Capítulo 30

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- ¿Cómo te sientes, Izan? - pregunta el doctor Kaur, mientras estoy acostado en la cama de la habitación privada, en el hospital. 

Está mañana, luego de entrenar, como normalmente lo hacemos con Atlas, comencé a sentir un fuerte dolor en el pecho. Enseguida entre en pánico, porque me recordó a aquella vez en la que pensé que me moría. 

Me di una cachetada mental y me serene. Entrar en pánico solo iba a servir para alterarme más. Tan solo tenía que hacer los ejercicios de respiración y mantenerme calmo.

No tarde en llamar a uno de los choferes y pedirle que me trajera al hospital, dónde el médico que me atiende desde hace años tiene su consultorio. Por suerte Atlas había salido con su gente, y los demás estaban en la morada, con asuntos del clan. 

Lo que menos quiero es que vuelvan a preocuparse y crean que he retrocedido. No voy a tolerar que me traten otra vez como si fuera un jarrón de porcelana lleno de grietas, que con un leve roce que va a resquebrajar por completo. 

- Pues tengo que admitir que bastante bien, teniendo en cuenta que hace un rato atrás creí que estaba a punto de sufrir un infarto. - respondo. - Y en el sentido literal de la expresión. 

- Si que te has asustado, ¿eh? - comenta divertido. - Pero puedes estar tranquilo que estás bien alejado de eso. 

- ¿Ah si? - pregunto con sorpresa. 

- Si, ya que estabas aquí ordene que te hicieran varias pruebas medicas en general, para así ver que tal estas. Y déjame decirte que desde que eres paciente mío, es la primera vez que te veo tan bien. - comenta, mirando la planilla que tiene en sus manos. - Has dejado el tabaco, el alcohol, entrenas diariamente, duermes las horas adecuadas y te alimentas bien. Y por supuesto, tomas tú medicación. - me mira. - Si estuviéramos en la escuela te pondría una estrella dorada en la frente. 

Se me escapa una risa. - Ahora soy su paciente modelo. 

- Y solo te tomo unos... ¿20 años? 

- Mejor tarde que nunca, ¿no? - inquiero divertido. 

Ríe. - Aún así dejare la indicación que te quedes a pasar la noche aquí. Está todo muy bien, pero me gustaría seguir monitoreando como reaccionas a la medicación. ¿Te parece? 

- Claro, no hay problema.  

- Y recuerda que debes darme el número de tú contacto de emergencia, para llamar y que vengan a buscarte. - menciona dirigiéndose hacia la puerta. 

- En dos semanas cumplo 40 años y alguien debe venir a por mi, sino no me dejan salir. Estupendo. 

- Políticas del hospital, Izan. - me dedica una sonrisa. - Sigue así... mi paciente estrella. 

Cuando la enferma entró para pedirme el número de mi contacto y para así avisarle, le di el de Atlas. Él es el unico que no va a hacer un drama al respecto, y me va a tratar con normalidad. 

Por lo que es el unico al que quiero ver en estos momentos. 

Estoy mirando la televisión, cuando la puerta de la habitación se abre de golpe, y entra Atlas con ímpetu, bastante alterado. Noto el terror en su mirada, cuando sus ojos observan toda la habitación, y también el alivio en ellos al encontrar los míos.

Lanza un suspiro por lo bajo y se acerca. 

- ¿Qué te sucedió? - pregunta con voz temblorosa que intenta ocular usando un tono firme. - ¿Estás bien?

- Si, tranquilo. - respondo. - No ha sido nada, solo algo de la medicación nueva que el doctor está probando. 

- ¿¡Nada!? - exclama molesto, frunciendo el ceño. - ¡No me vengas con eso!

El legado de la Mafia (Mafia Marshall V)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora