Yoongi: Vacío

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Cuando Namjoon me dijo la primera vez que había ido a la casa de sus padres estaba asustado de que hubiera querido hacerlo después de tanto tiempo. Me encontré con escenas del pasado que me había esforzado mucho por olvidar, y me empecé a preguntar si estaría bien en aquella casa.

En mi memoria me encontré a mí mismo consolando al moreno lleno de moretones en el rostro, después de ver su espalda en peor estado, con marcas ensangrentadas; él lloraba en mis brazos sin consuelo alguno, y yo buscaba desesperadamente en mi cabeza cómo hacer que se sintiera mejor.

También recordé las veces que se había quedado en mi casa y mi mamá había curado sus heridas con lo que teníamos, porque a él le daba miedo ir al hospital y que sus padres terminaran en algún problema por su culpa.

Por fortuna, ese temor se fue con el tiempo, porque no tenía motivos reales para preocuparme si Namjoon me decía todo el tiempo que le había ido bien, a pesar de lo nervioso que se sentía al principio. Por eso, decidí relajarme al respecto y quitar esa preocupación de mi lista.

Sin embargo, no tardó mucho en volver con una sola llamada. Al principio no creí que fuera demasiado importante, pero tan pronto como escuché la voz de mi pareja me di cuenta de que algo terrible había sucedido en esa casa. La ansiedad empezó a acumularse en mí, y abandoné todo lo que debía hacer en el trabajo sin dudarlo por ir con Namjoon.

Podía llegar a sufrir un accidente por lo rápido que conducía, o llegar a tener una multa por pasarme semáforos en rojo cada que tenía la oportunidad para llegar a mi destino. Estacioné el auto lo mejor que pude en frente de la casa, mi respiración estaba agitada, y mientras miraba la puerta me invadía un terrible presentimiento de lo que podría encontrarme al otro lado, por lo que saqué una navaja que tenía guardada por si acaso.

Con las manos temblando caminé hasta la puerta e intenté abrirla, por fortuna lo logré sin hacer mucho esfuerzo, y la escena que me encontré me dio ganas de vomitar y deseé que todo fuera una pesadilla.

Vi dos cuerpos tirados en el suelo de madera manchado de sangre e inmediatamente cerré la puerta a mis espaldas, arrugué la nariz por el hedor y mis ojos se llenaron de lágrimas cuando fijé la mirada en Namjoon.

Tenía toda la ropa manchada de sangre, ambos brazos estaban bañados en aquella sustancia carmesí que tenía incluso en la cara, y las cortadas de sus brazos me llenaban de dolor el corazón, que probablemente no era nada a comparación con el sufrimiento que él estaría experimentando.

No podía decir de quién era la sangre que cubría sus brazos y cuello debido a las profundas heridas que tenía en esas zonas, además de la que había en sus manos, causada por la vida que acababa de arrancar. Él estaba arrodillado en frente del espejo que era casi de la altura de la pared, el cual también tenía manchas de la sustancia carmesí.

Sus ojos se fijaron en mí, eran demasiado oscuros y llenos de dolor, sin brillo alguno, como un muerto. No tenía otra expresión en su rostro que no fuera la de un inmenso dolor. Miró el arma que tenía en la mano y sonrió, aunque su sonrisa era hueca, vacía y deprimente.

—Namjoon… ¿Qué has hecho? —mi voz apenas era un susurro que cortaba el silencio fúnebre. Su mirada volvió a mis ojos, y, al igual que yo, empezó a llorar.

—¿Podrías matarme, por favor? Yo… no pude hacerlo, ni siquiera merezco estar vivo —incluso su voz estaba marcada por el dolor, ya no era la dulce melodía que me enamoraba.

—Yo tampoco puedo hacerlo. Te amo demasiado. —Un sollozo salió de sus labios.

—¿Aún después de esto… no quieres dejarme? —me miró entre lágrimas.

—No, me quedaré a tu lado. Podemos hacer algo para que sea como si nada de esto hubiera pasado. Tengo… contactos que pueden ayudarte. —Su mirada se sorprendió, y rápidamente negó.

—No puedo hacer como si nada hubiera pasado. Voy a llamar a la policía. —Suspiré.

—No tienes que entregarte. Podemos desaparecer, tú y yo, juntos —me acerqué a él, pero él se alejó más.

—Esto es lo correcto, no voy a huir, voy a hacerme responsable por lo que hice, aún si termino en la cárcel. Tal vez así tenga más probabilidades de morir —sonrió con tristeza, agarrando el celular. Intenté detenerlo, pero al ver mis intenciones se encerró en el baño dejándome a solas, y aproveché para mirar la escena con más detalle.

No era la primera vez que yo veía un cadáver, aunque nunca había matado a nadie con mis propias manos, y por la reacción de Namjoon supe que sí era su primera vez, tanto viendo como siendo participe del acto. Por obvias razones iba a ser un gran golpe, pero no creí que estuviera dispuesto a entregarse aunque le hubiera ofrecido ayuda para quedar completamente libre.

Ni siquiera me puse a pensar en el sentido de la justicia ni nada, sólo sabía que lo único que quería era ayudarlo a no terminar en una cárcel, pero al parecer eso era justo lo que él quería.

Recordé que había traído algo de ropa de cambio, al igual que un botiquín de primeros auxilios y guantes de látex, por lo que fui al carro para sacar todo. Al entrar nuevamente en la casa, Namjoon seguía en el baño. Debido a eso, toqué la puerta varias veces en espera de que abriera, que sucedió un par de segundos después. Su mirada seguía igual de vacía que antes, y todavía seguía cubierto de sangre.

—Traje… algunas cosas para ayudarte, ¿me dejarías hacerlo? Tienes muchas heridas.  —Asintió levemente, me puse un par de guantes de látex y le ayudé a quitarse la camisa para curar sus heridas, y después de unos minutos en medio de un tortuoso silencio hablé —¿Ya llamaste a la policía?

—No. No sé qué va a pasar después, así que… me gustaría pasar un rato más contigo, no sé cuándo te volveré a ver —susurró con tristeza.

—Si esto es lo que quieres… te apoyaré.  —Asintió como respuesta.

Cuando finalmente se hubo quitado la sangre de encima, y las heridas ya estaban vendadas, nos sentamos en la cama que se suponía que era de sus padres, uno al lado del otro, y él me lo contó todo mientras se le iba cortando la voz de vez en cuando.

—¿Puedo darte un abrazo? —pregunté con temor cuando él finalizó su relato, mirándole a los ojos. Se encogió de hombros, y sin esperar otra respuesta lo hice, pero él se quedó inmóvil, congelado.

—Estoy… hecho mierda, por dentro y por fuera —escondió su rostro en mi cuello, y volvió a llorar.

—Yo… lo siento mucho. No me imagino el dolor que estás sintiendo —suspiré. Sólo permitió quedarnos en esa posición por un par de segundos hasta que el rubio rompió el silencio.

—Debería… llamar ahora —agarró el celular que estaba a su lado, y yo no me molesté en detenerlo, ni en dejar de abrazarlo, preguntándome qué iba a hacer a continuación.

—Sólo no les digas que te ofrecí escapar de esto.

—No lo haré, lo prometo. —Asentí como respuesta, y él agarró mi mano para entrelazar nuestros dedos y besar mi muñeca.

(…)

La policía no tardó mucho tiempo en llegar, y sin dudarlo ni un segundo nos llevaron a ambos a la estación de policía. Ninguno se resistió, ni siquiera cuando nos separaron.

A mí me interrogaron como si yo fuera un cómplice, después del relato que dimos en el lugar de los hechos. Aunque lo primero que había hecho fue llamar a un abogado, el interrogatorio fue largo e incómodo, para que al final yo pudiera salir sin mayor inconveniente.

Ni siquiera pude ver a Namjoon, tenía una gran ansiedad preguntándome cómo estaba, pero por más que insistiera en saber algo de él, no se me brindaba respuesta alguna. Al llegar a casa, me encontré tan solo que quise llorar, pero en lugar de eso me puse a mirar cosas del trabajo, en un intento por olvidarme de lo que había pasado. Sin embargo, después de un rato rompí en llanto en mi oficina, sin nadie que me consolara.

Estaba preocupado por Namjoon, no sabía nada de él, y el recuerdo de su mirada vacía me llenaba de dolor. A pesar del pequeño momento que tuve para consolarlo, no dejaba de sentir la necesidad de abrazarlo con fuerza, dejar que se refugiara en mis brazos y se desahogara conmigo, como siempre lo hacía. Lo quería tener a mi lado, hacer algo por reparar lo que se había roto dentro de sí y amarlo todo lo que pudiera para que volviera a florecer.

La situación no tardó mucho en salir a la luz, e incluso a veces me encontraba a la prensa preguntándome al respecto. Hacía todo lo posible por mantenerme tranquilo y no gritarles a todas esas personas que se fueran a la mierda. Incluso debía tener guardaespaldas cerca para que me dejaran respirar. ¿Así era que se sentía mi pareja todos los días? Era detestable. Yo ni siquiera me molestaba en entrar a las redes, hacía todo lo posible por alejarme de los comentarios que haría la gente y esperar a tener algo de información verídica.

Después de unos largos y deprimentes días fui citado al juicio, en donde tuve que ver todas las acusaciones que le hacían en los eternos días que duró, diciéndole que era un asesino e intentando negar las pruebas que habían para ponerlo en la cárcel.

Namjoon estaba vacío, nada provocaba una reacción en él, todo se veía del mismo color gris opaco a sus ojos, tal vez por eso parecía que siempre quería llorar. Varias personas pasaron al tribunal, e incluso me encontré con Hoseok, pero solo pudimos darnos una sonrisa avergonzada.

Sentía rabia cada vez que lo trataban como si fuera un cruel asesino, como si él en verdad hubiera querido todo lo que pasó. A pesar de las pruebas, el otro bando intentaba desesperadamente desmentir todo, por muy reales que fueran las evidencias. Las heridas que tenía eran una importante prueba de que realmente intentaron atentar contra su vida, pero debían ser analizadas con cuidado, tal vez por eso fue que no se había hablado de ello todavía.

Cuando fue mi turno de hablar—que llegó demasiado temprano a mi parecer—, me llené de nervios, en especial por ver a mi pareja tan de cerca, y no poder abrazarlo ni dirigirle la palabra. Lo peor de todo era que debía hacer lo posible por ser útil, a pesar de las preguntas incómodas, que muy probablemente expondrían nuestra relación.

—¿Podría describir su relación con el joven Kim? —fue lo primero que dijo la contraparte.

—Hemos sido muchas cosas en diez años: amigos, compañeros sexuales, pareja… Ahora somos los tres al mismo tiempo —ni siquiera quería mirar a la audiencia, y sentía el calor acumularse en mí rostro, tal vez tenía las mejillas sonrosadas, pero me obligué a mirar al hombre que sonreía con satisfacción.

—Entonces tú lo conoces mejor que nadie, ¿no es así? —asentí levemente—. Eso explica por qué fuiste la primer persona a quien llamó, y el primer testigo que vio todo. Dinos, ¿cómo eran las heridas que tenía?

—Cuando se las curé eran muchas. Arañazos en su cuello, vidrio enterrado en los brazos y la espalda, moretones y rasguños en la cara, el torso y las piernas… Estaba lleno de sangre —respondí, jugando con mis manos.

—¿Qué fue lo que te dijo en ese tiempo? Sabemos que él no llamó a la policía de inmediato. ¿Qué hicieron en ese rato?

—Cuando llegué, me dijo que si podía matarlo, yo me negué. Después le curé las heridas, y me lo contó todo. Él no llamó de inmediato porque no sabía cuándo podríamos volver a estar juntos, así que sólo me abrazó llorando. Me dijo que se sentía culpable, que se había convertido en un asesino.

—¿Y tú qué piensas al respecto ya que lo conoces tanto?

—Pienso… que él no es el tipo de persona que querría matar a alguien. Él no es un asesino, él nunca planeó hacerlo, ni sintió placer con ello. Su vida estaba en peligro, ¿qué más pudo haber hecho?

—¿Por qué estás nervioso? —Le miré con curiosidad ante la extraña pregunta.

—Porque no me gusta hablar de mi vida privada en un lugar lleno de desconocidos. Pero dado que no hay nada que puedo hacer, es mi mejor manera de afrontarlo. Lo escondimos del mundo bien durante el tiempo que llevamos, no quiero que él se vea envuelto en escándalos solamente por amar —gruñí.

—Siguiente pregunta, ¿cómo es él como pareja? ¿Hay algún comportamiento extraño en él que nos interese? —Suspiré.

—¿Namjoon como pareja? Él es demasiado bueno, es la persona que cumple todos mis deseos y hace que mis sueños se vuelvan realidad. Es cariñoso, atento, detallista… el tipo de novio que cualquier persona querría. Intenta con tanto esfuerzo hacer las cosas bien que llega a exigirse demasiado y a dudar sobre sí. Es lo único que puedo decir de él. —El contrario bufó molesto.

—¿Alguna vez han peleado de gravedad? ¿Cómo es él en esos casos?

—Él… es muy tranquilo al respecto, una tranquilidad cortante que a mí me enfurece —sonreí.

—¿Ninguna pelea violenta?

—Sólo una. Fue porque quería tirarme de la azotea de la escuela, no me dejó ir hasta que estuve muy lejos del borde, y me acompañó hasta mi casa aquel día, e incluso me ayudó con las heridas que me hizo.

—En la intimidad… ¿es violento? ¿Abusa de ti? —abrí los ojos con sorpresa. Después de todo lo que le había dicho, ¿cómo podía preguntar eso con tanta facilidad?

—No tienes que responder la pregunta sobre la intimidad, es demasiado personal —habló la juez mirando al hombre con severidad.

—No importa. En la cama es un romántico, es el tipo de persona que dice “te amo” cada segundo y se asegura de que yo la esté pasando bien, a veces se olvida de sí mismo  por hacerme sentir bien a mí. Antes de que abusaran de mí él era violento, y yo adoraba eso. Pero ahora las cosas han cambiado, y él es lo más cuidadoso del mundo, a pesar de que yo le decía que quería hacerlo él se negaba por temor a lastimarme, y no es porque alguna vez lo haya hecho, sino porque él tiende a ser una persona insegura de sí. Así que no, él nunca abusó de mí de ninguna manera. Tampoco es un asesino a sangre fría, como quieren hacerlo ver.

—No más preguntas —gruñó entre dientes, y yo me sentí aliviado de dejar el tribunal.

Después, fue Hoseok quien subió, con el mismo nerviosismo que tenía yo. Dio un testimonio muy similar, de que en ningún momento Namjoon ha intentado hacer algo contra él, que no era una persona violenta ni nada parecido. Al finalizar, llamaron a los padres de Eunji, quienes dieron un testimonio parecido sobre lo que su difunta hija les había dicho de su pareja cuando ella estaba viva.

Al haber pasado por su vida amorosa, subió Soyeon, que habló desde su perspectiva de su propio hermano y el entorno familiar en el que habían vivido que yo conocía muy bien.  El abogado que yo le había contratado hacía su trabajo de maravilla, con las preguntas y los argumentos necesarios para defenderlo de la manera correcta, bajo la postura de que fue en defensa propia en lugar de un homicidio a sangre fría.

El análisis de las heridas fue presentado por un miembro del hospital al que lo habían llevado cuando no estaba conmigo, al igual que un análisis psicológico. Y finalmente llegaron a la conclusión de que fue por defensa propia, por lo que pudieron dejarlo en libertad. Ningún día me dejaron verlo, y el día que lo soltaron yo estaba en un viaje de negocios, por lo que tampoco pude verlo por otra semana más.

Lo peor fue que cuando llegué, sólo tenía un par de semanas antes de irme por alrededor de dos meses a Vietnam. Sin embargo, intenté hacer lo posible para estar con Namjoon el mayor tiempo que podía permitirme, incluso hice un trato de tener “vacaciones” por esas dos semanas y luego me iría todo el tiempo que me necesitaran.

Por otra parte, todas las actividades laborales de él se congelaron, pero no fue sólo por la licencia de luto, sino porque no era seguro para él seguir con su vida pública debido al escándalo que causó la muerte de sus padres.

Cuando llegué a casa dejé las maletas en la sala y empecé a buscar a Namjoon, que estaba tirado en la habitación mirando al techo. Él estaba devastado, como un cuerpo vacío mirando a la nada. Al escuchar mis pasos miró en dirección a la puerta, y se sentó. Su mirada seguía vacía, y mucho más oscura que la última vez que me encontré con ella.

—Hola. Lamento haberme ido… —empecé a disculparme, pero él me interrumpió.

—No es tu culpa. No puedes dejar tu trabajo por algo incierto. No sabías cuándo me iban a dejar libre, ni siquiera estábamos seguros de lo que harían —me dedicó una sonrisa cansada, que me tranquilizó un poco.

—¿Cómo has estado? —me acerqué a él, y su sonrisa desapareció porque sus ojos se llenaron de lágrimas, lo que hizo que me sentara a su lado a abrazarlo.

—Siento que algo dentro de mí se rompe. No he podido comer estos días, cualquier cosa que como la vomito; ni siquiera puedo dormir… Todo es una pesadilla —sollozó.

Al fijarme en sus brazos, me di cuenta de que tenía más marcas de arañazos —además de las cicatrices de aquella tragedia—, y me preocupé aún más. También noté que las sábanas estaban sucias, con pequeñas manchas de sangre; alrededor de la habitación había basura por todas partes, como papeles, vendas ensangrentadas, ropa, vasos sucios, colillas de cigarrillo… En una semana él había hecho mierda ese cuarto.

—Namjoon… —lo llamé después de un rato, en el que su llanto no había disminuido.

—¿Sí? —me miró curioso mientras limpiaba las lágrimas de sus mejillas.

—Este cuarto es un desastre —besé su mejilla.

—Lo siento.

—¿Podrías ayudarme a limpiarlo? —pregunté con ternura acariciando su cabello, que estaba lleno de nudos.

—Está bien —suspiró levantándose.

—Luego… podemos hacer lo que tú quieras.

—¿Podemos quedarnos abrazados en la cama? —susurró inseguro.

—Por supuesto, cariño.

Nos tardamos un rato en dejar todo limpio. Yo no le dije nada sobre lo que iba encontrando, e incluso puse música para aligerar el ambiente. Al final, nos tiramos a la cama y nos abrazamos, como habíamos planeado.

Horas después, nos dimos un baño, en el que me dediqué a tallar su cuerpo, lavar su cabello y sus heridas, sobre las que tampoco le pregunté nada. Aquellas dos semanas me dediqué a ayudarlo, ya fuera sugiriéndole que fuéramos a algún lugar y cuidando de él, al igual que procurar que estuviera comiendo y durmiendo bien, que sólo pudo hacerlo en mis brazos.

Don't Leave Me: KNJ x MYG ✍️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora