Yoongi: Vacaciones

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Al llegar a casa, lo primero que quería hacer era tirarme a la cama, y así fue. Nos dimos un baño por separado, y nos encontramos en la cama; como era de costumbre, Namjoon me abrazó y se dedicó a darme besos en el rostro por un rato.

Creí que no había necesidad de hablar, y aun si quisiera hacerlo, no se me ocurría nada para decirle. Me sentía más cómodo estando en silencio, porque sentía como si el tiempo se hubiera detenido a su lado, podía permitirme darme un tiempo para mirar mi vida y darme cuenta de que no hubiera podido mejorar tan rápido si no tuviera a Namjoon conmigo; él era el pilar más fuerte que había en mi vida, me alzaba en alto y hacía todo lo posible por no dejarme caer.

Su amor era lo más preciado que yo podía tener, era lo que me impulsaba a levantarme todos los días de la cama, y lo único que me sacaba de la tristeza.

Estar a su lado era la cúspide de la felicidad que tanto dudaba en conseguir, porque era algo que no dependía de mí completamente, pero no podía dejar de anhelarlo.

Ahora que lo había conseguido, podía afirmar que él era el amor de mi vida con toda certeza, no necesitaba buscar a nadie más para darme cuenta de que ese título sólo le pertenecía a Namjoon.

Su forma de amar era todo lo que yo siempre había querido, la persona que era en aquel momento fue mi tipo de pareja ideal desde hace mucho tiempo, y ya que lo tenía a mi lado me di cuenta de que la felicidad que compartía con él no tenía límites.

—Hyung… —susurró. Su voz me distrajo de mis pensamientos.

—¿Ah?

—Te amo. —Besó mis labios con suma ternura.

—Yo también te amo. —Sonreí.

—Se siente bien decirlo, pero se siente aún mejor escucharlo de ti.

—Te amo, Namjoon. Te amo muchísimo, como nunca creí que amaría a alguien —le aseguré.

—Tú eres la razón por la que soy feliz. No sé si sabes lo mucho que me has ayudado a salir adelante, pero todo eso es gracias a ti. Te agradezco por todo lo que has hecho durante estos años —su voz alegre me llenaba de felicidad.

—Estoy feliz… de que haya valido la pena. —Nuestros labios volvieron a juntarse por varios segundos, hasta que nos separamos y volvió a hacerse el silencio.

—Me siento mal por Hoseok —me confesó Namjoon después de un rato.

—Yo también —le respondí con sinceridad.

—¿Qué debería hacer?

—Sólo tú puedes averiguarlo. No puedo decírtelo porque yo no he vivido en carne propia su situación, así que… haz lo que creas que es correcto.

—No es tan fácil comenzar como si nada…, aun como amigos; pero quiero ayudarlo, como amigo. Por cierto, ¿qué le dijiste cuando lo estabas golpeando?

Odiaba verme en la obligación de recordar esa vergonzosa escena. Desearía haberlo olvidado, pero mi consciencia siempre me hacía recordarlo cada vez que pensaba en Hoseok, como una forma de torturarme y hacerme sentir culpable.

Ahora que debía decírselo a Namjoon, aun después de tanto tiempo, me generaba vergüenza de mi mismo. No podía mirarlo a los ojos mientras repetía aquellas horribles palabras, no quería imaginarme cómo estaría reaccionando, porque hasta yo era consciente de que fui demasiado cruel y desalmado con él, me dejé consumir de la ira y los celos.

—Yoongi… —empezó a decir, y tuve que interrumpirlo antes de que continuara.

—Sé que fue una gran estupidez, no debí haber hecho nada de eso, pero estaba tan cegado por la ira…, que no podía pensar con claridad. Le pedí perdón varias veces, y aun así, no he podido quitarme la culpa de recordarlo.

—Él tampoco lo ha olvidado. Incluso se pregunta… por qué sigue vivo —su voz era tranquila, a pesar de lo que le dije. Supuse que fue algo que le dijo mientras estaban en el baño.

—En verdad lo siento… No hay día que no me arrepienta de eso. —Suspiré, apenado.

—¿Ahora cómo le voy a sacar esas cosas de la cabeza? No estoy molesto contigo, pero sí estoy muy preocupado por él. Debería llamarlo. —Agarró su celular de su mesita de noche y le marcó.

—Si te responde… dile que lo siento de mi parte —susurré, mientras él se llevaba el celular a la oreja.

—Un “lo siento” no va a reparar el daño hecho. Ni siquiera yo sé qué hacer. —Negó, frustrado.

—¿Debería yo hablar con él entonces? —Volví a mirarlo, su expresión seguía igual de preocupada, comenzaba a desesperarse al ver pasar los segundos y Hoseok sin contestar.

—No lo sé. Deberías pedirle perdón formalmente, no sólo diciendo “lo siento”. —Dejó el celular a un lado, después de escribir algo— no responde.

—Está bien, lo haré.

Después de unos segundos, su celular vibró, rápidamente lo agarró para ver si era Hoseok; me quedé curioso con su rápido cambio de humor, ahora estaba enojado.

—¿Sucede algo? —pregunté curioso.

—Sólo lee. —Me entregó el celular, y pude ver el mensaje del castaño.

«Lamento lo que pasó hoy, cometí un terrible error con ambos. Sé que estás preocupado por mí, pero estaré bien, sólo necesito un tiempo a solas para aclarar algunas cosas dentro de mí. Agradecería que lo comprendieras, porque no puedo seguir manteniendo esta mentira después de lo que pasó hoy».

—¿Entendí mal o me está pidiendo que lo deje en paz? —Suspiró.

—Eso es lo que quiere, al parecer. Tal vez se arrepintió de haberte buscado. —Le entregué el celular. Tenía miedo de decir mi opinión, en especial porque él estaba frustrado, y tal vez yo lo empeoraría.

—¿Eso crees? —Asentí ante su pregunta—. Después de haberle dado la oportunidad, me esforcé por estar con él y ser su amigo, se va. ¿Perdí mi tiempo con él entonces?

—Me dijo que no sabía por qué se arriesgó a intentarlo, y que iba a fracasar. Se cansó de fingir estar bien, ahora necesita descubrir qué hacer sin su papel de amigo perfecto y pacífico. Sólo… espera a que quiera volver, puedes decirle que lo vas a esperar o algo que no haga que parezca que no te interesa —intenté animarlo.

—Está bien. Gracias. —Escribió algo, y después de un tiempo dejó el celular en el nochero.

—No es nada. Puedes intentar dejarlo ir; tú ya hiciste tu parte con dejarle las puertas abiertas, si él no quiere entrar, no hay nada que puedas hacer, a menos que lo quieras tanto como para buscarlo. —Negó rápidamente.

—No lo haré. Está bien si se queda o se va, pero fue él quien decidió buscarme, y ahora es él quien se aleja. No lo entiendo.

—Tal vez te dará una explicación en su momento, o tendrás la oportunidad de preguntarle por qué lo hizo.

Después de que Namjoon se cansó de darle vueltas al mismo asunto, se quedó dormido, y yo pude imitarlo, finalmente. A pesar del calor que hacía afuera, hacíamos lo posible para mantener fría la habitación para dormir cómodos, lo que implicaba estar abrazados; aquella noche no fue la excepción.

Mientras me dormía, no pude evitar pensar en el dilema que suponía Hoseok. Esperaba que Namjoon no sufriera innecesariamente por la confusión que le había dejado, que pudiera olvidarse de eso y no hacer espacio para otra preocupación en su cabeza. Estaba decidido a hacer lo que fuera por evitar que eso pasara, ya fuera distraerlo o aconsejarlo, si lo requería.

Por fortuna, esa semana pude ver que él se había olvidado del tema. Optó por dejarse llevar por la corriente en lugar de nadar en contra, intentando resolver sus dudas por su cuenta, y preocupándose de forma innecesaria.

Estaba orgulloso de que pudiera hacer eso, porque había veces en las que yo seguía dándole vueltas al problema que había sucedido con Taehyung. A pesar de que no había vuelto a verlo ni a saber de él, me preguntaba cómo la estaba pasando, e intentaba comprender el motivo de sus acciones.

En medio de la semana y mis salidas diarias a diferentes lugares para botar el miedo a salir a la calle, me encontré con alguien que no creí que volvería a ver tan rápido.

Esperaba verlo cuando volviera al trabajo, y había dejado ese asunto para cuando el momento llegara, a pesar de recordar el motivo por el que me alejé de él de vez en cuando.

Tal vez lo extrañaba porque había pasado mucho tiempo a su lado, se había convertido en un amigo muy preciado para mí, y lo que hizo me ofendió mucho. Aquella mañana del miércoles iba con Holly en la calle, y me crucé con Taehyung en el camino, quien parecía andar deprimido y sin rumbo alguno.

El menor iba de frente a mí con paso tranquilo; al verme, se detuvo en seco, y yo hice lo mismo. Nos quedamos mirándonos fijamente por largos segundos en los que yo me sentía en algo como un trance, hasta que di cuenta de que estábamos estorbando en media acera y me alejé a un parque cercano, creyendo que Taehyung había seguido su camino.

Al sentarme en una banca, me lo encontré caminando en mi dirección con la mirada baja. Se sentó a mi lado sin decir ni una palabra, y del bolso que traía sacó una cajetilla de cigarrillos junto con el encendedor para ponerse a fumar, cosa que solía hacer cuando estaba muy ansioso.

—Te extraño. —Se atrevió a mirarme a los ojos, y eran una combinación de tristeza y nerviosismo.

—Entonces ¿por qué hiciste eso? ¿Qué sentido tenía haberme alejado de Namjoon cuando más lo necesitaba? Tú sabías qué tan mal estaba, y aun así me mentiste. Esto es tu culpa. —Lo miré con severidad.

—Lo sé. Sólo quería ver… si había una posibilidad de que sintieras algo por mí estando en ese estado; pero sólo podías pensar en Namjoon. Sabía que esto iba a pasar, y tomé el riesgo por esa apuesta, era todo o nada para mí. —Se encogió de hombros, y yo comenzaba a enojarme.

—¿Sólo por esa estupidez te arriesgaste a perderme?, ¿tanto te importo?

—Elegí ser pareja o no ser nada, no puedo soportar verte con otra persona, porque… te amo. Yo no puedo hacer lo que a ti te tocó hacer por Namjoon, no tengo la paciencia. Creí que existía una mínima posibilidad desde que te acostaste conmigo esa vez, y lo arriesgué todo por ello. Soy egoísta y posesivo, es la verdad —su voz era seca y fría.

—¿Eso es todo?, ¿no vas a decir nada más? —hablé cuando el silencio se hizo presente.

—No espero que lo entiendas, esto… está bien. Aunque duela, era lo que debía hacer. Sólo quiero saber si has estado bien últimamente, eso es todo.

—Estoy bien, la única piedra que tenía en el zapato eras tú, porque intenté hacer todo lo posible por entenderte y darme una explicación de por qué hiciste eso. Ahora que la tengo, me siento herido, aunque prefiero eso que estar lleno de dudas. ¿Ni siquiera te arrepientes de lo que hiciste?

—Sólo me arrepiento de no tenerte conmigo. —Suspiró de aquel humo negro.

—Está bien, entonces no tengo nada más qué hacer aquí. —Me levanté.

—Se siente tan solo sin ti… Duele mucho —su voz tembló.

—Si esto es lo que quieres, está bien por mí. Nos vemos en el trabajo, porque será la única forma en la que me veas la cara, y ojalá pudiera echarte.

—¿Quieres… que renuncie? —Se quedó mirándome con sorpresa.

—Esto no se trata de lo que yo quiera, haz lo que te de la gana, me da igual.

—Lo siento…, esto no debió terminar así —sollozó.

—No te voy a perdonar. Esto es lo que quisiste, acéptalo, porque no voy a volver contigo.

Me largué del lugar, y no quise mirar atrás. Mientras me alejaba pude escuchar sus sollozos, y tuve que emplear toda mi fuerza de voluntad en no darme la vuelta para ir a abrazarlo.

En lugar de devolverme a casa, seguí caminando, en un intento de despejar mi mente y averiguar lo que mi corazón estaba sintiendo. Me permití dejar que doliera, aceptar la ira que me invadía por dentro para poder soltar a Taehyung.

Al terminar el día, Namjoon por fin llegó a casa. Yo no quería hablarle de lo que pasó, incluso creí que todo estaba normal. Me trajo un par de flores, y me regaló varios besos tan pronto como abrió la puerta.

Estuvimos hablando del día mientras le preparaba algo que comer y cenábamos juntos. Era algo completamente normal, o al menos eso pensé, hasta que me dijo algo que rompió mi ilusión.

—¿Estás bien? Te noto algo… raro hoy, como si estuvieras lidiando con algo que no quieres decir. —Me dejó sorprendido con sus palabras, y yo decidí que no quería molestarme en mentirle cuando no había necesidad alguna de ello.

—¿Cómo te diste cuenta? Creí que no era tan obvio.

—Puede que para una persona normal nada está pasando, pero yo no soy una persona normal; te conozco, y sé que estás luchando contra algo. Puedes decírmelo si quieres. —Su dulce voz acompañada de una sonrisa hizo que me dejara llevar y le contara todo.

No solo le hablé de lo que sucedió, sino también de mi dolor, de toda la ira que tenía por dentro, y lo mucho que me había indignado todo lo que Taehyung hizo.

Ahora podía permitirme sentir todo eso, tenía la historia completa y estaba mejor que antes, donde lo único que necesitaba era amor; ya que tenía todo lo que necesitaba, estaba listo para afrontar el dolor.

Incluso se me salieron algunas lágrimas, ver la amistad que teníamos hecha cenizas de una forma tan estúpida no era justo. Cuando empecé a hablar, el más alto ya había terminado de lavar los platos y agarró mi mano para sentarnos en la sala, con su brazo rodeando mis hombros.

—Ahora lo entiendo… Lo lamento —fue lo primero que dijo al ver que yo había terminado mi relato.

—Creo que la única persona en la que puedo confiar eres tú. —Noté cómo él me limpiaba las lágrimas.

—Estoy bien con eso, porque lo mismo me pasa contigo. —Me sonrió.

—¿Hay algo que te preocupe últimamente? —Quería escucharlo hablar, así fuera de sus preocupaciones. Quería que él hiciera conmigo lo mismo que yo hacía con él.

—¿Algo que me preocupe? Ya sabes lo de Hoseok, pero no sé si sabes lo mucho que me preocupé antes y después de que volvieras. Solía llorar a diario al no tenerte a mi lado y sabiendo todo lo que estabas sufriendo, no había nada que me hiciera sentir mejor.

Me quedé sorprendido al escuchar su confesión. Sabía que él estaba preocupado, y se le veía desesperado; pero no tenía idea de que había llorado cada día que no me tenía con él.

—Después, estaba desesperado por hacerte sentir bien, me sentía ansioso de no poder ayudarte lo suficiente. Me partía el corazón verte tan mal; aunque estaba feliz de tenerte conmigo, quería hacer todo lo posible por hacerte sentir amado para que pudieras mejorar. La estaba pasando mal, ahora sé que estás bien y puedo estar un poco más tranquilo.

Lo único que sabía era que el estaba poniendo toda su atención en mí, pero no sabía lo que estaba sintiendo mientras yo me recuperaba.

Él había cargado con ese peso por su cuenta y en silencio, sólo porque quería verme bien. Se guardó todo lo que tenía por dentro para enfocarse en la esperanza de que las cosas cambiarían, y solo pudo volver a su paz mental cuando eso sucedió.

—¿Lloraste todos los días… por mí? —Asintió.

—No había nada que me hiciera sentir bien, no cuando tú estabas sufriendo tanto. Incluso acepté a cualquier persona que me diera algo de consuelo: Taehyung, Hoseok…

Aunque su expresión estaba tranquila, temía que no estuviera tan bien como yo creía, lo que me traía ansiedad.

—Aunque fue una mala idea con tu amigo, Hoseok fue la única persona que no me hizo sentir que estaba en el lugar incorrecto. Tal vez le di mucha confianza demasiado rápido, pero lo necesitaba para no caer tan fuerte.

—¿Ahora estás bien? —murmuré con voz insegura.

—Sí, estoy bien. Si tú estás bien, yo estoy bien. Verte feliz me hace bien, estar contigo es lo único que necesitaba, no tengo razones para estar mal. —Escuchar esas palabras me hizo sonreír y disipar mis dudas.

Cuando el fin de semana llegó, lo hizo con una de las razones por las que estaba nervioso gran parte del tiempo: la salida de todo el día con Seokjin.

No estaba mal porque fuera él, pero estaba preocupado por estar fuera de casa un día entero con alguien que no fuera mi novio.

Namjoon me había animado mucho para hacerlo, como compensación de las dudas que habían dentro de mí; por él fue que me atreví a hacerlo, a pesar de tener el corazón latiendo acelerado desde el momento que me desperté el sábado.

Estaba ansioso por todo lo que íbamos a hacer aquel día; por la mañana pescar en un lago, y después del almuerzo fuimos a un centro comercial a comprar cualquier cosa de la que nos antojáramos.

Era algo sencillo, porque Jin sabía que no estaba en condiciones de salir de mi zona de confort, porque salir todo un día ya era arriesgarme demasiado. Namjoon también se despertó a la misma hora que yo, a pesar de que no tenía ningún plan, ni siquiera iba a salir con su familia; y yo pude aprovechar la ocasión para desahogarme con él otra vez.

—Tal vez podrías intentar no pensar demasiado en eso, mirar algo que te distraiga hasta entonces.

—¿Sería mucho pedir si me distraes mientras me voy? —le miré a los ojos cuando me terminé de bañar.

Era raro que no se inmutara por las cicatrices ni dijera nada de ello. Sólo mantenía la mirada en mis ojos mientras tenía todo mi cuerpo desnudo expuesto a los suyos, y por sorpresa, no me sentí incómodo ni molesto con eso.

La única cosa que me incomodaba era verme al espejo, porque quedaban rastros de aquella noche en la que viví en carne propia algo cercano al infierno, por lo que me sentía sucio y asqueado de mi propio cuerpo; sin importar cuánto frotara en la ducha, la sensación nunca desaparecía.

Aunque dejé ese vicio desde que estaba con Taehyung, quien lo notó rápidamente desde la primera semana y me suplicó que dejara de hacerlo, mientras yo lloraba por la horrible sensación.

Sin embargo, aún no podía acostumbrarme a aquella imagen de mi cuerpo que se presentaba ante mis ojos. Antes, podía decir que me sentía a gusto con él; ahora que había cambiado tanto, me esforzaba mucho en no odiarlo para no empeorar las cosas, pero ya no podía pensar en que podría ser atractivo para alguien.

Esa era la razón por la que no me quité la ropa cuando tuve sexo con Namjoon; no quería arriesgarme a ver su reacción en esa situación, tenía miedo de que se le bajaran los ánimos con ver aquel cuerpo desagradable y lleno de cicatrices.

Mientras me arreglaba, Namjoon me perseguía a donde fuera, y de vez en cuando me daba muestras de afecto, ya fuera con palabras, besos o caricias. No creí que fuera tan fácil sentir paz después de lo ansioso que estaba, con tan poco esfuerzo mi corazón dejó de latir como si se fuera a salir del pecho, y mi atención se la di por completo al moreno.

Él me daba tranquilidad cuando mi mente hacia todo lo posible por quitarme la estabilidad, haciendo muy poco podía calmar mi corazón, mientras que a mí se me salía de las manos.

Al terminar me quedó un tiempo libre antes de que Jin me recogiera para irnos, por lo que aprovechamos para acostarnos en un sofá y besarnos por un rato.

Él estaba encima de mí, aunque no era nada subido de tono, temía que apareciera su hermana o alguno de los niños y se llevara una imagen que no era; sin embargo, terminé dejándome llevar por la dulce sensación de sus labios presionando suavemente los míos en un beso, al igual que por lo bien que se sentían sus dedos acariciar mis mejillas.

Terminé cerrando los ojos para enfocarme en aquel sentimiento de felicidad pura que llenaba mi ser.

—Te amo —susurraba en mis labios cuando se separaba para tomar aire.

—Yo te amo igual —le respondía.

—¿Así que… eso es el amor? —susurró una voz infantil de una niña, y me sobresalté.

Rápidamente abrí los ojos, para encontrarme a Namjoon riendo bajo, mientras mis mejillas se sonrojaban. Él ni siquiera se quitó de encima de mío, sólo se recostó en mi pecho, con la mirada hacia los niños que estaban parados en frente.

Yo ni siquiera podía mirarlos por la vergüenza que sentía, sólo fijé mi mirada al techo mientras rogaba porque la ola de calor que me invadió por esa sorpresa se fuera. Mis dedos fueron al cabello de Namjoon, y me dediqué a dar caricias en sus hebras rubias, mientras pensaba en lo lindo que era.

—Así parece —respondió su hermano mayor.

—Es muy lindo. Quiero crecer para vivirlo —la voz de la niña sonaba emocionada.

—Yo también.

—¿Sabían que podemos escucharlos? —habló Namjoon.

—No estamos diciendo nada malo… —se avergonzó la niña.

—El amor no es color de rosa todo el tiempo. Así como tú peleas con tu hermano por cosas sin importancia, yo también peleo de vez en cuando con él aunque lo ame mucho. Fíjate con quién lo compartes, no toda persona que te gusta te lleva a algo así de lindo.

En aquel momento, sonó mi celular con una llamada de Seokjin, por lo que Namjoon se levantó para dejarme salir. Tan pronto como respondí la llamada me puse de pie y me encaminé a la salida, después de agarrar el bolso que había dejado en el suelo con todas las cosas que iba a llevar.

—¿Podrías dejarme entrar, por favor? Estoy en el auto. —Miré el panel que había al lado de la puerta, y abrí el portón de afuera—. Gracias. —Colgó.

Namjoon me abrazó por la espalda y empezó a besar mi mejilla, lo que me hizo reír bajo. Los niños se sentaron en un sofá para jugar, lo que nos permitió enfocarnos en nosotros por un par de segundos, hasta que el timbre de la mansión fue tocado y la puerta se abrió. El moreno se separó de mí, y yo empecé a ponerme los zapatos.

—Hola. —Me sonrió el mayor antes de darme un abrazo.

—Hola, ¿cómo has estado? —Le correspondí el abrazo.

A partir del momento en el que me subí al auto, los nervios volvieron a mí. Intentaba mirar el paisaje de la ventana para distraerme, o escuchar la música que sonaba en la radio, pero era como si mi mente quisiera preparar cada escenario riesgoso para no dejarme descansar.

La mayoría conducían a la muerte, era la única semejanza entre cada cosa que imaginaba; lo que me traía dolor en el pecho con pensar en Namjoon, en cómo se le partiría el corazón si yo muriera y lo mucho que sufriría después de haber sido tan feliz.

—Entonces… ¿cómo has estado últimamente? Hace mucho que no nos vemos.

Estuve agradecido de escuchar esa pregunta, porque me permitía pensar en algo que no fuera todas las formas en las que podría morir aquel día.

Tuve la oportunidad de recapitular todas las cosas buenas que me habían pasado desde la última vez que me había visto con Jin, lo que me dio una oportunidad para distraerme y ponerme de buen humor, porque la mayoría de los momentos felices eran por Namjoon.

No quería irme a cosas más profundas para no hacer el ambiente pesado, quería enfocarme en las cosas buenas para tener un rato agradable con el único amigo que me quedaba.

Sin embargo, terminamos hablando de problemas en nuestras vidas y cosas semejantes, como una forma de darnos apoyo mutuo. Se sentía bien estar con él, escuchar sus chistes sin gracia y saber de su vida; en especial porque era una persona en la que podía confiar y no me haría nada malo.

Gracias a él fue que pude pasar un buen día fuera de casa, no sentí la necesidad de escribirle a Namjoon para tranquilizarme, y sólo le enviaba mensajes cuando Jin no estaba cerca para pasar el tiempo.

El moreno me enviaba fotos en cualquier lugar de la casa junto con un corazón, mostrándome que no había hecho nada más que descansar aquel día y la estaba pasando bien, lo que evitaba que me sintiera culpable.

Incluso pareció que el día hubiera pasado demasiado rápido, en un parpadeó estaba llegando a casa con un montón de bolsas en la maleta del auto después de dejar salir al comprador compulsivo que dormitaba dentro de mí por un rato.

Me sorprendió recibir un mensaje de Namjoon mientras iba llegando: «Estoy en la terraza esperándote para cenar», junto con una foto de él con un traje gris tomada en el espejo de nuestro cuarto, lo que me dejó pensando; ¿Por qué estaba tan elegante para una cena en casa? Llegué a casa a las seis de la tarde, y con mi corazón confundido latiendo rápido me bajé del auto.

—Suerte en tu cita. —Seokjin me guiñó el ojo con una sonrisa mientras me ayudaba a bajar las bolsas.

—¿Cómo…? —Le miré aún más confundido.

—Diviértete. Me dijo con casi dos semanas de anticipación que te sacara de la casa todo un día.

—¿Te lo pidió?

—No es que no quisiera salir contigo, pero realmente se aseguró de tenerme contigo durante todo el día para preparar todo. Fue divertido hacerlo, ahora tengo un favor que cobrarle. Nos vemos, Yoongi. Ha sido un placer estar contigo. —Me dio un fuerte abrazo.

—Lo mismo digo. Hasta pronto, hyung. —Le sonreí.

Al cerrar la puerta me di cuenta de que todo estaba a oscuras. Mientras subía las escaleras a la habitación me encontré con rosas rojas en los escalones, haciendo un camino hasta la terraza.

Al encerrarme en la habitación para cambiarme y sacar las cosas que le había comprado a Namjoon, me encontré una caja blanca con una cinta roja en el centro de la cama con una tarjeta con mi nombre escrito, además de una pequeña nota: “pequeñas cosas que me recuerdan a ti”.

Era tan alta como un libro, y al abrirla me encontré con varios anillos, cadenas, aretes y pulseras de plata; algunos tenían corazones, otros, hojas, estrellas, soles o lunas.

Me arreglé lo más rápido que pude, me puse un traje azul oscuro, y decidí combinarlo con algunas de las cosas que él me compró. Subí las escaleras con el corazón latiendo fuertemente, pensando en qué me iría encontrar cuando llegara a mi destino.

Don't Leave Me: KNJ x MYG ✍️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora