Capítulo 49

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Jun

Mi hermana camina de un lado a otro de la habitación, alterada. Con sus dedos se pellizca el labio inferior, como cada vez que está nerviosa. Lo que no es usual. 

- Suni, siento que estoy entrando en un estado de hipnosis contigo yendo y viniendo. - comento, rompiendo el silencio, sentado en el borde de la cama. 

Se detiene y se gira hacia mí. - Están tardando demasiado, ¿no crees? 

- Papá no le hará nada a Atlas, ¿te olvidas que su legado depende de eso? - menciono. - Además, fueron con Jiho. 

- Es que me resulta muy extraño que haya querido ir a esa fiesta. - sigue. - Él evita esas cosas... - queda pensativa. 

- Tal vez está en busca de aliados... - comento. - Después de todo quiere acabar con el clan Marshall, y ellos son el mejor clan. 

- No, no es eso. No confía en nadie como para formar una alianza. Sin mencionar que siente desprecio por todas las personas. - dice. - No nos dejó ir, porque sabe que Atlas se serena cuando estamos juntos. Papá quiso quedar a solas, con él de alguna desprotegido. Tengo... tengo la sensación de que duda de Atlas, y que lo quiere agarrar con las manos en la masa. 

- ¿Por qué va a dudar? - pregunto extrañado. - Atlas le dijo que los Marshall se creyeron todo el cuento, e incluso le dio datos falsos de cómo funciona el clan.   

Suni lanza un suspiro pesado y se sienta a mi lado. Apoya su cabeza en mi hombro. Tomo una de sus manos y la envuelvo con las mías. 

- Estoy tan cansada... - susurra, cerrando sus ojos. 

- ¿Por qué no vas a dormir un rato? Iré a despertarte cuando Jiho me avise que están volviendo. 

- No es cansada de sueño, hermanito. - habla en voz baja. - Podría dormir 10 horas, y aún sentir que la cabeza no me da más. 

- Solo hay que sostener esto un poco más, ya se va a acabar. 

Levanta la cabeza y me mira en silencio por un momento. Me dedica una leve sonrisa, de esas que si tengo que contar cuantas veces se las he visto, solo necesitaría una mano. 

Apoya su mano en mi cabeza. - ¿Cuando te volviste tan grande y sabio? 

Se me escapa una carcajada. - Ay muérdeme. - me quejo con fastidio. Lanzo un gritito cuando me pellizca el brazo. Me llevo la mano allí donde duele. - ¡SUNI! - me quejo. 

Ríe. - Lo decía enserio. - sentencia. - Te volviste el más inteligente de los tres. 

- Oh que va, al fin tengo una cualidad. - bromeo. 

Ella me observa seria. - Eres el mejor de nosotros. - dice firme. - No le des a él el gusto de pensar lo contario. 

- No te pongas sentimental, que me estás asustando. 

Pone los ojos en blanco. - Luego se quejan de que soy un bloque de hielo. 

- Si, pero eres nuestro bloque de hielo. 

Quedamos en silencio. No necesito estar dentro de su cabeza para saber que la tiene abarrotada de pensamientos. Es igual a Atlas en ese sentido. Su mente va más rápido que la vida. 

- Solo espero que Izan no esté en esa fiesta... - susurra. - No sé qué tanto podrá mantener Atlas la fachada si lo vuelve a ver. Ya no más como lo dejo luego de que salió de la casa, después de decirle todo aquello. 

- No hay mayor motivación para él que defender a las personas que ama. - digo. - Eso es lo que le da la fuerza. 

- Sabes... una... una pequeña parte de mí, en un momento llegó a temer que... que Atlas en un futuro llegará a parecerse a nuestro padre... 

El legado de la Mafia (Mafia Marshall V)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora