en el pasado, desde engañarte con ese tipo hasta callarme mis sentimientos. No me di cuenta de lo que tenía hasta que lo perdí, porque cuando estaba con él, te extrañaba profundamente, mi corazón me rogaba por ti, pero yo intentaba convencerme de que una persona que hacía todo lo posible por quebrarme era lo que yo merecía. Incluso cuando él me dejó volví a extrañarte, porque tú nunca me hubieras hecho nada de lo que yo sufrí con él, porque tú realmente me amabas, y yo decidí hacer oídos sordos por idiota.

—¿Qué… tiene que ver el pasado con esto? —susurré.

—Toda esa culpa es la razón por la que me alejé de ti. Necesitaba tiempo para saber cómo sacarlo todo, porque no podemos progresar si no hablamos del pasado, tal vez esa es una de las barreras que hay entre nosotros. Te lo estoy diciendo todo, y me estoy arriesgando, porque quiero confiar en ti y mostrarte al verdadero yo.

Yo no quería hablar del pasado, no tenía nada qué decir, en realidad. Sólo sentía una profunda culpa.

—No quiero… hablar de eso. No me molesta escucharte, pero no sé si tenga algo qué decirte al respecto, sólo… lo siento —mi voz se quebró, y él suspiró, mientras tomaba un poco de té.

—No tienes que decirme nada ahora. Tú me dijiste que habláramos de eso, y aquí estoy. Me estuve guardando esto por mucho tiempo. Tú eres la única persona con quien quiero ser yo; estar contigo y sacarte una sonrisa me llena de alegría verdadera. Incluso ahora, me siento bien conmigo. Yo no quiero estar tan lejos de ti, te quiero cerca, ¿es mucho pedir…? —una lágrima cayó por su mejilla, seguida de varias más.

En aquel momento me di cuenta de que debía estar a su lado, abrazándolo. Al descubrir mi error, rápidamente me levanté y me senté con él para estrecharlo en mis brazos. Tal como sabía que iba a pasar, su llanto empeoró, y supe que debía decir algo.

—Está bien. No te alejaré más, si eso es lo que quieres. Yo… lamento mucho haber puesto tantas barreras entre nosotros, tanto en el pasado como ahora. Espero que puedas perdonarme por ello, pero entiendo tu necesidad de querer a alguien contigo, y haré lo posible por satisfacerla.

Esas eran las palabras que debía decir para ayudar a mi alma, a pesar de que decidí tragarme mi dolor y callarlo.

—Creo que he tenido miedo de esto, de lo que podría pasar si te dejo entrar, si no estaré abriéndole una puerta al caos. Porque he estado muy bien últimamente, mi vida va de maravilla, a excepción de un par de cosas, tú eras parte de una de ellas. Te extrañé, y temía obtener una respuesta a mis interrogantes, pero ahora que entiendo la situación, haré las cosas mejor, como amigo. Gracias por confiar en mí y decírmelo, ha sido de mucha ayuda

—Me pregunto… qué pasó contigo después de que terminamos —susurró con voz queda después de un rato.

—Fue un caos. Mi depresión empeoró, Yoongi fue la única persona que pudo sostenerme y quedarse a mi lado, si no fuera por él me hubiera quedado solo. Me odié profundamente, me culpé por todo, y deseé haber tenido la fortaleza suficiente para sostener lo nuestro. Ni siquiera quería ir a antros ni tener sexo con nadie por un buen tiempo, estaba vacío. Sin embargo, con la ayuda de Yoongi, poco a poco fui enterrando el pasado y me enfoqué en seguir adelante, porque tú ya habías desaparecido de mi vida. Ahí me volví a enamorar de él, sólo que pude aceptar mis sentimientos, y bajo la idea de seguir adelante, decidí intentarlo, y aquí estamos.

—Fuimos muy idiotas —rio.

—Sí —admití con una sonrisa—. Espero que tú también puedas encontrar al amor de tu vida —porque yo ya había encontrado al mío.

—No sé si esa persona sea alguien diferente de ti, supongo que el amor de tu vida no siempre se queda contigo, a veces no es mutuo. Creo… que me enfocaré en mí, en lugar de buscar a alguien más, porque no sé si exista alguien que me haga sentir lo que tú provocaste en mí. Intentaré sacarme de esta oscuridad, al menos sé que no estoy solo. —Una corriente de culpa atravesó mi ser nuevamente. Desearía poder hacer más por él.

—No te volveré a dejar solo, lo prometo.

—Espero que cumplas esa promesa. Porque yo… me empujé mucho para decírtelo todo. Sólo espero que este dolor valga la pena, porque siempre me esforcé mucho en obligarme a estar bien, y ahora que reconozco que no es así, me duele, no sé muy bien qué hacer, y eso me preocupa. —Asentí.

—Está bien, lo haré —intenté decirlo con confianza.

—Déjame estar cerca de ti, como ahora. Es lo único que pido —susurró en mi cuello.

El silencio llenó el ambiente por varios segundos, en los que no nos alejamos ni un centímetro del otro. Me preguntaba qué iba a pasar de ahora en adelante, cómo iba a cumplir la promesa que le hice, y cómo iba a afrontar toda la información que me había brindado, en especial el importante hecho de que nunca me dejó de amar.

—Entonces… ¿Volvemos a ser amigos? —dije con temor.

—Sí, somos amigos. Ya sabes mi definición de amigo, y si estás de acuerdo con eso, entonces seamos amigos bajo mis términos —dejó un beso en mi mandíbula. No era un beso, en realidad era algo más como un roce mínimo y delicado de sus labios en aquella zona.

—Me parece bien.

A partir de ese momento nos quedamos en silencio, y yo me dediqué a ver el brillo esmeralda de ambos tatuajes. Estaba nervioso en aquella posición, y el hecho de que él no hacía nada por apartarme aumentaba esa sensación. Los latidos de mi corazón se aceleraron aún más cuando Yoongi volvió, y se quedó parado, analizando la situación.

—¿Y bien? ¿Ya solucionaron sus cosas? —sonrió amablemente.

Yo temía las preguntas que me haría cuando los dos estuviéramos solos, al igual que la posibilidad de que hubiera escuchado cosas que lo hicieran desconfiar de mí. Porque tal vez él creyera que yo tendría ganas de cobrarle aquella infidelidad que me hizo con Taehyung.

—Supongo que sí —respondió él, y se levantó para ir al baño, dejándome a mí a solas con mi pareja.

—¿Cómo te fue realmente? —su voz sonaba tranquila. Se sentó en mi regazo y me besó lentamente, lo que apagó rápidamente mis nervios.

—Hablamos las cosas, pero sigo preocupado. Tengo miedo… de seguir alejándolo y herir sus sentimientos, es algo muy común en mí. No quiero dejarlo solo, sé que está pasando por un momento difícil, pero… es complicado para mí —escondí mi rostro en su cuello, y dejé un beso en la zona.

—Ugh… Espero que puedas resolverlo. Si quieres desahogarte con alguien… siempre estaré aquí para ti. Te amo, siempre lo haré. —Esas palabras me dieron todo el consuelo que necesité.

—Gracias, mi vida. Yo te amaré por el resto de mi vida como lo hago ahora. —Sus mejillas se sonrojaron rápidamente, y acarició mi cabello.

Al escuchar pasos acercarse, levanté la cabeza de la comodidad del hombro de mi pareja, para ver a mi alma gemela a los ojos, que estaban rojos, del mismo color que su nariz.

—¿Cómo te sientes? —habló Yoongi.

—No lo sé. Me siento solo, vacío, deprimido… Lo mismo de siempre, pero no tiene nada que ver con el exterior, ni mucho menos con ustedes. Por cierto, ¿tienen algo de licor? —me quedé extrañado por su pregunta, al igual que por la tranquilidad con la que habló. Asentí, y Yoongi lo miró severamente.

—Sólo es jueves, pero sí. Está… —El pelinegro negó, y me interrumpió.

—¿Cuántas veces has tomado hoy?

—Creo que… —empezó a contar— entre siete o nueve —respondió con la mayor tranquilidad del mundo.

—¿No te lo ha dicho? —dijo el mayor de los tres, mirándome.

—¿Decirme qué? —negué.

—Hoseok… —devolvió su mirada seria al castaño, quien se encogió de hombros— ¿Por qué no se lo has dicho?

—Ya es suficientemente malo todo lo que le he dicho, ¿y ahora tengo que decirle eso también? —suspiró.

—No te estoy obligando a nada, es tu decisión. —Hoseok negó.

—Yo… Creo que me gusta el alcohol más de lo normal. De hecho, lo necesito durante el día para no tener un ataque de ansiedad. Lamento… que tengan que ver este lado de mí —bajó la mirada y comenzó a jugar con sus manos, arañando un poco su piel. ¿En qué me había metido realmente al decirle que iba a dejar de alejarlo?

—No pidas perdón por eso. ¿Quieres un abrazo? El sofá es grande, hay espacio para tres —respondió Yoongi, mientras se bajaba de mi regazo.

Mi pareja se alejó de mí, dejando un hueco en la mitad para el castaño, dando palmadas en el espacio. Hoseok negó, y el pelinegro se levantó, agarró la mano del castaño e hizo que se sentara a mi lado. ¿Desde cuándo eran tan cercanos esos dos?

El cuerpo de mi alma gemela se congeló, ni siquiera dejaba un mínimo contacto conmigo. Intenté agarrar su mano, y tan pronto como el tatuaje brilló, la tensión se fue de su cuerpo. Yoongi pasó su brazo por encima del hombro del castaño y lo atrajo hacia sí en un abrazo.

La respiración de Hoseok se agitó, y recostó su cabeza en el hombro del pelinegro, mientras sostenía mi mano con fuerza. Yo decidí abrazar a mi alma gemela por la cintura, sintiendo cómo su pecho subía y bajaba agitado.

—Respira conmigo — Yoongi empezó a contar a medida que respiraba lentamente, intentando ayudar a quien estaba teniendo un ataque de ansiedad.

Tenía muchas dudas sobre la relación que tenían esos dos, pero estaba feliz de que no se odiaran. Sólo podía esperar que las cosas fueran mejorando con el tiempo. Lo único que yo podía hacer para ayudar a mi alma gemela era mantener contacto con su cuerpo, ya fuera dándole alguna caricia, o simplemente sosteniendo su mano, en un intento de que la corriente eléctrica lo tranquilizara.

Pasó un largo rato hasta que todo hubiera terminado, y nos quedamos en la misma posición, en silencio, en donde Hoseok cerró los ojos, y creí que se había dormido. Entonces, Yoongi rompió el silencio.

—¿Quieres que te lleve a tu casa? —susurró.

—Puedo irme por mi cuenta… Es tarde. —El mayor negó.

—Te prometí que lo haría, voy a cumplir mi palabra. —El castaño suspiró.

—Está bien. Estoy cansado… Vivir es muy complicado para mí.

Cuando los dos se levantaron, yo los imité, y abracé a Hoseok una vez más con fuerza. Antes de separarme dejé un beso en su frente, y sus mejillas se sonrojaron.

—Cuídate, por favor. Llámame si te pasa cualquier cosa. Espero verte pronto.

—Está bien. Lo mismo digo —me dedicó una sonrisa cansada.

Cuando la puerta fue cerrada, me quedé a solas con mis dudas, y en medio de la amalgama de pensamientos que llenaban mi cabeza organicé todo para irme a la cama, finalmente, después de aquel día exhaustivo.

Después de lo que yo creí una eternidad, la puerta de la habitación se abrió, y me senté en la cama para recibir a mi pareja, que empezó a quitarse la ropa tan pronto como cerró la puerta a sus espaldas. Cuando se metió en la cama conmigo, me besó con dulzura, y al separarse apagó la luz para abrazarme.

—Esto… se siente extraño. Él te ama, aún lo hace. ¿Cómo puede… no hacer nada para estar contigo? Está tan hundido, y, aun así, hace a un lado sus deseos egoístas tan fácil… Lo siento mucho por él, no es una mala persona, pero me siento inseguro al respecto.

—¿Qué te hace sentir inseguro? —ya estaba preparado para aquella confesión.

—¿Si bajo la guardia… tú volverías con él? Si me vuelvo un mal novio… ¿Te alejarías de mí así como lo hiciste con él?

—¿Por qué te volverías un mal novio? Eres el mejor novio que cualquier persona podría desear. Pero, si las cosas terminan, no sé qué haré, no sé si podré mantenerme a tu lado por el dolor que nos traería a ambos. Lo único que sé es que haré todo lo posible para que esto no termine, no tienes que tener la guardia en alto, yo no me iré de tu lado aunque tú no estés mirando, mientras estemos juntos siempre te amaré. Sólo… trabajemos en esto, no dejemos que nada nos separe.

—Está bien.

(…)

Las siguientes veces que salí con Hoseok fueron muy extrañas para mí. Su típico comportamiento alegre había desaparecido casi por completo, reemplazado por uno apagado y tranquilo, aunque de vez en cuando parecía brillar.

Además, estaba alerta sobre algún comportamiento extraño que delatara el amor que me había confesado, aunque no había nada que me dijera que estaba enamorado de mí, sólo había una cercanía entre ambos a la que no estaba acostumbrado. Él no escondía nada, y yo hacía lo posible por ser de utilidad para él. Sin embargo, nunca me dejaba de sentir bien cuando estaba con él, como consecuencia del lazo que nos unía.

Yo intentaba hacer que Yoongi no se preocupara por nada que pudiera dañar lo que teníamos, y cada vez que llegaba a casa le hablaba a detalle de lo que había hecho. Sabía que él se sentía ansioso cuando yo salía con mi alma gemela, por lo que hacía todo lo posible para ayudarlo. Aquel mes, con cada día que pasaba, él se iba relajando un poquito más cuando salía con Hoseok.

A medida de que se acercaba el cumpleaños de mi madre, escuchaba muy frecuentemente a Soyeon hablar de eso, ya fuera con sus niños, o planeando sola. Según ella, iba a haber una reunión familiar el sábado de esa semana, que sería muy divertida y llena de alegría, con música, varios invitados, pastel, comida e irían a alquilar un lugar; aunque probablemente esa era la realidad que le estaba pintando a sus hijos.

Incluso a veces solía pretender hablar sola de ello cuando estaba conmigo, forma de lanzarme indirectas sobre el hecho de que no iba a ir a esa farsa. Yo hacía lo posible por ignorarlo, y me iba muy bien haciéndolo, hasta que ella decidió hablarme de ello de frente en el jardín, una semana antes de la gran celebración.

—Tu propia madre va a cumplir cincuenta años, toda la familia va a ir, ¿y a ti no se te mueve un poco el corazón para ir a verla y celebrar? Han pasado casi diez años desde que te fuiste, ¿no sientes nada con eso? ¿Sólo vas a olvidarte de tu familia como si nada? —se cruzó de brazos, frunciendo el ceño.

—¿En verdad crees que sea buena idea que yo, la oveja negra de la familia, se presente a ese evento como si nada? A nadie le va a gustar, todo el mundo empezaría a mirarme, y dudo que nuestra madre disfrute de eso en su día. No puedo hacerlo, porque en el momento que decidí no volver a esa casa fue cuando dejé a toda esa gente fuera de mi vida, y estoy bien así. No me importa lo que piensen —suspiré.

—¿Te importan más tus intereses egoístas que tu madre?

—Según tú, sí —aquella simple respuesta la hizo enojar aún más, y al ver para dónde estaba yendo aquella conversación, decidí entrar en la casa y escapar.

Sabía que era lo suficientemente cobarde como para no querer entrar en esa casa por nada del mundo, pero eso no evitaba que se me hiciera un nudo en la garganta cuando escuchaba hablar de mis padres, en especial de mamá.

Tal vez ella me odiara por haberlos abandonado a tan temprana edad, por prolongar su sufrimiento y haber desaparecido de sus vidas como si nunca hubiera existido. Tal vez ella odiara lo que estaba haciendo con mi vida y mi aspecto, lo mejor que podría hacer era mantener todo como estaba, no podía atreverme a volver a acercarme a mi madre, porque lo último que quería era encontrarme con papá en el proceso.

Don't Leave Me: KNJ x MYG ✍️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora