Es otro día habitual para mí, en el que estoy metido bajo las sábanas y el acolchado, con mi almohada encima de la cabeza, la que no para de retumbarme con intensidad.
Aún estoy con resaca de la noche anterior, cuando me desprenden con brusquedad de mi refugio, y la luz de la ventana impacta en mi rostro.
Entrecierro los ojos, tratando de adaptarme a lo que veo a mi alrededor. Distingo su figura parada a mi lado, junto a la cama, y al escuchar su voz no me cabe duda que es ella.
- Despierta. - oigo su voz firme, que me hiela la sangre. - Quiero que te duches, te pongas ropa limpia y que bajes. Te espero en la biblioteca, que tú y yo tenemos una charla pendiente.
- Arwen... - comienzo a decir, pero me interrumpo cuando clava esa mirada penetrante en mí.
- He venido aquí una vez, la segunda no será por la buenas, eso tenlo por sentado. Así que no me hagas subir de nuevo. - se dirige hacia la puerta. - Y por favor, abre las ventanas, que este lugar apesta.
Me toma un gran esfuerzo levantarme de la cama y arrastrar mis pies hasta el baño. Me desprendo de la ropa, la cuál con honestidad no recuerdo hace cuanto la llevo puesta.
Entro en la ducha y dejo que el agua de la regadera corra por encima de mi cuerpo, mientras apoyo mi frente en la pared fría de azulejo, y llevo la yema de mis dedos allí al centro de mi pecho, dónde le atraviesa una larga cicatriz. Un escalofrío me recorre por toda la columna vertebral, invadiéndome de una sensación de malestar y nauseas.
Luego de un rato, tomo el coraje para salir de la ducha, vestirme con algo limpio y bajar hacia la biblioteca.
Me detengo en seco al quedar frente a la puerta. Hace un rato que no entro allí, la última vez que lo hice él estaba conmigo, dejándome. Tantos recuerdos se encierran en ese lugar, en ese pedacito de mí que decidí compartir con él. Ahora ya no siento que sea mi lugar. De alguna forma es como si para mí los hubiera dejado a ambos ahí dentro, es dónde viven esos que pudimos haber sido.
Otra vez me invade esa sensación de como si me metieran un par de manos dentro del pecho y escarbaran dentro.
Me llevo un leve susto cuando la puerta de la biblioteca se abre de golpe, y me cruzo con esos ojos tan transparentes.
- No puedo... - consigo decir con voz ahogada.
Suspira. - Vamos a la sala. - anuncia y avanza, pasando de largo. Me doy la vuelta y la sigo.
Me siento en unos de los sofás del living, con desgano. Ella queda parada a un lado, viéndome de frente.
- ¿Y bien? - pregunto con impaciencia, ya que no habla, tan solo me observa en silencio.
- No lo sé, estoy esperando a que tú hables. - habla con una voz gélida, con la que nunca se dirigió a mí. Su semblante está serio, inexpresivo. - Quiero oír los avances del clan.
- No era necesario que vinieras hasta aquí para eso, bastaba con una llamada a Astor.
En el último tiempo fue mi hermano menor quien quedo de alguna forma "a cargo" del clan, luego de que Novak se mudará a España con su esposo, Kirian se marchará a Nueva York para quedar al frente de nuestro clan allí, luego de que nos hiciéramos de nuevo con el poder, y Kai decidiera acompañarlo, para que no se fuera solo. Y yo quedé con Astor, quien se alguna forma se transformó en una especie de muleta para mí, que me mantiene en píe.
- No quiero oírlo de Astor, sino de ti. - sentencia con voz firme. - Tú eres a quien puse a cargo de mi clan. Fue a ti a quien se lo confíe. Tuve paciencia, Izan. Te di cinco años, es mucho más de lo que le hubiera dado a cualquiera. Inclusive Cassian. Porque eres tú, y para mí siempre has sido como una extensión de mí. Pero llegué a mi limite. - hace una pausa. - Puedes que los demás vengan con esa mierda de "hay que darle su espacio", "hay que dejar que lo atraviese a su tiempo", "necesita tiempo". Pero no yo. Te voy a sacar a patadas en el trasero de donde te metiste. La autocompasión no es para gente como nosotros.
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El legado de la Mafia (Mafia Marshall V)
Romance*SPOILERS "HIJO DE LA MAFIA"* Izan Marshall ha tocado fondo, luego de perder aquello que más quería. Con el corazón roto y desmotivado cree que nada más volverá a producirle alguna clase de emoción, hasta que entra en su vida Atlas Hyun, el heredero...