Aquel día que Namjoon me comunicó la noticia que estaba esperando durante tanto tiempo, lo noté extraño, como si se estuviera guardando algo. Incluso esperé durante el almuerzo que me lo dijera, pero como no sucedió nada, decidí esperar a que él tomara la decisión. Sin embargo, ni siquiera por la noche mencionó el tema.
Después, lo noté con la misma actitud extraña varias veces, aunque rápidamente cambiaba su estado de ánimo al estar conmigo, pero siempre me quedaba la duda de si era porque él se estaba forzando a ello, o porque en verdad se ponía realmente feliz de estar conmigo. Esas veces, no noté señal alguna de que lo estuviera fingiendo, era más como si decidiera enfocarse por completo en mí, lo que obviamente le daba mucha felicidad.
Incluso pude tener un orgasmo metiéndome un vibrador no muy grande, algo que nunca creí ser capaz de hacer, porque siempre que lo intentaba me generaba un horrible dolor. Fue posible precisamente por el rubio, sus caricias y besos relajaron mi cuerpo como siempre, me permitió disfrutar de todo lo que sentía, además de disminuir el dolor y la tensión de mi cuerpo. Me encontraba feliz de haberlo logrado, de que la idea que se me ocurrió había funcionado, y no me encontré a mí mismo sufriendo otra vez. Había logrado un progreso, por muy pequeño que fuera después de haber sido abusado de esa forma tan cruel.
Namjoon también estaba feliz por mí, aunque su dicha aumentó cuando me enfoqué en él por completo, y hacíamos lo de siempre. Cuando todo terminó, nos dimos un baño, era el primero que teníamos en un largo rato, debido a mi desprecio por mi propio cuerpo, que creí que él también compartía.
Después, salimos a caminar un rato, vagando por la ciudad, hasta que encontramos un café con gatos, y sentí una gran necesidad de entrar. Yo ni siquiera dije nada al respecto, pero Namjoon supo inmediatamente que eso era lo que yo quería, y agarró mi mano para entrar en el lugar. Nos quedamos un largo rato ahí, hablando y jugando con los gatitos, que estaban en adopción, y preguntamos por el proceso para ello.
Al salir del lugar, era de noche. No habían demasiadas personas alrededor, por lo que nos permitimos agarrarnos de la mano por un rato, en donde me sentía ansioso a cada rato por la posibilidad de escuchar pasos cercanos, insultos o risas. Él, al darse cuenta de ello, me miró con una sonrisa tranquila y me preguntó:
—¿Quieres que suelte tu mano? —acarició el dorso de mi mano con su pulgar.
—Tengo miedo… de que algo malo pase por esto. Sería mejor evitarlo —susurré.
—Está bien —obedeció, rápidamente—. No te quiero hacer sentir ansioso.
—Gracias.
—De nada.
Al llegar a casa, nos fuimos directamente a la habitación, una vez allí, él se fue al baño, y yo me quedé en una silla, mirando mi celular, hasta que noté que el suyo estaba desbloqueado, y con varios mensajes de distintas personas. Sentí una gran curiosidad de indagar sobre ello al ver el nombre de Jungkook en una de las notificaciones, así que entré para ver de qué hablaba ese par, y no era nada demasiado importante, sólo conversaciones de amigos, como si no quedara rastro de la invitación que le hicieron a mi pareja la noche que conoció a ese chico.
A pesar de las invitaciones de Jungkook para hacer algo divertido, Namjoon siempre las rechazaba amablemente, y el otro sólo lo aceptaba, aunque no se cansaba de insistir. Pobre chico.
Después, decidí entrar a su conversación con Hoseok, y no había nada especial, una vez más, porque incluso las conversaciones que tenían como pareja habían sido borradas. Rápidamente recordé que le debía pedir perdón de verdad, y decidí guardar su número, para preguntarle si tenía algún tiempo libre. No tenía intención alguna de ser su amigo ni nada especial, y tampoco sentía la necesidad de preguntarle sobre qué le hizo alejarse de Namjoon, porque yo no era la persona apropiada para ello.
Dejé el celular bloqueado de mi pareja en su lugar, y me dediqué a mirar el mío, en busca de una respuesta por parte de Jung, que llegó un par de segundos después: «¿Tiempo libre? Supongo que el jueves, para cenar. ¿Necesita usted algo en específico de mí?» Sonreí con la formalidad con la que se dirigía a mí, mientras redactaba una respuesta. «Hay algo que tenemos que hablar formalmente, es más algo que yo necesito hacer a solas contigo.»
En realidad, el que le debía más respeto al otro era yo después de todo lo que le hice, pero era él quien me veía como si yo fuera superior a él, cuando debería ser al revés, incluso yo mismo me sentía una basura cuando estaba con él.
«Será interesante hablar con alguien aparte del trabajo, en especial con usted.» ¿Interesante? Por supuesto, verme humillarme una vez más pidiéndole perdón era una escena interesante, en especial por todo el rencor que contenía nuestro pasado. Sería más como una tortura para mí tener que volver a verlo.
De hecho, hacerle la solicitud fue algo demasiado arriesgado de mi parte, ni siquiera me di tiempo de meditarlo para acobardarme por mi ansiedad. «Nos vemos el jueves», respondí, y recibí como respuesta un “nos vemos” de su parte, antes de dejar la conversación.
Cuando Namjoon salió, traía unos shorts negros y ni siquiera tenía una camisa puesta, lo que me hizo sonreír bajo la hermosa imagen de su torso desnudo, decorada por varias marcas que yo le hice aquel día. Por mi parte, yo me puse unos shorts grises y una camisa blanca. Él se acostó en la cama, y yo lo hice a su lado, recostando mi cabeza en su pecho.
—Estuve… mirando un par de conversaciones tuyas, no sé qué tan malo sea, pero me dejé ganar de la curiosidad —rompí el pacifico silencio.
—No me molesta que lo hagas —respondió con tranquilidad.
—Y me pregunto, ¿por qué siempre rechazas a Jungkook cada vez que te invita a salir? Siento lástima por él, nunca se rinde —reí bajo, y él rio conmigo.
—No quiero molestarte con eso. Aunque ya has visto lo que hablamos, pero no lo hacía porque no quería causar problemas, debido a lo que pasó cuando lo conocí.
—Te vendría bien un nuevo amigo —empecé a acariciar su piel.
—Tal vez, quién sabe —besó mi cabello.
—También… hablé con Hoseok. Le voy a pedir perdón, como te prometí. Estoy harto de esta culpa —hablé con firmeza.
—Qué bien por ti… Ojalá yo pudiera verlo de nuevo, creo que lo extraño. Me pregunto cómo ha estado, temo que la distancia lo haya empeorado —suspiró.
—Te traeré importantes noticias el jueves.
(…)
En medio de mi rutina, el jueves llegó más rápido de lo que esperaba, y me ponía feliz pensar que al siguiente día era viernes, porque Namjoon tenía los dos días libres para estar conmigo. Al acercarse la hora de la cena, la ansiedad empezó a palpitar en mí, aunque estaba decidido a solucionar ese problema de una vez por todas, y librarme de esa horrible sombra que se cernía sobre mí siempre que pensaba en Hoseok, pero el tenerlo conmigo lo hacía mucho peor.
Al llegar al lugar, el menor ya estaba sentado en la mesa, nuestras miradas se encontraron, y rápidamente se levantó para un saludo mutuo, junto con una reverencia. A partir de ese momento la ansiedad se intensificó. Su mirada era fría y apagada al mismo tiempo, como sucedía siempre que estaba conmigo, sin el sol que iluminaba sus días: Namjoon.
—¿Cómo has estado? —fui yo quien dio inicio a la conversación.
—Terrible, es lo único que puedo decir. Esta… es la única salida que he tenido fuera del trabajo. Igualmente, no importa. ¿Qué tal? —me dedicó una sonrisa cansada.
—Todo bien, como siempre. No faltan los inconvenientes menores, pero nada complicado, a comparación de lo que tú estás viviendo. Espero… que todo mejore. —Suspiró.
—Yo ya dudo de tener esperanza… Entonces, ¿por qué estamos aquí? ¿Te preguntaste qué tan miserable estoy y decidiste verlo por tu cuenta? —sonrió con ironía, y mi corazón se encogió del dolor.
—No. Estoy aquí porque quiero remendar los errores que cometí en el pasado. Aunque no haya simpatizado contigo, eso no me da el derecho de golpearte e insultarte. Fue mi error completamente, me dejé envolver de la ira y los celos, nada de eso está relacionado con quién eres tú, porque ni siquiera te conocía.
Su mirada se quedó perpleja, y sólo se dedicó a mirarme, mientras lágrimas empezaban a acumularse en sus ojos. Sin embargo, pudo contenerlas mientras ordenamos, y tan pronto como la mesera se fue, se derramaron por completo. Me sorprendió que hubiera pedido licor, aunque creí que sólo sería una botella de cerveza para soltarse conmigo. Yo empecé a sentir una necesidad enorme de ayudarlo, de hacer algo por ese chico que se estaba rompiendo a pedazos con cada día que pasaba.
—Lo siento mucho, todo eso es mi responsabilidad, tú no tienes que cargar con nada de eso. No eres una basura, tampoco deberías morirte, ni alejarte de nadie; tú mereces vivir, ser feliz, y estoy seguro de que hay algo muy bueno en ti. Yo estuve cegado por el odio todo este tiempo, lamento haberte herido de una forma tan cruel, no merecías nada de eso.
—¿Por qué me pides perdón? Lo que le hice a él… fue horrible. Merecía ese castigo, y hasta más —sollozó.
—No merecías nada de eso, sin importar cuánto daño hayas hecho, yo no debí haberlo hecho, por mucho que lo hubieras arruinado. Me siento culpable, lo lamento, perdóname, por favor —supliqué.
—No tengo nada que perdonarte, porque no hiciste nada malo. Todo eso… es verdad. —Maldije para mis adentros. Él se había repetido esas palabras durante más de dos años, como afirmaciones verdaderas que lo llevaban cada día más cerca de la perdición.
—Hoseok, ese daño que sientes, justamente te lo causé yo. Tu culpa sobre el pasado te hace pensar eso, pero no es así. El culpable aquí soy yo, no te tortures por eso, por favor.
—Todo es mejor sin que yo estorbe en sus vidas. Te perdono, no siento rencor hacia ti por eso, son… otras cosas lo que me causan resentimiento hacia ti. Te envidio, Min Yoongi, te envidio muchísimo, verte me hace odiarme profundamente, porque eres todo lo que yo no pude ser, yo me ahogo en mi propio sufrimiento, y al verte… me acuerdo de lo miserable que soy. Eres todo lo que yo sueño ser, pero nunca podré alcanzarlo, yo no estoy destinado a la grandeza. Tal vez debería morirme ya —dejó salir una risa hueca.
Odiaba la sinceridad con que hablaba, porque no se molestaba en callar todos aquellos pensamientos horribles, y me los decía como si nada. Nunca creí ver a alguien odiarse a sí mismo en aquel nivel además de yo. Odiaba aquella situación porque me había sentido de esa misma forma por muchísimo tiempo, y me generaba una gran incomodidad encontrarme con esa mierda desde una perspectiva externa.
—Eso no es verdad, a mí no me molesta que seas su amigo, porque nuestra relación no es frágil. Él te extraña y se preocupa por ti, una mala persona no podría provocar esos sentimientos en él. Yo… te compadezco, porque yo también me he encontrado en ese abismo, y me gustaría ayudarte, aunque fuera con esto —me senté a su lado, y lo abracé, por mucha que fuera la distancia que nos separara en tantos aspectos de la vida. Él no rechazó mi abrazo, al contrario, se aferró a mí y su llanto empeoró.
—¿Él… me extraña? Yo no quiero ser una carga para nadie, si me muestro así… sólo daré problemas.
—¿Es por eso que te alejaste de él? —sabía que no quería hacerle esa pregunta, pero la compasión que sentía en aquel momento me impulsaba a hacer y decir todas las cosas que no quería, sólo porque no teníamos ningún lazo que nos uniera en realidad además del rencor.
—Sí. Él no confía en mí, siempre me aleja disimuladamente de él, cuando yo pongo todo de mí para estar cerca de él. Me lo he tragado todo para no incomodarlo, y, aun así, él no me ve como un amigo, sólo como el tipo alegre con quien divertirse de vez en cuando. —Eso no lo sabía. De hecho, creí que Namjoon confiaba en él, por cómo lo dejó ayudarle cuando yo estaba fuera.
—Tal vez… deberías dejar de ser el tipo alegre todo el tiempo, así como lo haces conmigo, aunque tú no sientes afecto por mí, y sólo me hablas de tu sufrimiento. Yo no merezco ese tipo de confianza, pero aquí estamos, y no me voy a alejar de ti sólo por eso. Hablando las cosas con él es la única forma de solucionarlo, lo digo por la experiencia, tantos problemas que hemos tenido sólo porque él hace estupideces que cree que son lo mejor y no es así. Habla con él, no lo abandones al primer inconveniente. Sé que lo quieres, no te obligues a hacer algo que sólo te romperá más.
¿Por qué le estaba aconsejando a la persona que más quería lejos de mi pareja? ¿Por qué le estaba diciendo cómo solucionar sus problemas? La compasión me hacía una persona débil, como si verlo en aquel abismo me estuviera impulsando a hacer todo lo que había negado antes de encontrarme en esa situación.
—Quiero reparar el pasado, me arrepiento muchísimo de todo eso que pasó, y lo extrañé tanto que me atreví a volver. Pero él no me quiere en su vida, yo no soy su amigo, aunque seamos almas gemelas… estamos a kilómetros de distancia el uno del otro —suspiró.
—Él te extraña, Hoseok, quiere verte de nuevo. Si quieres ser su amigo, sigue mi consejo, no te alejes de él, no huyas de esta manera. Yo… sé cómo son las cosas con él, diez años me han llevado a conocer muchas cosas de él. Y a pesar de que él te aleje, no te quiere lejos de ti, tú sólo rompe sus barreras, confía en él para que él pueda confiar en ti. En realidad, lo ayudaste mucho cuando yo no estaba, fuiste el único amigo que él tuvo en ese momento. Él te quiere en su vida.
—¿Por qué te preocupas por mí? Nuestra relación es una mierda desde el primer día que nos vimos, y tú quisiste estar aquí, conmigo, incluso me consuelas, como nadie nunca había hecho. ¿Por qué? —me miró en medio de las lágrimas, confundido.
—Sé que nuestra relación es una mierda, y no sé cómo mejorarla. Pero estuve en una situación similar varios años atrás, en donde me quería morir, y estuve cerca de ello, sin nadie que me levantara. A excepción de Namjoon, pero él también me hacía daño, con cosas que ni siquiera él sabía. Sé lo horrible que se siente no tener a nadie, así que quiero ayudarte, como me gustaría que alguien me hubiera ayudado en el pasado.
Recordaba cómo estuve cerca de caer de aquel edificio, y la pelea que tuve con Namjoon por no haberme dejado ir, por impedirme terminar con mi sufrimiento. Ahora, estaba infinitamente agradecido con él de haberme ido a buscar y detenerme cuando estaba en el borde, frente al paisaje nocturno, creyendo que estaba completamente solo. Y la forma en que corrió y me golpeó para salvarme me marcó de por vida. ¿Qué estuviera haciendo él si yo hubiera muerto aquel día?
—Quién diría que tú también estuviste en este mierdero. —Asentí, y me atreví a acariciar su cabello, en busca de disminuir su llanto, que ya no era tan intenso.
Cuando la comida llegó, y él había dejado de llorar, me senté en mi lugar para empezar a comer. Hoseok pidió otra cerveza. Por un momento, se hizo el silencio, en el que me permití procesar lo que había pasado, y cómo fue que me atreví a hacer todo eso.
—¿Quieres mejorar nuestra relación? —Me encogí de hombros ante su pregunta.
—No lo sé, no tiene sentido guardar rencor y al mismo tiempo vernos de vez en cuando, escuchar del otro y tener un intermediario para que las cosas no sean caóticas —suspiré.
—Gracias… por ayudarme. Se sintió bien, aunque haya sido de ti —me sonrió genuinamente.
—No es nada. Lamento no ser la persona indicada para darte consuelo, pero no quise quedarme de brazos cruzados. No tenía a nadie a quien pedirle que lo hiciera.
—Está bien, no te preocupes.
A partir de aquel momento, nos dedicamos a hablar de cosas triviales, intentar conocernos un poco y hacer algo positivo juntos, que implicó un gran esfuerzo de mi parte, pero que al final, significó una verdadera mejora en mi vida, y me di cuenta de que a él le había servido más aquel momento, porque empezó a brillar, literalmente. Sus risas eran verdaderas, al igual que su sonrisa, como si pudiera ver la primera vez que experimentó alegría después de tanto tiempo en medio de la tristeza, y que yo fuera el motivo de ello, se sintió… bien. Había hecho algo bueno por él.
—Tú… no eres lo que creí que serías. No eres un tipo frío ni que da miedo, eres muy agradable, a decir verdad. Qué suerte sería tenerte de amigo, eres una persona muy valiosa. Me alegra… haber compartido este pequeño momento de tu vida, y me siento honrado de darte un buen rato. —Sus palabras me llegaron desprevenido, y me sorprendió la sinceridad con la que hablaba.
Mi mente se nubló con el recuerdo de Taehyung, él había sido lo suficientemente egoísta para no valorar mi amistad, para él no era nada de suerte, de hecho, se sentía miserable por no tener más. Si yo merecía cosas buenas, ¿por qué, el amigo que tanto apreciaba, me había hecho tanto daño? ¿Por qué me sentía tan bien con aquel extraño? Al parecer, Hoseok notó mi cambio de humor, y me miró con curiosidad y preocupación, pero antes de que pudiera saciar su curiosidad, decidí hablar.
—Lo siento, recordé a un amigo. Él… no creía que mi amistad era tan afortunada, quería más, aún sabiendo que yo estaba con Namjoon, e hizo algo horrible sólo para ver si yo podía irme con él —sonreí con tristeza, y él se quedó asombrado por mi sinceridad.
—No te preocupes. Ojalá yo tuviera un amigo como tú, apreciaría tu amistad cada día —volvió a sonreír.
—Podemos intentarlo, si quieres. —Sus ojos se abrieron más de lo normal.
—¿En serio?
—Tal vez tome un tiempo, pero sólo sucederá si vuelves y hablas con Namjoon. —Suspiró desalentado.
—Está bien —respondió inseguro.
Al yo intentar pagar, él se negó y me dio la mitad de lo que había costado todo. Yo quería evitar que gastara dinero por algo que fue mi idea, pero mi insistencia no sirvió para nada, él era demasiado humilde. Se había tomado cinco cervezas en aquel rato, tal vez era un hábito que cogió en medio de su depresión, pero me preocupaba, y temía la idea de que él se fuera solo a su casa.
—Ahora que no me dejaste invitarte, ¿al menos me dejarías llevarte a tu casa? —le pregunté al levantarme de la silla.
—Está bien.
Y nos fuimos al auto. Al verlo, Hoseok quedó sorprendido, a pesar de que no era muy lujoso. Se sentó en el asiento del copiloto, y en medio del viaje, llenamos el silencio con una agradable conversación.
—¿Tienes algo que hacer después? —le miré de reojo, en un semáforo.
—No, en realidad. Estaba pensando en qué hacer cuando llegue, aunque nada es estrictamente necesario —parecía deprimido bajo la idea de volver a su departamento. Entonces se me ocurrió una idea.
Yo tenía el plan de llevarlo a su casa, pero algo en mi cabeza decidió gastarle una broma al saber que Namjoon no había llegado aún, pero le pregunté a mi pareja si podía hacerlo y rápidamente aceptó, como era de esperarse después de lo mucho que extrañaba a su alma gemela.
El problema no era con mi pareja, era con Hoseok, en cómo iría a reaccionar cuando viera al rubio; aun así, terminé llevándolo a mi casa, y lo único que le dije al respecto lo dejó desconcertado y resignado.
—Creo… que habrá un pequeño cambio de planes, te llevaré después a tu casa, necesito hacer una parada. Espero que no te moleste —sonreí.
—Está bien.
—No creí que fueras a tomar licor un jueves. Ni siquiera yo, que estoy en vacaciones, hago eso. ¿Te volviste más tolerante al licor? —planteé una nueva conversación, para distraerlo del camino que estaba tomando yo.
—No, sigo igual de débil ante él. Me gusta tomar, es algo que me mantiene dormido en medio de mi tristeza, me apaga y me calma. Últimamente… tengo que llevar una pequeña botella al trabajo para soportar el día. Incluso intento fumar, pero prefiero el alcohol —respondió con indiferencia, mientras yo me alarmaba.
—¿Hasta en el trabajo? ¿No tienes miedo de que te encuentren con eso?
—Al principio sí, pero ahora no puedo pasar un día sin tomar, así que no me importa. —Él estaba desarrollando una adicción, algo grave.
—Te volverás alcohólico, si es que no lo eres ya. Cuídate, por favor —me preocupé.
—¿Así es que empiezan? Tiene sentido… El alcohol es mi único amigo, ¿sabes? —su voz volvía a ser apagada.
—Yo puedo ser tu amigo, pero deja el alcohol, podrían despedirte del trabajo. Por muy duro que sea… no caigas en eso. Habla conmigo cuando quieras hacerlo, pero no sigas con eso, por tu propio bien. No quieres terminar como un adicto —me acordé del padre de Namjoon.
—Lo intentaré. Gracias… por querer ser mi amigo.
—No es nada.
Sabía que estaba intentando hacer demasiado, pero estaba realmente preocupado por él. No podía permitir que se siguiera hundiendo más, no era justo para alguien tan deslumbrante como él, y odiaba ver cómo su luz se apagaba. Al ver el gran portón, su mirada se perdió, y me miró con una mezcla de angustia e ira, mientras sonreía con vergüenza e intentaba apartar la incomodidad que me invadió.
—¿Qué… hacemos en tu casa? —pareció hacer un esfuerzo muy grande en decir “tu”, como si reconocer que esa mansión era mi hogar también era algo difícil.
—Creí que te sentirías solo en tu casa, así que te traje… para prolongar la ausencia de tu soledad —aquello era verdad.
—Él vendrá, si es que no ha llegado ya, ¿no es así? —Asentí— me pregunto… si no me irá a insultar cuando me vea.
—Tú sabes que él no haría eso.
—Aun así, estoy preocupado —suspiró.
—Sólo… sigue mi consejo y estarás bien —le sonreí.
—No sé si pueda. Creí que tendría algo de tiempo para prepararme para este momento —me devolvió la sonrisa, nervioso.
—Lo siento.
—No te preocupes, creo… que está bien. Es muy rápido, eso es todo, pero puedo hacerlo, tengo que hacerlo.
Nos bajamos del auto, entramos en la mansión, y nos dedicamos a hablar con normalidad en la sala, hasta que la puerta se abrió, y apareció Namjoon.
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Don't Leave Me: KNJ x MYG ✍️
Fiksi PenggemarKim Namjoon sabía que su vida se estaba derrumbando con cada día que pasaba, desde que estaba con Hoseok lo notaba, aunque siempre tapaba sus ojos y simulaba no ver que su felicidad lo había dejado hace mucho tiempo. Cada golpe que recibía hacía que...